jueves, 7 de junio de 2007

OTROS ASPECTOS DE LA ZOOFILIA

Terminología
El término "zoofilia" fue introducido por primera vez en el estudio de la sexualidad por Krafft-Ebing (1894). Los términos zoosexualidad y zoosexual se utilizan desde 1980 aproximadamente, en correlación con las orientaciones sexuales homosexualidad y heterosexualidad. Personas con una fuerte afinidad por los animales pero sin un interés sexual por ellos pueden ser considerados
como zoofílicos sin deseo sexual, aunque en muchos casos puede que no estén de acuerdo. Comúnmente se les conoce como amantes de los animales.
El ambiguo término sodomía ha sido utilizado en algunas ocasiones en un contexto legal para referirse a actos bestialistas. En pornografía, aquel material con prácticas sexuales entre humanos y animales lleva el nombre de zoofilia o bestialismo, nombre extraído de dichas tendencias.
Entre la comunidad zoofílica, el término "bestialismo" ha adquirido una connotación negativa, dando a entender un impetuoso deseo sexual sin interés por los derechos de los animales. Esto ha llevado a algunos zoofílicos a querer distinguir entre la zoofilia (una entera relación de mutuo amor) y el simple acto sexual o bestialismo. Otros se definen a sí mismos como zoofílicos y como bestialistas.

Frecuencia de tendencias zoofílicas
No se sabe con exactitud la frecuencia con la que ocurren sentimientos de atracción sexual hacia animales; primero, debido a que sentimientos de este tipo, sin un comportamiento externo, no pueden ser registrados con facilidad; segundo, debido a la imprecisa diferencia entre un comportamiento zoofílico y uno de cariño corriente hacia la mascota; y tercero, debido también a la contención por parte de muchas personas de ligeros sentimiento zoofílicos. Por ello, la mayoría de las investigaciones se centran más en las características propias de la zoofilia, y no en cuantificar los casos en los que ocurre.
Encuestas científicas y otras informales estiman que un 1-2% o incluso hasta un 8-10% de la población sexualmente activa ha tenido alguna experiencia sexual destacable con un animal alguna vez en su vida. Un mayor número de personas (entre un 10% y un 30% dependiendo de la zona) han tenido alguna fantasía sexual o experiencia corta de este tipo. El porcentaje sube hasta un 50% al preguntar a jóvenes de zonas rurales cercanos a granjas, sin embargo estas cifras son dudosas. Como anécdota, My Secret Garden (1973), libro de sexualidad femenina de la autora Nancy Friday, contiene la contribución de unas 180 mujeres; de éstas, un 10% afirmaron tener un serio interés o una participación activa en la zoofilia.
Gente que no desea tener experiencias bestialistas en la vida real a veces tienen fantasías sexuales sobre actos de este tipo, por simple curiosidad o imaginación. Las tendencias zoofílicas latentes pueden ser comunes; un frecuente interés y excitación sexual en ver a animales copulando es una prueba de ello según Massen (1994).

