lunes, 17 de septiembre de 2007

ASTILLERO

Ausentismo negociado
Tres al hilo: Informe, gasolina y Grito
Lo electoral, en riesgo; lo fiscal, firme
El 15, resistencia de usar y desechar
Todo ha sido negociado: la salida “digna” de los diputados federales para que Felipe Calderón pudiera entregar sonriente y en paz su primer Informe de gobierno; la ínfima “protesta” discursiva y simbólica en San Lázaro para permitir la aprobación del gasolinazo dosificado, y la cesión “magnánima” del Zócalo para que desde el balcón central de Palacio se pudiera dar un Grito sin crispación escenográfica.
El ausentismo como forma sesgada de cumplir con pactos en lo oscurito: no apruebo lo que haces ni lo reconozco, pero ya no protesto con la misma fuerza y, en el momento oportuno, haré un descafeinado mutis que deje el escenario, el discurso y la fuerza mediática totalmente a disposición del adversario presuntamente combatido.
Declinación anunciada desde el congreso perredista, en que el gran perdedor fue Andrés Manuel López Obrador y triunfadora la corriente colaboracionista Nueva Izquierda (con el flirteo explícito del acuerdo de última hora para aprobar un futuro “diálogo entre poderes”). Ganancias programadas para Felipe Calderón desde que Ruth Zavaleta, perteneciente al grupo de los chuchos, comenzó a reconocer el carácter constitucional del ocupante de Los Pinos y se avino a conducir las sesiones de la Cámara de Diputados con aplaudidos aires de ecuanimidad restauradora de institucionalidades en entredicho. Y luego las tres veces seguidas en que antes de que cante el gallo ha sido negada la verdad diocesana de la resistencia civil pacífica: el Informe, el gasolinazo y el Grito. Récord perfecto: tres de tres.
¿Negociar a cambio de qué? Esencialmente, de una reforma electoral en riesgo de convertirse en lamentable chamaqueada para esa izquierda bien portada si los congresos estatales son usados por los golpistas electrónicos (radio y televisión) para descarrilar los acuerdos de senadores y diputados federales para que, ¡lástima, Margarito!, no puedan ser aprobados por la mitad más uno de las cámaras locales, manejadas por gobernadores que querrían acabar negociando con los patroncitos del duopolio lo conducente para frenar lo nacional en lo regional.
Enrique Peña Nieto acaudilla las maniobras para que diputados locales de todo el país impidan la consumación de las modificaciones constitucionales del caso. El PRD, y quienes del FAP le siguieron, habrían cumplido puntualmente su parte en los guiones pactados, pero ahora se han quedado con una reforma electoral en veremos y con una reforma fiscal que le dará muchísimo dinero extra al gobierno federal y a sus aliados, como el propio Peña Nieto, quien ha tenido reuniones muy amistosas con el vicepresidente Juan Camilo Mouriño, y se lo reducirá a los gobiernos incómodos, como el de Marcelo Ebrard.
