miércoles, 9 de mayo de 2007

Sacar el VIH de su escondite

Los intentos de utilizar ácido valproico para despertar el VIH latente resultan infructuosos
Aunque la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA) ha conseguido reducir la replicación del VIH hasta niveles indetectables, una parte de VIH que permanece latente o inactivo se oculta en ‘reservorios’, zonas de reserva de VIH en el cuerpo, a la espera de su activación. Entre los reservorios que utiliza el VIH para ocultarse en su letargo se incluyen las células T quiescentes de larga vida, llamadas también células ‘durmientes’.
Los investigadores han explorado diversas estrategias para erradicar el VIH de estos reservorios, dado que los agentes antirretrovirales actualmente disponibles sólo funcionan contra el VIH que se aloja en células activadas. Un enfoque al que se ha prestado atención ha sido activar las células CD4 durmientes, y de este modo forzar al VIH para que se manifieste y así los antirretrovirales puedan funcionar.
Hasta la fecha, los datos de una de las terapias que cumpliría tal fin, el ácido valproico –que inhibiría la acción de una enzima de al parecer desempeña un papel en el mantenimiento del VIH en las células durmientes–, han proporcionado resultados contradictorios.
En la edición del 15 de marzo del Journal of Infectious Diseases, un grupo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins y del Instituto de Medicina Howard Hughes en EE UU informa de que el ácido valproico no causa deterioro de los reservorios de VIH latente que se esperaba.
Los investigadores estudiaron nueve pacientes que estaban tomando TARGA y que habían conseguido la indetectabilidad de VIH de forma duradera. Estas personas estaban recibiendo también ácido valproico como terapia prolongada (3 meses o más), dado que este agente se utiliza para tratar varias enfermedades neurológicas y psiquiátricas, como es el caso de la epilepsia o el trastorno bipolar.
El grupo de investigadores estadounidenses halló que las células infectadas por VIH latente “se detectaban fácilmente en todos los participantes a niveles comparables a los observados en personas que recibían sólo terapia combinada” sin ácido valproico, y que “en general no disminuyeron con el tiempo”.
Sobre la base de estos hallazgos, los autores concluyen que “el uso clínico del ácido valproico no ejerce un efecto complementario sobre el deterioro de los reservorios latentes de VIH”.
En un editorial que acompaña al artículo, los doctores Robert Schooley y John Mellors sugieren que los hallazgos más recientes, aunque decepcionantes, proporcionan una pieza más del puzzle de cómo tratar con éxito (y erradicar, en última instancia) el VIH.
Y escriben: “Estos estudios no deberían verse como fracasos sino más bien como ejemplos de investigación clínica originada a partir de hipótesis que debería asentar las bases de futuros trabajos centrados en conseguir una cura”.