Estatus legal
Los actos de bestialismo son considerados como ilegales en muchas jurisdicciones, mientras que en otras no se hace referencia directa al bestialismo (únicamente se remarca como delito el abuso de animales). En muchos países las leyes no estipulan si las relaciones sexuales con animales son implícitamente abusivas o un maltrato. Ello provoca que el bestialismo no esté claramente contemplado en sus legislaciones.
Casi la mitad de los Estados Unidos condenan explícitamente el acto sexual con animales (a veces bajo el nombre de "sodomía"). Seis estados adoptaron recientemente una nueva legislación en contra: Oregon, Maine, Iowa, Illinois, Indiana y Missouri. Una equivocación que floreció en muchos estados fue la creencia de que al rechazar las cortes leyes que prohibían la "sodomía" (generalmente en el contexto de homosexualidad masculina), el bestialismo no volvería a ser ilegal. Sin embargo, la convicción de un hombre en Florida demostró que incluso en estados sin leyes específicas en contra del bestialismo, se puede recurrir a estatutos en contra del maltrato de animales para condenarla (véase el caso de Randol Mitchell).
En Australia las leyes de abuso general a animales están incluidas en la legislación nacional, a excepción del territorio perteneciente a la capital de Australia y al de la bahía de Jervis, donde el sexo con animales está especificado como ilegal.
En Alemania, el sexo con animales no es ilegal explícitamente, sin embargo el material pornográfico que lo contenga, sí §184a StGB. El oeste de Alemania tenía una ley que lo prohibía, pero fue quitada en 1969 (Paragraph 175). El este de Alemania, antes de la reunificación de las dos alemanias, no poseía ninguna ley en contra del bestialismo; de todas formas la pornografía bestialista estaba restringida fuertemente. Hubo leyes a favor de la protección de animales ("Tierschutzgesetz").
En el Reino Unido la sección 69 del Acta de Ofensas Sexuales de 2003 prohíbe el bestialismo, reduciendo la sentencia a un máximo de 2 años en prisión por penetración del pene humano en animales y viceversa.
En Canadá el bestialismo está prohibido (la sección 160 de su legislación lo prohíbe; nótese que no concreta más, por tanto el tema no queda del todo claro).
En algunos países han existido durante la historia leyes prohibiendo a humanos varones vivir con animales hembra. Por ejemplo, en Perú una antigua ley prohibía tener llamas a solteros varones.
En los Países Bajos, en el año 2004, periódicos del país informaron acerca de la preocupación de un legislador de que un hombre que había sido pillado fornicando con el caballo de un vecino no pudiera ser perseguido por no haber ninguna ley que prohibiera esto. El caballo no presentó ningún daño visible.

Zoofílicos

La zoofilia como forma de vida
En contraposición con aquellos que sólo buscan pornografía o sienten curiosidad por la zoofilia, están aquellos que la consideran una forma de vida u orientación sexual. La edad en la que ocurre esto según estadísticas es generalmente a los 9-11 años, durante la pubertad. Aquellos que despiertan un gran interés por la zoofilia a edades menos tempranas normalmente se remiten también a la pubertad o a antes.
Los zoofílicos tienden a ver menos diferencias entre los animales y los humanos que el resto de la gente, e incluso en muchas ocasiones ven en los animales algunas virtudes de las cuales los humanos carecen (por ejemplo, honestidad). Tienden a pensar que la sociedad no comprende el bestialismo y que está mal informada sobre ella. Aunque algunos se sienten culpables por sentir atracción sexual hacia los animales, otros no se ven influenciados en su vida privada por morales ajenas.
La mayor dificultad que encuentran muchos zoofílicos es la incapacidad de poder hablar libremente con amigos, familiares o conocidos sobre sus relaciones con animales, y el miedo a ser rechazados, agredidos, o a que hagan daño a sus compañeros sentimentales si se llegara a saber su condición. Otros problemas comunes son extrema soledad (por la imposibilidad de dar a conocer su condición o por creer que son los únicos), y las repetidas muertes de los animales a quienes consideran compañeros del alma (debido a que la mayoría de animales tienen un periodo de vida menor que el un humano, y a que no pueden expresar sus sentimientos de pérdida con nadie). Los zoofílicos no citan a creencias religiosas como a su mayor preocupación, quizá porque, aunque muchas religiones condenan la zoofilia, ésta no es un tema del que se hable con frecuencia.
Las relaciones sexuales zoofílicas varían según la persona o el momento, y pueden estar basadas en relaciones similares a las parejas entre humanos (en particular, parejas monógamas), en relaciones amorosas entre animales (ambos participantes hacen sus elecciones en cuanto a pareja sexual se refiere, y el humano permanece como protector), y en variaciones de las mismas.
Los zoofílicos pueden tener o pueden no tener pareja humana o familia. Algunos zoofílicos sienten atracción hacia los animales como segunda opción, después de la atracción hacia humanos. Otros zoofílicos sienten lo contrario. En algunos casos la familia y los amigos son conscientes de las relaciones que mantiene un zoofílico; en otros casos, no. Esto puede llevar a sentimientos de culpa (es decir, el zoofílico no consigue decidir a cual de sus múltiples relaciones será fiel) o celos entre los amantes humanos. A veces los zoofílicos inician relaciones humanas para evitar sospechas sobre su orientación, o a causa de querer cumplir expectativas más tradicionales que las anteriores. Otros eligen formar relaciones menos serias con otras personas (como compañeros de piso o relaciones con otros zoofílicos) o vivir solos.