Es cierto que negociar está en la esencia de la política, pero es muy probable que este sábado se hayan rebasado los límites que la prudencia y la ética imponen a toda manipulación política. Hasta ahora los actores de las tramas convenidas habían sido los especialistas en la simulación, es decir, los diputados, senadores y dirigentes partidistas, que buenos estipendios reciben por sus colaboraciones escénicas. Pero este fin de semana se convocó a los ciudadanos en resistencia a un acto peligroso que desde un principio apuntaba a ser inscrito en la nómina de las negociaciones de cúpula: la ausencia de Andrés Manuel López Obrador daba cuenta de que no se estaba empujando con toda fuerza (el tabasqueño estuvo en una comunidad oaxaqueña), pero aun así hubo un número muy importante de mexicanos que corrieron riesgos y derrocharon valentía para instalarse en la Plaza de la Constitución y enfrentar las agresiones sónicas de un felipismo necesitado de dar el Grito, aunque sólo fuese para efectos de transmisiones televisivas, parapetado tras barreras de bocinas que le construyesen una realidad virtual enfrentando a fuerza de volumen las protestas de una plaza dominada por seguidores de López Obrador.
Esos ciudadanos que decidieron ignorar rumores que anunciaban violencia, que vieron en distintos puntos del Zócalo los emplazamientos provocadores de militares vestidos de civil y que resistieron el golpeteo auditivo y la provocación de los grupos musicales convocantes de pasiones primarias, de pronto se encontraron con que su masiva participación quedaría trunca y en algunos casos al garete, pues, tal como se temía desde muchas horas antes, el Grito también entraría en el paquete de las negociaciones pacificadoras que presuntamente darán nueva imagen (moderna, civilizada, de buenos entendimientos) a la izquierda y que, en el fondo, han permitido a Calderón instalarse en los foros oficiales y en las ceremonias protocolarias como nunca lo habría soñado.
Hasta ahora López Obrador ha guardado silencio o, incluso, ha felicitado a los actores de las entregas concertadas (recuérdese que felicitó y encomió a los diputados por la claudicación de San Lázaro el día del Informe). Ya van tres al hilo. Si ha cambiado el escenario, y la estrategia es otra, será necesario decirlo, explicarlo, fundamentarlo. El pueblo no es tonto, ha dicho una y otra vez el ex candidato presidencial. Ese pueblo no se traga las historias de las coincidencias desafortunadas. Ha habido negociación y de ello no se ha informado. Incluso, a causa de ello se ha expuesto a la gente a riesgos de violencia. Ya por último, este tecleador invita a sus abonados a leer lo escrito aquí antes y después del Informe, en las entregas denominadas “Normalidad democrática” (viernes 31 de agosto) y “¿Nuevo ciclo?” (lunes 3 de septiembre); en dichos textos hay apuntes de una nueva realidad o, como dirían los clásicos, de una nueva correlación de fuerzas. Las cosas han cambiado, pero hay que decirlo y, sobre todo, hay que respetar a la gente y no arriesgarla ni engañarla. ¡Hasta mañana, en esta columna que se entera de viejas andanzas del intelectual de derecha Chespirito en academias colombianas!

