lunes, 4 de junio de 2007

Homosexualidad debido a la actividad hormonal

La primera de ellas intenta establecer que la conducta sexual anormal proviene de un desequilibrio de la proporción de hormonas masculinas y femeninas, presentes ambas en la sangre de los dos sexos. Pero los test directos efectuados en homosexuales no han arrojado un resultado que confirme la teoría, es decir, no ha demostrado una deficiente distribución hormonal. Según comprobaciones del doctor Swyer, en su trabajo "Homosexualidad, los aspectos endocrinológicos", la medición de niveles hormonales en homosexuales y heterosexuales no ha revelado diferencias.

Además, si la homosexualidad tuviese un origen hormonal -las hormonas son segregadas por las glándulas endocrinas-, se la podría curar mediante inyecciones que devolviesen el equilibrio endocrino. Pero no ha sido posible, y en su trabajo Testosterona en homosexuales masculinos psicóticos, el investigador Barahal explica que la suministración de hormonas masculinas a homosexuales hombres, solamente ha dado como resultado el aumento del deseo que siente el individuo por el tipo de actividad sexual a que está habituado. En cuanto a los experimentos efectuados con mujeres, el doctor Foss, en "La influencia de andrógenos urinarios en la sexualidad de la mujer", dice que las grandes cantidades de hormonas masculinas administradas a mujeres producen en sí un notable cambio en dirección a la masculinidad, pero sólo en lo que concierne al aspecto físico: voz más profunda, barba, disminución de senos, crecimiento del clítoris, etc.

En cuanto al apetito sexual, aumenta, pero continúa siendo normalmente femenino, es decir que el objeto de su deseo sigue siendo el hombre, claro está si no se trata de una mujer ya con costumbres lesbianas. Por otra parte, en el hombre heterosexual, la administración en cantidad de hormonas femeninas no despierta deseos homosexuales, sino que redunda en una disminución de la energía sexual. Todo lo cual indica que la aplicación de hormonas masculinas a las mujeres y de hormonas femeninas a los hombres no revela una relación entre el porcentaje de hormonas masculinas y femeninas en la sangre y los correspondientes deseos sexuales. Se puede aseverar entonces que la elección del sexo del sujeto amoroso no guarda relación demostrable con la actividad endocrina, es decir las secreciones hormonales