miércoles, 13 de noviembre de 2013

Establece el gobierno estadunidense nuevas reglas para envíos monetarios

Establece el gobierno estadunidense nuevas reglas para envíos monetarios
Ciro Pérez
 
Periódico La Jornada
Miércoles 13 de noviembre de 2013, p. 19
A partir del próximo lunes, el gobierno de Estados Unidos aplicará nuevas regulaciones al envío de remesas que protegen estas transacciones de lavado de dinero y fraudes. Garantizan además el acceso a los usuarios de información sobre tasa de cambio, tarifas e impuestos que se aplican a sus transferencias, así como la cantidad exacta que será recibida por los beneficiarios. Estos cambios los impone la Oficina para la Protección Financiera del Consumidor (CFPB, por sus siglas en inglés).
Se prevé que a finales de 2013 México ocupe el cuarto lugar como receptor de remesas en el mundo, rebasando los 22 mil 438 millones de dólares que los mexicanos recibieron del exterior en 2012.
El principal objetivo de las nuevas medidas, informó la CFPB, será ofrecer más información y protección a los usuarios de los servicios de transferencias internacionales de dinero. Las nuevas reglas son candados a las empresas de transferencias de fondos y a la participación del narcotráfico o el crimen organizado para el envío de fondos ilegales.
La información es gratuita y de no estar satisfechos con la transacción, los consumidores tendrán hasta 30 minutos para cancelar la transferencia sin costo.
Además, si algún usuario comete un error en la transferencia de remesas y lo informa a tiempo, la empresa está obligada a investigar el problema y notificar al consumidor de los resultados de la investigación en 90 días. De proceder, el consumidor obtendría un rembolso o puede optar por enviar nuevamente dicha transferencia.
De acuerdo con la CFPB, estas modificaciones responden a la necesidad que tienen en su mayoría usuarios extranjeros que requieren enviar a sus respectivos países o a un tercero diversas cantidades de efectivo.
En el caso de México, la mayor parte de estas transferencias provienen de trabajadores del campo o del área de servicios, muchos de ellos sin conocimiento pleno del idioma inglés, lo que les dificulta exigir un buen servicio o reclamar cuando se sienten engañados