martes, 8 de mayo de 2007

Presencia de VIH resistente en recién nacidos

Pese a los avances en la prevención de la transmisión vertical, todavía se dan casos de bebés que nacen con VIH en los países con acceso a tratamientos.
Eso suele ocurrir porque las madres no han recibido terapia antirretroviral durante el embarazo o ésta no ha funcionado o bien ha fallado la profilaxis administrada al bebé durante las primeras semanas: tras el parto, los recién nacidos reciben como prevención complementaria un curso corto de antirretrovirales con el objetivo de que en caso de que se haya producido alguna exposición al VIH, éste no acabe por cronificarse. Hasta ahora, apenas se ha estudiado hasta qué punto el VIH resistente a los antirretrovirales adquirido bien por transmisión materno-infantil (TMI) o bien por el fracaso de la profilaxis está presente en los reservorios virales y limita el tratamiento antirretroviral en recién nacidos.
Deborah Persaud, de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore (EE UU), ha estado al frente del equipo del estudio PACTG P1030, en el que se ha evaluado la presencia, tipo y persistencia de VIH resistente a los medicamentos en muestras de plasma obtenidas antes del inicio del tratamiento y en células T CD4+ quiescentes de niños nacidos en EE UU. Los datos se incluyen en un informe publicado en el número del 15 de mayo del Journal of Infectious Diseases.
El estudio inscribió de modo consecutivo a un total de 22 recién nacidos con VIH que tenían una edad mediana de 9,7 semanas y que siguieron terapia durante un periodo de hasta 96 semanas. De los 21 niños analizados, cinco (23,8%) tenían un VIH resistente a fármacos, y en cuatro (80%) de esos casos lo era por mutaciones sólo relacionadas con los no nucleósidos (ITINN). De estos últimos niños sólo uno contaba con un historial de haber tomado nevirapina como parte de la profilaxis tras el parto. Estos cuatro bebés tenían variantes de resistencia a los ITINN que no eran K103N, la mutación clásica de los no nucleósidos. El quinto niño tenía un virus con la mutación M184V, que confiere resistencia a algunos nucleósidos.
En los cinco casos, se pudo detectar que el virus resistente a los fármacos había quedado albergado en las células CD4 quiescentes, que actúan como reservorio viral en las etapas tempranas de la infección, y en las que el VIH persiste por años con capacidad para replicarse, incluso en ausencia de la presión de los fármacos (por ejemplo, cuando el régimen combinado no incluye los antirretrovirales a los que el VIH es resistente).
Este hecho, concluyen los autores, sugiere que la infección primaria por VIH resistente a los medicamentos se da en una proporción significativa de recién nacidos, por lo que debería considerarse realizar una prueba de resistencia genotípica durante los primeros meses de vida del bebé, muy en particular si se está pensando en administrarle una combinación que incluya ITINN