La zoofilia no bestialista
Aunque el término zoofilia se asocia regularmente con el interés sexual por los animales, éste no implica deseo sexual en todos los casos. En psicología y sociología en ocasiones se utiliza la palabra "zoofilia" en un sentido no estrictamente sexual. Varias otras definiciones del término aparte de la dicha anteriormente son:
"Afinidad o afección por los animales."
"Atracción erótica hacia los animales o contacto sexual con éstos."
"Atracción hacia los animales o afinidad por éstos."
"Fijación erótica en los animales que puede llevar a la excitación sexual por el contacto real o imaginario con éstos."
La característica común de los diferentes casos y definiciones de la zoofilia es alguna forma de enlace afectivo fuera de lo común con los animales; emocional, sexual, o ambas cosas. La zoofilia no bestialista o amor (no sexual) por los animales es normalmente tolerada y aceptada por la sociedad. Son ejemplos de zoofilia no bestialista la página www.in-memory-of-pets.com (en inglés) y otras parecidas.

Los zoofílicos en relación a otros grupos
A los zoofílicos muchas veces se les confunde con los "furries" y con los teriantrópicos en sociedades donde dichas subculturas existen. Estas agrupaciones son gente con un interés por el antropomorfismo o que cree tener una conexión espiritual o emocional con animales. Sería falso afirmar que todos los furries o todos los teriantrópicos sienten deseo sexual por los animales.
Muchos furries aprecian la compañía de animales y gustan de poseer arte erótica antropomórfica, sin embargo la mayoría no desean extender su interés por los animales hacia el campo de la sexualidad. Existe, no obstante, un reducido grupo de furries que también se consideran zoofílicos; que se estima en un 5% del total (porcentaje similar al de la población zoofílica entre el resto de la gente). Formas de fetichismo tales como llevar disfraces de animales u otras tendencias no suelen tener relación directa con la zoofilia.
La zoofilia no está relacionada con la caracterización animal de juegos y fantasías sexuales, donde una persona toma el rol de perro, caballo u otro animal mientras el compañero actúa de jinete, entrenador, criador o montador. Estas actividades son juegos de rol sexuales, y no tienen conexión implícita ni están asociados con la zoofilia. En vez de con la zoofilia, normalmente se asocian con prácticas sexuales de dominación y submisión, como en el sadomasoquismo. La actividad bestialista no pertenece a este grupo de actividades, normalmente sería considerada como actividad extremadamente extravagante en caso de que los participantes de este tipo de prácticas submisivas llegaran a ponerla en práctica.

Perspectivas de la zoofilia
Perspectivas psicológicas y de investigación
El DSM-III-R (APA, 1987) afirmaba que el contacto sexual con animales es casi nunca un problema en sí mismo (Cerrone, 1991), y por esa razón este tratado (y también el que habría de venir a continuación, el DSM-IV; APA, 1994) lo sitúa bajo la clasificación de "parafilia no especificada".
Los primeros estudios detallados que incluían la zoofilia datan de 1910, mientras que los primeros en tener la zoofilia como tema principal son de alrededor de 1960. Todos los estudios significativos sobre el tema, desde Masters (1962) hasta Wienberg (2003), tienen unos principios y unas conclusiones comunes:
El aspecto principal a estudiar son los sentimientos, las relaciones y las causas de todo ello, no únicamente el acto sexual aislado o el deseo impulsivo. (Masters, Miletski, Beetz)
La mayoría de zoofílicos tienen relaciones humanas. (Masters, Beezt)
La sociedad en general está mal informada sobre la zoofilia. (Masters, Miletski, Weinberg, Beetz)
Los sentimientos y el cariño de los zoofílicos por los animales pueden ser auténticos y, dentro de las capacidades del animal, recíprocos. (Masters, Miletski, Weinberg, Beetz)
Al contrario de lo que piensa la gente, hay un cierto interés por la zoofilia "latente" en la sociedad, en forma de fantasías, cópula entre mascotas, o de forma real y consciente. (Nancy Friday, Massen, Masters)
La zoofilia y el zoosadismo no son lo mismo, y están diferenciados claramente en cada uno de los estudios.
Masters (1962), Miletski (1999) y Weinberg (2003) afirman que se está haciendo un daño social significativo al pensar que la zoofilia implica zoosadismo: "Esto destruye la vida de muchos ciudadanos".
En ocasiones se han hechos estudios relacionados con la cantidad de bestialismo o zoosadismo existente entre criminales y gente con problemas psicológicos graves. Estos estudios no son profesionalmente aceptados como válidos en la investigación de la zoofilia, ya que sus resultados están condicionados por la preselección de personas a quienes se entrevista. Esta forma de enfocar el tema, usada en estudios antiguos con la intención de demostrar que la zoofilia es una patología, se considera no representativa y desacreditada.
Un ejemplo de estas estadísticas incriminatorias es el comentario de PETA[1], sacado de un estudio independiente :"El 96% de las personas que practican el acto sexual con animales a continuación cometen crímenes contra humanos". Lo que no dice PETA es que en el mismo estudio se afirma lo siguiente: "Es difícil decir qué actitud es normal en un estudio donde los 381 participantes involucrados son delincuentes juveniles... Es posible que entre otras poblaciones... las actividades sexuales con animales sean hechas por amor, necesidad de consuelo, u otras causas. En otras poblaciones, puede que no haya ninguna relación entre las prácticas bestialistas y los crímenes contra humanos."

