viernes, 22 de agosto de 2008

La ultraderecha formó su dictadura en Miami , señalan disidentes del exilio cubano‏

La ultraderecha formó su dictadura en Miami, señalan disidentes delexilio cubano --- Lo primordial es abatir el temor; el discurso de la vieja guardiaes “como escuchar a Elvis”--- Coinciden en que el caso del balserito, en 2000, marcó su pérdidade poder en Washington David Brooks (Corresponsal) Miami, 21 de agosto. Una voz irrumpe cada noche aquí denunciando la“ultraderecha”, criticando con voz indignada, los intentos para violarla soberanía de Cuba, una voz que consigue entre el público más grandede radioescuchas en su hora de trasmisión, una voz que comprueba quela libertad de expresión ya no se puede suprimir como antes en Miami. “Soy una expresión de rebeldía ante la arrogancia de la ultra-derechaaquí”, comenta Edmundo García, conductor del programa La Noche seMueve (www.lanochesemueve.us) que se transmite de 9 a 10 cada noche dela semana. “Ellos suponen que al llegar aquí –llegué a este país haceocho años– nos debemos someter a su discurso. Bueno, yo me salí delredil”, comenta en entrevista con La Jornada. Y afirma que lospromotores de una invasión a Cuba, la derecha de Luis Posada Carriles“el Bin Laden de América Latina” y Orlando Bosch, “el Dr. Mengele deCuba”, son “unos salvajes” que habían intentado convertir Miami “enuna república bananera”. Los antes “disidentes” del consenso impuesto por la vieja guardiaencuentran cada vez más espacio y un público mayor. Álvaro Fernández,cubanoestadunidense que llegó aquí a los 7 años de edad y director delsureste para la organización de promoción del voto latino SouthwestVoter Registration and Education Project (SVREP), explica que elcambio demográfico en donde “el resto de Latinoamérica está llegando aMiami” creando una ciudad que “es cada vez más latinoamericana peromenos cubana”, junto con los cubanos que llegan después de los 80, másla que ahora es tercera o cuarta generación que nace aquí, estántransformando esta región que ya no su mueve al ritmo del exilio cubano. Las elecciones podrían traer una nueva fase Todo esto, comenta Fernández, también editor del semanario cibernéticoProgreso Weekly www.progresoweekly.com –otro medio que interrumpe elconsenso de la vieja guardia aquí– está “llevando a la tormentaperfecta” en donde todas estas dinámicas, más el clima electoralestadunidense, podrían expresarse en las elecciones de noviembre. “Sisólo uno de los tres representantes federales cubanoestadunidenses deMiami pierde, empieza otra fase donde se acaba el monopolio sobre cómose piensa aquí… y se empieza a desmantelar todo el aparato de poder,incluso el uso de fondos públicos y los negocios que implica todo eso”para mantener el control. Sobre todo, dice, “se pierde el temor” alpoder histórico de esa cúpula del exilio. Aquí, afirma, “ya no hay unasola voz oficial”. Para García, derrumbar “el temor” es uno de los objetivos de sutrabajo. “Cuando yo descubro la ultraderecha de Miami veo terroristas,individuos que han servido a las peores causas de América Latina comoa los Pinochet, los Somoza, los Stroessner... eso fue lo que mepolitizó”. Frente a eso, dice, “yo sí voy a defender la soberanía deCuba, de ese pueblo, la reunificación de las familias… y contra estosque piden muerte para los cubanos, la invasión de Cuba... practican elterrorismo aquí y en Cuba. Son salvajes”. Pero dice que estas “figurascorruptas con una mentalidad del siglo pasado”, ya están en “el pataleo final”. Y por supuesto García es atacado constantemente en los otros mediosbajo control de la vieja guardia aquí, los cuales han buscadosofocarlo con un boicot publicitario, entre otras cosas. Desde quellegó ha padecido personalmente estos intentos de control, y fuedespedido de sus primeros dos empleos con televisoras aquí –a pesar deque fue galardonado con el Premio Emmy (el premio de televisiónnacional) como mejor reportero cuando trabajó para Univision– porregresar a Cuba y por entrevistar a gente como Ricardo Alarcón. Porello, ahora goza de su propio espacio independiente. García