En Defensa del Agua, Primera Parte: Guerras del Agua en Bolivia


QUE POCA MADRE


Vergonzoso, que Calderón haya dado el Grito con un cerco militar: AMLO



Fue un contraste en el que se evidenció la existencia de dos Méxicos, señala
Vergonzoso, que Calderón haya dado el Grito con un cerco militar: AMLO
Ciro Pérez Silva (Enviado)


Rosario Ibarra de Piedra acompañó en su recorrido a Andrés Manuel López Obrador Foto: La Jornada
San Juan Bautista Cuicatlán, Oax., 16 de septiembre. En el Grito de Independencia en el Zócalo capitalino quedó claro que hay dos Méxicos, “el del pelele Calderón, rodeado de militares, y el de las mujeres y hombres libres que quieren un verdadero cambio en el país”, enfatizó aquí Andrés Manuel López Obrador, quien advirtió que “si nos quitaron la Presidencia, no nos van a quitar el derecho a la esperanza”.
López Obrador destacó que esta división que se dio en la plancha del Zócalo obedece a la presencia de un “gobierno usurpador” que tiene bajo su mando un “aparato burocrático, pero que no cuenta con el apoyo del pueblo”; un gobierno, dijo, sostenido por un aparato de fuerza y por los medios de comunicación, “principalmente por la televisión”.
Calificó de “vergonzoso” que haya tenido que darse el Grito de Independencia en la ciudad de México en medio de un cerco militar: “ya sólo falta que el pelele Calderón acuda a sus actos dentro de un tanque de guerra”, ironizó.
López Obrador cumplió aquí con la visita número 800 al mismo número de municipios del país, y lo hizo acompañado en esta ocasión de la senadora Rosario Ibarra de Piedra, quien tuvo a su cargo la arenga del 15 de septiembre en la otra mitad del Zócalo, “la que le dio la espalda a Palacio Nacional”, y del también senador Gabino Cué Monteagudo, quienes acompañaron al tabasqueño en una visita que le hizo en la cárcel ubicada en este municipio a Flavio Sosa, líder de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxcaca (APPO).
Luego del encuentro de apenas 15 minutos, López Obrador explicó que ambos senadores impulsan las negociaciones para que el juicio de Sosa se lleve a cabo en el marco que establece la ley.
Lamentó que los jueces hubiesen tergiversado las pruebas y frenado el proceso “de un luchador social, hoy un preso político, que no merece estar encarcelado; es ridículo lo que están haciendo las autoridades, y condenable lo que promovió el gobernador ladrón y autoritario, Ulises Ruiz, que hizo gala de su fama de represor y corrupto con el apoyo del pelele Calderón”.
Sostuvo que esta connivencia con Calderón es parte de los acuerdos a los que llegó el “gobierno usurpador con el PRI para asegurarse, a cambio de dar protección a Ulises Ruiz y al gobernador de Puebla, Mario Marín, el apoyo del tricolor a sus reformas legislativas, como se demostró en la aprobación del aumento a las gasolinas y todo tipo de enjuagues”.
López Obrador insistió en condenar la actitud de los jueces y la corrupción en la aplicación de la justicia en México, que sirve “para defender al poderoso, condenar a quien no tiene recursos para comprar su inocencia y castigar al inocente, al que lucha en favor del pueblo”.
El político tabasqueño comentó que Flavio Sosa se encuentra de buen ánimo, “porque sabe que éstas son situaciones a las que se debe enfrentar una persona que, como él, trabaja en favor de los mexicanos”.
En el cuarto día de gira por Oaxaca, López Obrador se reunió con los mixtecos de Santa María Texcatitlán, ante quienes mencionó la “aberrante conducta” de Felipe Calderón, “quien no logra legitimarse y tuvo que recurrir a cinco mil militares y a dividir con vallas el Zócalo de la ciudad de México para conmemorar un año más del inicio de la gesta de Independencia”. Fue un contraste, dijo, en el que se evidenció la existencia de dos Méxicos.
A los indígenas de la región de La Cañada les dijo que de este movimiento que encabeza y que lo ha llevado a visitar ya 800 municipios depende que se pueda sacar al país de la pobreza y la marginación.
Reiteró que es indispensable un cambio de fondo, porque no es posible continuar con la misma política económica que abandona a los productores del campo y lastima la economía de todos los mexicanos; volvió a mencionar a aquellos que “se dejaron engañar” en la pasada elección y votaron “por la palabra de un vil mentiroso como es el pelele Calderón”, y aseveró que esta lucha no es sólo por los mexicanos de hoy, sino por los que vienen detrás.
López Obrador continuará las próximas dos semanas una serie de visitas a diversos municipios de Puebla, así como con la promoción del empadronamiento de simpatizantes del “gobierno legítimo”, de los cuales se han credencializado poco más de un millón 600 mil en apenas seis meses de una meta establecida por el propio ex candidato pesidencial de cinco millones de afiliados, pues, según dijo, “ellos nos robaron la Presidencia de la República porque son unos ladrones, pero también porque nos faltaba organización y por eso la estamos haciendo desde ahora, con tiempo”.

Militariza Calderón a sus hijos para el desfile



Los pequeños portaron uniformes, gorras e inclusive insignias
Militariza Calderón a sus hijos para el desfile
Reaparecen aeronaves y se presentan las Fuerzas de Apoyo Federal
Jesús Aranda y Claudia Herrera


