lunes, 20 de agosto de 2007

Reclaman justicia para niños violados por curas



Protestan frente a Rivera Carrera en la Catedral
Reclaman justicia para niños violados por curas
GABRIEL LEON ZARAGOZA


Muestras de protesta durante la misa dominical en la Catedral Metropolitana Foto: MicPhotopress
En los momentos en que el cardenal Norberto Rivera Carrera iniciaba su procesión en el interior de la Catedral Metropolitana, una joven sacó una manta, a no más de dos metros del prelado, en la que solicitaba –según informó– “justicia para los niños violados por representantes de la Iglesia, y juicio penal contra los sacerdotes pederastas”.
Claudia Paola Martínez, quien así se identificó, de inmediato fue rodeada por elementos de seguridad del recinto y retirada. Es la segunda ocasión, según refirió la joven en entrevista posterior, que se inconforma públicamente en el interior del espacio católico en contra del cardenal Rivera Carrera y reconoció que, a diferencia de la primera vez, en ésta fue sacada a empujones, pero “sin violencia”.
Luego del suceso, se buscó a funcionarios de la arquidiócesis primada de México para conocer su posición, pero evitaron responder.
En el exterior de la Catedral, un grupo de personas que apoyaba a la joven –quienes afirmaron no pertenecer a algún partido o agrupación política– colocaron en el enrejado diversas cartulinas y pancartas en las que, entre otras peticiones, pedían al cardenal Rivera Carrera reconocer su responsabilidad en la acusación que se le fincó en Estados Unidos por el presunto delito de encubrimiento de abusos sexuales en contra de decenas de menores de edad cometidos por el sacerdote Nicolás Aguilar Rivera.
El “décalogo”
Entre los escritos de los inconformes destacaban: “los diez mandamientos de Norberto Rivera”, que citan “el amor al poder por sobre todas las cosas, la obligación a mencionar a Dios como testigo en cada interrogatorio, la santificación a fiestas, el honrar a la ultraderecha, el no matar ya que esa es tarea de los yunquistas y la no fornicación, como lo hacen mis monjas y sacerdotes”.
El “decálogo” expuesto por los inconformes agregaba: “no robar, puesto que con las limosnas alcanza; no mentir, no desear a la mujer del prójimo, porque para eso están sus hijos, y no desear los bienes ajenos, debido a que el narco paga los míos”.
Estas leyendas, mostradas en el exterior de la Catedral Metropolitana, fueron festejadas por algunos transeúntes, mientras que otros las rechazaro