dice que no es el primero en abrir estos espacios, y que fueronpersonas como Francisco Aruca –primero disidente en Cuba y despuésdisidente dentro de la comunidad del exilio en Miami y promotor deldiálogo bilateral– quienes se atrevieron a romper el consenso impuestopor el ala conservadora en sus programas de radio en los 90. Aruca ysu programa Radio Progreso, así como el veterano periodista MaxLesnick, ahora de Radio Miami, pagaron los costos durante años:amenazas de muerte, sus oficinas asaltadas y después dañadas porbombas y boicot publicitario, entre otras cosas, por mantener unapostura moderada sobre las relaciones con Cuba. Hoy día Aruca tiene su espacio radiofónico pero ya en una ciudad queestá cambiando rápidamente. En entrevista con La Jornada en un caféaquí, comenta que “la derecha en Miami está en un curso de choque conla realidad” donde ahora la “mayoría de la comunidad cubana favorecela normalización de las relaciones con la isla”, mientras que loscambios demográficos aquí generan un voto latino cada vez másinclinado a los demócratas. Aruca –quien fue uno de los fundadores de Marazul Tours, agenciaespecializada en promover viajes e intercambios con Cuba– opina que eldeseo de cambio que se registra por todo este país también se expresaaquí, pero que en el ámbito electoral se trata de “un cambio relativo,una diferencia moderada” pero que podría marcar “el desmorone de laderecha de Miami”. Aruca y Álvaro Fernández identifican el asunto del balserito EliánGonzález (2000) como “el principio del fin” del poder de la derechaaquí, ya que representó una derrota de su poder en Washington y enMiami. “Perdieron la jugada por brutos”, dice Aruca, “les costó tantoen sus relaciones con Washington como en su imagen aquí”. Pero también mencionan que la situación económica en este país hacreado prioridades diferentes para el electorado en el ámbitodoméstico. Por otro lado, la transición política en Cuba cambió eljuego en el ámbito internacional, ya que “aquí vivían convencidos deque Cuba no seguía sin Fidel… pero fueron obligados a ser testigos deque Cuba no se va a desmoronar y por lo tanto, la tesis que formaba eleje del argumento aquí no funciona”, comenta Aruca. De esta manera, latransición política en Cuba ahora está obligando una transiciónpolítica en Miami. En tanto, Álvarez, Aruca, García y Lesnick, entre otros, subrayan quela vieja retórica, “la propaganda del exilio” tiene cada vez menos ecoentre los nuevos migrantes cubanos y los jóvenes cubanoestadunidensesque nacen aquí. La nueva generación lo cuestiona todo Aidil Oscariz, una abogada joven que nació y creció aquí, dedicada aproyectos de promoción del voto latino y voluntaria en la campaña deBarack Obama, comenta a La Jornada que “Miami permanece como algoparecido a una dictadura, como una república bananera, no haydemocracia real, pareciera que nosotros los cubanos no entendemos bieneso de la democracia, no es parte de nuestra historia o cultura, y losmigrantes cubanos, particularmente los que viven en Miami,aparentemente no han logrado captar el concepto. Pero lo nuevo es quemi generación está empezando a cuestionar todo, tanto lo de aquí comolo que nos dicen nuestras familias sobre lo que ocurre allá”. No es uncuestionamiento “revolucionario”, dice, pero ya no funciona la viejaretórica con las nuevas generaciones. Otro joven, asistente de un político demócrata aquí, comenta a LaJornada que “escuchar lo de Cuba en nuestra comunidad es como escucharmúsica vieja. Son cosas de tus abuelos, o tus padres. Es como escuchara Elvis”. Dice que “la percepción que yo tengo de Cuba es de loscuentos de mi abuela de los 50. Entonces, al hablar con los más reciénllegados, es hablar de dos países completamente diferentes”. El cambio puede tardar en manifestarse de manera más amplia, y elpoder de la vieja guardia no será cedido sin una lucha y aún cuentacon enormes recursos y una maquinaria política muy eficaz. Pero esimposible ignorar que hay nuevas voces que cada día hablan, sí enespañol, pero otro idioma al que se ha escuchado casi durante mediosiglo en esta ciudad.