El presidente Felipe Calderón pasa revista a las tropas participantes en la parada militar. En la gráfica aparece acompañado por los titulares de la Defensa, Guillermo Galván, y de Marina, Mariano Francisco Saynez Foto: María Luisa Severiano
La reaparición de las aeronaves militares en el cielo del valle de México, la demostración de fuerza en el plancha del Zócalo capitalino, con el despliegue de paracaidistas de elite; la presentación oficial de las Fuerzas de Apoyo Federal, creadas en la presente administración para combatir al crimen organizado, y la “desaparición” de los “contingentes históricos”, caracterizaron ayer el desfile conmemorativo del inicio de la guerra de Independencia.
El presidente Felipe Calderón también imprimió un toque personal al acto, al presentar a sus pequeños hijos, Juan Pablo y Luis Felipe, vestidos con uniforme militar, con todo e insignias que asemejaban los grados de mayor y teniente coronel, respectivamente.
Ataviados con gorra castrense (el mayor con dos estrellas y el menor con una), los pequeños imitaban a su padre cuando éste levantaba la mano a la altura de la cabeza para saludar desde el balcón central de Palacio Nacional a los contingentes de soldados y marinos. El titular del Ejecutivo federal estuvo acompañado por su esposa, Margarita Zavala; por el general secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván; por Mariano Francisco Saynez Mendoza, almirante secretario de Marina; el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Guillermo Ortiz Mayagoitia, y el presidente del Senado, Santiago Creel.
A los niños Calderón les quedaba bien el traje; se lo hicieron a la medida en la Secretaría de la Defensa Nacional, comentó un militar, quien sin embargo reconoció que había sido un “exceso” que los pequeños portaran insignias. Aunque “sabemos –justificó– que el Presidente lo hizo por la alta estima que le tiene a las fuerzas armadas”.
Además de los miembros del gabinete presidencial, diplomáticos e invitados especiales, estuvieron los hermanos de la esposa del Presidente, entre ellos Juan Ignacio e Hildebrando Zavala, este último acusado por Andrés Manuel López Obrador de haberse enriquecido con contratos gubernamentales cuando Calderón era secretario de Energía.
Cuando arribó Felipe Calderón al Zócalo, miles de militares ya ocupaban la parte central de la plaza; acto seguido, subió a un vehículo Hummer y, acompañado por los titulares de Defensa y de Marina, pasó revista a soldados y marinos presentes.
Tan pronto ocupó su lugar el Ejecutivo federal en el balcón central, hizo su aparición una escuadra de aviones supersónicos F/5, los cuales, al igual que el resto de las 68 aeronaves y helicópteros de la Fuerza Aérea y 12 más de la Armada de México, pasaron en formación hasta en tres ocasiones sobre el centro de la ciudad de México. Después del accidente aéreo de 1995, cuando cuatro aviones militares chocaron en el aire y se desplomaron por el rumbo de Cuajimalpa, con un saldo de seis muertos, las aeronaves sólo habían desfilado en 2001, el primer año del sexenio de Vicente Fox.
En esta ocasión, por primera vez, las tropas especiales del Ejército hicieron una demostración en el corazón del país. De entrada, aparecieron 12 paracaidistas que saltaron desde un helicóptero a la plancha de la Plaza de la Constitución. Después, dos helicópteros Blackhawk Sikorsky artillados sobrevolaron a unos metros de altura y bajaron militares camuflados para llevar a cabo un simulacro de “infiltración de soga rápida”.
Ambas maniobras fueron recibidas con aplausos por las personas que ocupaban las gradas o que permanecían de pie en espera de poder acercarse a la plancha, una vez que fueran retiradas las vallas de seguridad.
El comandante de la columna del desfile, general de división Tomás Angeles Dauahare, estuvo acompañado por un vicealmirante de la Armada y un general de ala de la Fuerza Aérea, como muestra de la nueva relación de cooperación que hay entre las fuerzas armadas.
Sin embargo, trascendió que en la demostración de las fuerzas especiales participaron únicamente elementos del Ejército y la Fuerza Aérea.
El desfile formal se inició por tierra, mientras por aire pasaban continuamente aviones y helicópteros. Así, hicieron su presentación oficial los integrantes de las Fuerzas de Apoyo Federal, vestidos con un uniforme café y con sus vehículos pintados de igual color.
Este agrupamiento fue creado oficialmente el 10 de mayo pasado y tiene como misión principal coadyuvar en el combate a la delincuencia organizada en “aquellos actos que atenten contra la seguridad nacional, y en la restauración del orden”. El grupo depende de la Sedena, pero actúa bajo las órdenes del Presidente y “a solicitud expresa, fundada y motivada de las autoridades civiles a quienes preste apoyo”.
Siguieron las fuerzas especiales, las cuales, de acuerdo con el guión de la transmisión televisiva, han participado “de manera destacadísima y con una eficacia sorprendente” en las 21 operaciones que ha llevado el Ejército en contra de la delincuencia organizada en lo que va de este gobierno.
Después de que pasaron los agrupamientos motorizados tocó el turno a los planteles de las escuelas militares y navales; también desfilaron vehículos Ural y fuerzas de la Armada de México.
El desfile empezó poco después de las 10 de la mañana y terminó una hora 39 minutos después con el paso de 120 charros y sus cabalgaduras. Quedaron fuera los llamados “destacamentos históricos”, como los zacapoaxtlas y cuerudos de Michoacán. Participaron 18 mil 147 elementos en total, más 98 piezas de artillería, 557 vehículos, 55 caballos y 12 canes.

INVITACION


CORTONES DE LA JORNADA



Es un honor estar con la resistencia civil pacífica

El día sábado 15 de septiembre a las 23 horas hubo un PELELE ALERT. Como cada vez que el presidente usurpador tiene la intención de llegar al Palacio Nacional, la resistencia civil pacífica estuvo presente para intentar impedirlo y recordarle a él y a todos los que desean que olvidemos, que para quienes se robaron la presidencia no habrá ni perdón ni olvido.

