miércoles, 15 de agosto de 2007

Los funcionarios deben apegarse a la laicidad

Los funcionarios deben apegarse a la laicidad
El Arzobispado de Guadalupe confunde la libertad de expresión que, por cierto, nunca ha sido su fuente, con la obligación de los gobernantes de procurar la salud de la población independientemente de sus creencias. La presunta libertad de expresión que defiende el Arzobispado va destinada a favorecer al gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, quien afirma que el Estado no tiene obligación de repartir condones a los jóvenes en actos como la Feria del Condón o, como él dice, de "financiar su diversión".
Casualmente, las palabras del gobernador coinciden con las de la jerarquía católica cuya mayor energía se orienta contra todo aquello que implique el derecho de las y los ciudadanos a decidir sobre su cuerpo. Todo mundo puede opinar, desde luego, pero quien ejerce un cargo público debe dejar su creencias en su casa y aplicarse en su función pública con base en los avances de la ciencia y la razón, es decir, de la laicidad. Al gobernador del estado de Jalisco no debe preocuparle que los jóvenes se diviertan -quizá sería mucho pedirle que se alegrara de ello-, sino cuidar su salud con los recursos estatales, pues es su obligación.
Eduardo del Castillo V., Frente por la Cultura Laica