Perspectivas religiosas
La mayoría de religiones organizadas critican negativamente o condenan la zoofilia y el bestialismo, con algunas excepciones.
Teólogos judíos, cristianos y musulmanes citan los versículos 18:23 ("Y no debes acostarte con bestias, haciéndote inmundo por ello, y tampoco mujer alguna debe acostarse con bestias; es perversión.") y 20:15-16 (" Cualquiera que tenga cópula con bestia alguna, debe ser matado; y mataréis también a la bestia. Y cuando una mujer se acerque y tenga cópula con cualquier bestia, ambos deben ser matados; su sangre estará sobre ellos.") del Levítico para denunciar el bestialismo. Algunos teólogos (en especial cristianos) extienden estos fragmentos, de forma que los pensamientos lujuriosos sobre animales también son pecado. Por otra parte, muchos cristianos y judíos no ortodoxos creen que las leyes del Levítico son exageradas o irrelevantes.
Algunos zoofílicos defienden que estos versículos especifican que la postura sexual del misionero con animales está prohibida, mientras que las otras no.
El Islam tiene diferentes posturas frente al bestialismo. Esto se debe a que ello no se menciona en el Corán, o que el sexo y la sexualidad se trataba menos como tabú en la sociedad musulmana que en la cristiana. Algunos musulmanes afirman que el sexo con animales es detestable; otros, que a pesar de ser condenable, se ha de tratar con cierta indulgencia, como el lesbianismo o la masturbación (Bouhdiba: La Sexualidad en el Islam, capítulo 4 link). El libro Tahrirolvasyleh, en el que Ayatolá Ruhollah Jomeini aprueba el sexo con animales bajo unas ciertas condiciones, no está confirmado como válido y posiblemente sea una falsificación.
Hay diversas referencias en las escrituras hindúes de figuras religiosas teniendo relaciones sexuales con animales (por ejemplo, el dios Brahma copulando con un oso, o un sabio semihumano nacido de una madre ciervo). También hay evidencias de ritos bestialistas védicos (véase Ashvamedha) (la religión que la civilización védica ejercía es la precursora del hinduismo), y de figuras de personas practicando sexo con animales entre las miles de esculturas que describen "eventos de la vida" en el exterior del templo de Khajuraho. La doctrina hindú ortodoxa defiende que el sexo debería ser restringido a únicamente permitirlo en parejas casadas, prohibiendo el bestialismo. Practicar el zoosexo con vacas sagradas se castiga más fuertemente que el zoosexo con otros animales.
El budismo trata las conductas sexuales según si éstas hacen daño a uno mismo o a otros. Los consejos o amonestaciones en contra de una mala conducta prohíben actos bestialistas, así como la pederastia, el adulterio, la violación o la prostitución. Algunas conductas sexuales, incluyendo aquellas con animales, están explícitamente prohibidas para los monjes y monjas budistas.
En la Iglesia de Satán, aquellos actos sexuales que involucran a niños o animales están prohibidos, junto con los actos sexuales con personas mentalmente discapacitadas o sin conciencia sexual. La Biblia Satánica dice que los animales y niños son sagrados, puesto que son la expresión más cándida y natural de la vida (página 66).