En una de las concentraciones más importantes de integrantes de comités, asociaciones y ciudadanos libres miembros de la resistencia civil pacífica que se hayan llevado a cabo, se volvió a demostrar que el verdadero poder está en manos de los ciudadanos y no en los dirigentes ni aspirantes a dirigente de los partidos políticos.

La resistencia es capaz de muchas cosas y lo ha demostrado. Lo efectuado el día 2 de septiembre es una clara muestra de la organización, disciplina y autonomía con la que puede actuar.

Ayer también lo demostró. Incluso bajo el "fuego amigo" de cuestionables decisiones estratégicas. El propósito de la resistencia civil pacífica ese día era claro y único: hacer lo posible para que el presidente espurio no pudiera dar el tradicional "grito" de independencia en el Palacio Nacional.

En una evidente demostración de que la supuesta "docena de perredistas simpatizantes del tabasqueño aquel" es realmente una molestia grande para el gobierno usurpador, este se vio obligado por las anteriores acciones de la resistencia civil pacífica a rellenar el área del Zócalo con varios miles de elementos militares de todos las clases, colores, uniformes y armamentos; hizo desplegar kilómetros de vallas metálicas e instalar docenas de arcos detectores de metal en los retenes que rodeaban la plancha del zócalo capitalino desde varias cuadras antes de llegar. Todo esto violando muchas y claras disposiciones constitucionales, sin importarle limitar garantías civiles básicas.

Contrató un potentísimo equipo de sonido, trajo a populares grupos musicales que inutilmente intentaron hacer que la multitud reunida ante ellos coreara la letra de sus canciones, en vez que una gigantesca garganta se uniera en cada pausa del infernal ruidero para clavar, certera sus gritos de "¡Obrador, Obrador, Obrador!".

Es decir, absolutamente todo el absurdo y ridículo despliegue militar fue gracias a que la resistencia civil pacífica sigue viva, se prepara y perfecciona cada vez más.

Pero a la resistencia civil pacífica no le gusta que la utilicen.

Si la decisión era la de abandonar el Zócalo capitalino antes del "grito" del presidente usurpador, ¿por qué se hizo que la resistencia civil pacífica "defendiera" desde días antes la plaza del Zócalo como si eso fuera importante? ¿Se seguía un guión? ¿Se creaba artificialmente expectativa para el cursi, ridículo acto llamado "grito de los libres", en el que personas de amplia solvencia ética se vieron involucradas? Esto se vio claramente durante dos incidentes que sucedieron durante la madrugada.

El primero aconteció cuando un camión militar, como sucedió repetidamente durante el amanecer y la mañana, intentó inexplicablemente acceder a Palacio Nacional por la calle frente a la Catedral, via que estaba cerrada por el enorme templete para el espectáculo musical organizado por el gobierno espurio. Aparentemente varios en el campamento interpretaron esto como un acto de provocación y comenzaron a jalonear las vallas metálicas del EMP y GDF y a voltear y dañar las graderías metálicas instaladas frente al Sagrario. La resistencia civil pacífica salió de inmediato para observar que en realidad se trataba de gente al servicio del PRD-DF quienes arrastraban sobre las calle las vallas y gradas, provocando la alarma entre el campamento, la PFP y el EMP. Cuando algunos miembros de la resistencia civil pacífica advirtieron lo absurdo e innecesariamente peligroso de la acción inquirieron a los miembros de "Flor y Canto" y del PRD-DF, quienes defendieron a los que resultaron los auténticos provocadores. Esto ocasionó gran disgusto entre muchas de las organizaciones de la resistencia civil pacífica.

El segundo. Para los que sí estábamos ahí, a diferencia de Jaime Avilés, fue evidente que la "intervención" durante la madrugada de los granaderos de la PFP alrededor de las grúas con los altoparlantes del GDF fue un acto de provocación sin sentido. Una puesta en escena. La resistencia civil pacífica tuvo que replegar a algunos de sus miembros que habían sido claramente incitados por las huestes del PRD-DF y de "Flor y Canto" a confrontar violentamente a los granaderos federales. Por otro lado, la supuesta intención de tomar el templete de "Flor y Canto" por parte de la PFP no sucedió como lo narra Avilés en La Jornada. De hecho nunca sucedió, pero sirvió de pretexto para que integrantes de "Flor y Canto" rodearan la estructura y les tomaran fotografías.

