lunes, 4 de noviembre de 2013

Riesgo de parálisis operativa durante el interinato en el IFE

Riesgo de parálisis operativa durante el interinato en el IFE
El Consejo General determinará cómo cumple la encomienda legal
Foto
Sesión ordinaria del Consejo General del IFE, el pasado 31 de octubreFoto Marco Peláez
Alonso Urrutia
 
Periódico La Jornada
Lunes 4 de noviembre de 2013, p. 15
En el comienzo de un segundo interinato en el Instituto Federal Electoral (IFE), debido a las indefiniciones de los partidos políticos, el riesgo de parálisis es el factor común. Si a finales de 2007 y principios de 2008 este factor dependía de la acentuada división de los consejeros, herencia de la gestión de Luis Carlos Ugalde, en esta ocasión el reducido número de integrantes podría detener el funcionamiento de las comisiones.
Con la incertidumbre de cuánto tiempo se prolongará este periodo, la interpretación jurídica que se ha dado amplía al máximo posible la ley sólo respetando dos disposiciones: las comisiones funcionarán con tres consejeros, y el presidente del instituto no podrá formar parte de ninguna de ellas.
La situación ha llevado a obviar otras disposiciones establecidas en el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) y en el reglamento de comisiones del propio IFE que establece que los consejeros no podrán integrar más de dos comisiones y presidirán sólo una.
Restricciones reglamentarias
El proyecto de acuerdo aprobado por el IFE asumió la condición de incumplir la ley en sus términos:
Que resulta materialmente imposible la integración de las comisiones permanentes en los términos que refiere el artículo 116 del Cofipe, y que los actuales consejeros sólo participen hasta en dos de ellas. Por ello es necesario que, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 3, el Consejo General realice un análisis funcional de dicho ordenamiento para determinar la forma en que puede cumplir con la función constitucional que tiene encomendada.
Por ello es que María Marván, Marco Antonio Baños y Lorenzo Córdova integran las ocho comisiones básicas (Organización Electoral, Capacitación, Servicio Profesional Electoral, Prerrogativas (y el Comité de Radio y Televisión), Registro Federal de Electores, Quejas y Denuncias, Órgano Garante de Transparencia y la especial para el Presupuesto 2014). Lo que implica participar entre dos y tres cada uno.
Se hicieron adecuaciones, aunque insuficientes, pues otras disposiciones creadas por el IFE para mantener en operación comisiones clave, como la de Quejas y Denuncias, donde en tiempos de bonanza, cuando había ocho consejeros, se determinó crear un orden de prelación para conformar el quórum, en caso de ausencia para decisiones urgentes, como adoptar medidas cautelares. Ya ocurrió el caso de la ausencia de un consejero, que motivó un empate y que debió resolverse en el Consejo General.
Ahora no podría aplicarse, pues el único consejero que no integraría estaría imposibilitado de participar en la comisión, por ser el consejero presidente. La situación se complica por un eventual empate en la comisión de Quejas, podría reproducirse en el Consejo General por ser sólo cuatro miembros.
El arreglo alcanzado no da margen: cualquier ausencia en comisiones prácticamente imposibilitaría su funcionamiento. Las complicaciones operativas en los próximos días tiene en su haber el consenso de los consejeros del IFE para mantenerlo en operación y el establecimiento de una presidencia rotativa como eje de funcionamiento.
A diferencia de este interinato, el ocurrido entre el 17 de diciembre de 2007 y el 8 de febrero de 2008, tras la intempestiva renuncia de Ugalde, cuando ya era un hecho que sería removido, a consecuencia de su gestión y la falta total de confianza de la izquierda a su presidencia.
En ese entonces, la división de consejeros fue lo que puso en riesgo la operación. Partidos exactamente por la mitad, entre cuatro opositores consistentes a Ugalde y cuatro incondicionales, debieron elegir a Andrés Albo. Sólo la declinación de Virgilio Andrade a disputar el cargo permitió la elección.
Desde que se designó a Albo, la entonces consejera Lourdes López advirtió sobre la profunda división que permeaba: Ugalde, antes de irse, mantuvo el trato preferencial con sus afines, les brindó información, manipuló los tiempos y la difusión de su renuncia. Y añadió que hemos sido responsables del daño hecho a la institución con nuestra forma de conducirnos en la integración colegiada