Perspectivas de los estudios del comportamiento animal
La creencia extendida de que los animales son universalmente heterosexuales y de que sólo se interesan en su propia especie es científicamente imprecisa. Etólogos tales como Desmond Morris, así como estudios formales, han documentado consistentemente comportamientos homosexuales en cientos de especies animales, aparentemente pudiendo elegir el sexo del compañero o en presencia del sexo opuesto. También hay pruebas de parejas animales homosexuales, crianza por parte de padres homosexuales, y comportamiento sexual interespecie. Peter Singer describe el siguiente incidente atestiguado por Biruté Galdikas (notable etóloga, considerada por muchos como la mayor autoridad en el estudio de los primates):
"Mientras andaba por el campamento con Galdika, un gran orangután macho embistió a una auxiliar suya, siendo las intenciones del orangután claras (tenía el pene erecto). Luchar contra el fuerte animal no era una opción, y por tanto Galdika dijo a la mujer que se calmara, que el orangután no le haría daño. Para mayor calma, le dijo que los orangutanes tienen un pene muy pequeño. Mientras esto pasaba, el orangután perdió el interés antes de penetrar a la persona. Aquello que más me sorprendió de este suceso fue que a ojos de alguien que ha vivido gran parte de su vida junto a orangutanes, que uno de ellos te vea como objeto de deseo sexual no es sorprendente ni horroroso. La aparente violencia con la que el orantugán se abalanzó fue, para Galdika, inquietante; pero el hecho de que fuera el orangután quien iniciara el acto, no."
Para más información, provisionalmente redirígase al artículo de la Wikipedia en inglés sobre la sexualidad animal.




Referencias
La más conocida es la que hace referencia a la emperatriz Teodora de Bizancio, que se servía de animales en sus bacanales.
En la obra Las mil y una noches, se relatan dos escenas manifiestas de zoofilia.
En Francia, en 1601, Claudine de Culam, una joven de 16 años, fue ahorcada junto con su perro tras un juicio que la encontró culpable en el cargo de zoofilia.

LA ZOOFILIA

La zoofilia (del griego Zoon, "animal", y Philia, "amistad" o "amor") es afinidad hacia los animales, que comúnmente se asocia o incluye una orientación sexual o una parafilia definida como la afinidad o atracción sexual que siente un humano en relación a animales no humanos.
Este tipo de personas son conocidas como zoofílicos. Los términos zoosexualidad y zoosexual tienen el mismo significado respectivamente que las dos palabras antes descritas. Bestialismo o bestialidad hace referencia a la actividad sexual entre humanos y animales no humanos (a partir de aquí llamados simplemente animales). Para evitar confusión, este artículo utiliza el término zoofilia para la atracción sexual antes definida, y el término bestialismo para el acto sexual. Los dos términos son independientes: no todos los actos sexuales con animales implican a zoofílicos, y no todos los zoofílicos practican el sexo con animales.
La zoofilia es considerada en muchas ocasiones como antinatural, y el acto sexual con animales como un abuso de éstos o como un "crimen contra la naturaleza". Algunas personas, por ejemplo el filósofo y autor Peter Singer (involucrado en movimientos por los derechos de los animales), defienden que esto no es así. Aunque la investigación de la zoofilia se muestra optimista y apoya a los zoofílicos en su mayor parte, la cultura general se muestra hostil al concepto de la sexualidad animal-humana.
La actividad o el deseo sexual zoofílico no es considerado como patología por el DSM-IV (TR) (cuarto manual diagnóstico y estadístico de la American Psychiatric Association, asociación americana de psiquiatría), a no ser que vaya acompañado de angustia o que interfiera con el funcionamiento normal de la persona en cuestión. Críticos alegan que dichos comentarios en el DSM-IV no dicen nada sobre la salud mental y física del animal que tome parte en actos sexuales con personas; sin embargo, defensores de este tratado sostienen que la relación entre un humano y un animal puede ir más allá del mero acto sexual, que los animales son capaces de formar una relación amorosa duradera con otro animal o con un humano, y que tal relación no es funcionalmente diferente de ninguna otra relación sexual o amorosa