viernes, 4 de enero de 2008

Política agropecuria, callejón sin salida

La Central de Organizaciones Campesinas y Populares (Cocyp) lamenta que ante la liberación arancelaria del maíz, frijol, leche y azúcar, a partir del primero de enero de 2008, el gobierno de Felipe Calderón haya cerrado ojos, oídos y boca ante las permanentes demandas y solicitudes de las organizaciones campesinas para revisar el capítulo agropecuario del TLCAN y excluir por lo menos el maíz y frijol del libre mercado.
Estos dos granos son y han sido base de la alimentación de nuestro pueblo por miles de años. Representan la identificación étnica, cultural, religiosa y política de los pueblos originarios de lo que hoy es la nación mexicana. Generan empleo e ingreso a más de 2 millones de campesinos en el país.
Con la apertura comercial total queda claro que al gobierno de Calderón no le importa la soberanía alimentaria de los mexicanos, ni la protección del empleo, ni el ingreso económico familiar y mucho menos la protección de las especies nativas de México.
Queda claro que las declaraciones del Presidente para abatir el desempleo y la violencia que se extiende en todo el país no tienen sustento, cuando las políticas públicas que se aplican fomentan precisamente todo lo contrario.
La apertura comercial desde enero de 1994 ha provocado desempleo y empobrecimiento de la familia campesina, ha generado un éxodo permanente de cientos de miles de jóvenes a las ciudades del interior y a otros países en busca de empleo e ingreso económico. Paralelamente se ha incrementado el poder de la delincuencia organizada que absorbe a decenas de miles de jóvenes que son utilizados por las bandas criminales.
A la preocupación de las organizaciones campesinas por construir con el gobierno y sus instituciones un acuerdo político para resolver la crisis económica, social y productiva del campo, mediante la firma de un adendo al Acuerdo Nacional por el Campo, que garantice la soberanía agroalimentaria del país, el empleo y el ingreso familiar, el gobierno responde con silencio cómplice en favor de las grandes trasnacionales que dominan la industria y el mercado de alimentos.
Sin duda los campesinos y el pueblo de México estamos ante un callejón sin salida, el propio gobierno se ha preocupado de no dejar válvulas de escape, no contamos con acuerdo político, tampoco con programas gubernamentales incluyentes (seguimos con la aplicación discrecional de los recursos en función de fortalecer a los partidos en el poder), y la frontera se cierra con muros.
Que nadie se extrañe de la desesperación de los campesinos, ¿quizá el gobierno ya lo tenía planeado? Esperemos que no se derrame el vaso, porque estaremos todos involucrados.
Atentamente
C. José Jacobo Femat, Presidente de la Central de Organizaciones Campesinas y Populares (Cocyp).