Ayer presencié un acto aberrante en la estación Guerrero (dirección Universidad) del Metro: la agresión a un joven homosexual. Tres hombres lo jaloneaban, lo pateaban en las piernas y no lo dejaban bajar del vagón. El joven agredido activó la palanca de emergencia; sin embargo, un empleado de seguridad del Metro la desactivaba; lo grave y vergonzoso es que este guardián del orden también intervino en la agresión.
Pateó varias veces al joven que con insistencia volvía a activar la palanca de emergencia y gritaba que lo dejaran en paz, mientras trataba de liberarse de sus agresores, con los que forcejeó varios minutos. Hubo muchos que frente a la puerta del vagón, indiferentes, observaban sin decir nada. Fue como un espectáculo idiotizante tipo Televisa o Tv Azteca. Me acerqué. Les dije a los sujetos que agredían al joven que estaban violando los derechos humanos y que ya lo soltaran. Le dije al de seguridad que lo dejara. Primero me ignoró. Como insistí me dijo, “usté cállese, pinche vieja argüendera”. En ese momento volvió a desactivar la alarma y las puertas del vagón se cerraron. A medida que el Metro lentamente se puso en marcha, vi que los tres hombres seguían jaloneando al joven homosexual.
Pateó varias veces al joven que con insistencia volvía a activar la palanca de emergencia y gritaba que lo dejaran en paz, mientras trataba de liberarse de sus agresores, con los que forcejeó varios minutos. Hubo muchos que frente a la puerta del vagón, indiferentes, observaban sin decir nada. Fue como un espectáculo idiotizante tipo Televisa o Tv Azteca. Me acerqué. Les dije a los sujetos que agredían al joven que estaban violando los derechos humanos y que ya lo soltaran. Le dije al de seguridad que lo dejara. Primero me ignoró. Como insistí me dijo, “usté cállese, pinche vieja argüendera”. En ese momento volvió a desactivar la alarma y las puertas del vagón se cerraron. A medida que el Metro lentamente se puso en marcha, vi que los tres hombres seguían jaloneando al joven homosexual.
¿En qué sociedad vivimos? Calderón con su programa de seguridad sacará al Ejército a las calles. ¿Qué nos espera si servidores públicos como el del Metro no actúan?, ya no éticamente, sino de manera racional y sensata? Si el joven cometió una falta, lo conducente es que lo remitan con la autoridad pertinente y los afectados hagan la denuncia que corresponda, pero no fue así. En la estación no hubo autoridad a quién dirigirme, por eso hago pública esta denuncia, y un llamado a la ciudadanía para no permitir abusos de este tipo. No somos autómatas.
Evelia S. Aguilar
Evelia S. Aguilar
