martes, 14 de abril de 2009

Las maniobras‏

Las maniobras
Luis Javier Garrido

En vísperas de la visita del presidente Barack Obama, la soberanía e independencia de México están amenazadas cada vez más, y el anuncio de que está a punto de concretarse la integración del Ejército Mexicano al Comando Norte es el detonador de un nuevo escándalo.
1. El gobierno de facto de Felipe Calderón está muy cerca de enfrentar la mayor crisis por la que ha atravesado en estos dos años tras conocerse que las fuerzas armadas de México participarán, en violación a la Constitución General y ya en plena subordinación a Washington, en una serie de “ejercicios militares” organizados por el Pentágono, durante un operativo llamado Unitas 50-09, que se llevará a cabo en las aguas de Florida del 19 de abril al 7 de mayo, según informó el pasado lunes 6 de abril el general James Cartwright, subjefe del Comando Conjunto de las fuerzas armadas estadunidenses.
2. El hecho de que una información de enorme trascendencia, que entraña un viraje histórico de magnitud impredecible en las políticas de México, sea dada a conocer a los mexicanos por el gobierno de Estados Unidos aprovechando la Semana Santa y no por el de México, y que hasta ahora éste haya guardado silencio, no ha hecho más que confirmar el carácter de pelele de las fuerzas trasnacionales que tiene Felipe Calderón.
3. La información difundida por el Pentágono el lunes 6 de abril ante el silencio del gobierno espurio, que fue difundida de inmediato por El Noticiero de Televisa de esa noche –y paradójicamente soslayada por casi todos los medios–, en el sentido de que las fuerzas armadas mexicanas participarían en maniobras militares bajo la conducción de Estados Unidos “por primera vez en la historia”, y de que el Pentágono tomaba para el futuro la iniciativa de determinar cuáles serían las necesidades del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea de México y sus políticas, constituye una afrenta para el país y resulta inconcebible que ni el Senado de la República, corresponsable de la defensa y de la política exterior, ni mucho menos las propias fuerzas armadas, hayan refutado hasta ahora.
4. El hecho que se presenta como consumado –sin serlo–, en el sentido de que el gobierno de facto negoció con la Casa Blanca, a espaldas de los mexicanos, y desde luego del Senado, esta subordinación a las viejas exigencias de Washington, de uncir nuestras fuerzas armadas a las políticas imperiales estadunidenses, deja al presidente ilegítimo en una situación en extremo vulnerable ante las acusaciones que van a insistir en que está traicionando los intereses fundamentales de la nación, en particular a los pocos días de que uno de sus aliados y comparsas, el senador priísta Manlio Fabio Beltrones, líder del tricolor en el Senado, le advirtiera el lunes 6 que hay mexicanos que lo siguen viendo como “espurio”.
5. El anuncio es de extrema gravedad para el futuro de México como nación soberana e independiente, pues, aun sin haberse llevado a cabo, este acto de indudable traición a la patria confirma que la complicidad del grupo panista en el gobierno con las mafias de poder económico, político y militar estadunidenses es total ante las pretensiones hegemónicas de Washington, y que ha aceptado no sólo la entrega de los recursos básicos del pueblo mexicano y el control estratégico del territorio nacional por Estados Unidos, sino el pleno dominio del gobierno de Obama sobre el aparato estatal de nuestro país al reducir a las fuerzas armadas mexicanas a meros cuerpos de apoyo de las políticas expansionistas de Washington.