Personal de la SSP-DF me comentaba extrañado que sabían que no costaba más que "un par telefonazos" de los miembros del PRD-DF ahí presentes a Ebrard o a su gente para que se girasen instrucciones que nulificara cualquier acción que se intentara por parte de las fuerzas federales, lo cual ocurrió minutos después, cuando los miembros de la resistencia civil pacífica ya se habían alejado, comprendiendo que se trataba tan sólo de un acto de provocación, dejando a los granaderos de la PFP rodeando solitarios las inmensas grúas con los altoparlantes. Cientos de granaderos de la SSP del GDF fueron desplegados para proteger y resguardar el campamento. Repito ¿era necesario entonces tener a la resistencia civil pacífica velando por el zócalo o era una estrategia para cansar y agotar a todos y hacerle publicidad a la farsa organizada el PRD-DF en complicidad con "Flor y Canto"?

En todo caso, se hubieran quedado las huestes del PRD capitalino y de los "fresas y cursis" guardando por cada centímetro de Zócalo desde el 14 mientras la resistencia civil pacífica se preparaba para recibir al pelele en palacio y estar lista y coordinada para las 23 horas del 15 de septiembre.

Pero no.

Cosas raras pasaron. Al menos desde la perspectiva del Zócalo desde el Palacio Nacional las manos levantadas votando por la opción "nos quedamos" claramente superó por mucho a las izadas para apoyar el abandono del lugar. Seis a uno mínimo. Tan solo del lado entre la lona de ochenta metros y la valla de militares disfrazados no hubo quien votara por la opción que parece ser la moda cada vez que el PRD quiere inutilmente disfrazarse de miembro de la resistencia: el "terrible desprecio" de la retirada.

La sorpresa e incredulidad en los desvelados rostros de los miembros de la resistencia civil pacífica era enorme. ¿Irnos? ¿Por qué? Era la pregunta que se hacían los valerosos ciudadanos que habían defendido la línea durante más de cuarenta horas. Algunos, educados en el entendido de los liderazgos obedecieron a regañadientes, otros también se retiraban con la breve y falsa satisfacción de una pírrica victoria.

Pero hubo quienes, conscientes que el objetivo de la acción era otro y claro, decidieron cumplir con su deber y se quedaron. Incrédulos observaban como sus compañeros recogían pancartas, enrollaban sus carteles, desmontaban la enorme lona de ochenta metros que se perdió la oportunidad de haber sido el elemento primordial en la histórica protesta. Lástima, "mucho ruido y pocas nueces" resultó ser finalmente la lona.

Mermados en sus recursos de protesta, abandonados a su suerte y con el sincero sentimiento de haber sido traicionados, los miembros de la resistencia civil pacífica, quienes no saben ni quieren saber de "negociaciones" ni "tratos" se reorganizaron, unieron sus gargantas agotadas y comenzaron a corear consignas cada vez que el sonido local se los permitía. En esos momentos la plaza fue invadida por miles de familias, muchas de ellas con niños, "acarreadas" por el PAN para rellenar el lugar y que azorados callaban al observar a la entereza y presencia de ánimo de los miembros de la resistencia civil pacífica.

En el momento en que el pelele apareció en el balcón presidencial los militares vestidos de civil que resguardaban la valla metálica rápidamente izaron un largo trozo de plástico con los colores patrios, intentando tapar a la resistencia civil pacífica. La lona de ochenta metros hubiera sobresalido magnífica por lo alto de esta, lamentablemente ya no estaba ahí.

Pero se logró el cometido. La resistencia lo volvió a hacer, incluso bajo el inconveniente "fuego amigo" de compañeros y dirigentes. Los gritos de "¡Obrador, Obrador, Obrador!" se escucharon en transmisiones de TV comercial según lo planeado. Misión cumplida.

Los "acarreados" y demás personas que embobados contemplaban el espectáculo pirotécnico abarrotaban el Zócalo, las cosas brillantes y de colores iluminaban el cielo mientras los miembros de la resistencia civil pacífica abandonaban el lugar con lágrimas en los ojos y se preguntaban por qué habían sido traicionados, con la pregunta honesta y sincera de quien se siente utilizado, al descubrir que se defendió sin descansar por casi dos días lo que resultó ser meramente la "escenografía" para el "grito de los libres", para que Froylán Yescas Cedillo y los untuosos representantes del PRD-DF pudieran simplemente tomarse la fotografía con Rosario Ibarra de Piedra, los miembros del Gobierno Legítimo de México y de la CND.