Tepic, Nay., 19 de julio. Los más de 30 mil jornaleros que trabajaron en el estado en la temporada agrícola que concluyó en junio vivieron en condiciones precarias y padecieron graves violaciones a sus derechos laborales, principalmente en campos de cultivo de caña, jitomate y tabaco, informó la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH).
El organismo dio a conocer que realizó un estudio para dar seguimiento a su recomendación 21/05, emitida en 2005, luego de la muerte de cuatro menores por intoxicación con plaguicidas en las plantaciones de tabaco de Zacualpan, municipio de Compostela.
Según el informe, la mayoría de los jornaleros son indígenas provenientes de los estados de Chiapas, Guerrero, Hidalgo, Oaxaca, San Luis Potosí y Veracruz, así como coras y huicholes de la sierra de Nayarit.
En cuanto a la producción de caña, explicó: “Un representante de cada comité de producción cañera del ejido hace convenios con el llamado cabo, quien es el encargado de la cuadrilla de jornaleros que trae desde su lugar de origen. Los trabajadores acuerdan de manera verbal las percepciones y las condiciones de trabajo, lo que deja a los patrones en libertad de incumplir lo ofrecido.
“La mayoría de los jornaleros no disfruta de prerrogativas como prima dominical, vacaciones pagadas, aguinaldo o reparto de utilidades. Además, se les imponen jornadas de trabajo que exceden el máximo de ocho horas que estipula el artículo 61 de la Ley Federal del Trabajo, sin que se les retribuya pago alguno por horas extras”, se acotó.
El estudio también puso en evidencia que en campos de cultivo de tabaco, frijol y jitomate persiste la inseguridad en las labores de fumigación, pues “no se proporciona equipo adecuado para manejar agroquímicos, por lo que son constantes las intoxicaciones por contacto con herbicidas, pesticidas y plaguicidas.
“Las mujeres jornaleras dividen su tiempo entre las labores domésticas y el trabajo en parcelas. Algunas están embarazadas, siguen laborando hasta los días previos al parto y retoman sus labores inmediatamente después de dar a luz”, señala.
El organismo dio a conocer que realizó un estudio para dar seguimiento a su recomendación 21/05, emitida en 2005, luego de la muerte de cuatro menores por intoxicación con plaguicidas en las plantaciones de tabaco de Zacualpan, municipio de Compostela.
Según el informe, la mayoría de los jornaleros son indígenas provenientes de los estados de Chiapas, Guerrero, Hidalgo, Oaxaca, San Luis Potosí y Veracruz, así como coras y huicholes de la sierra de Nayarit.
En cuanto a la producción de caña, explicó: “Un representante de cada comité de producción cañera del ejido hace convenios con el llamado cabo, quien es el encargado de la cuadrilla de jornaleros que trae desde su lugar de origen. Los trabajadores acuerdan de manera verbal las percepciones y las condiciones de trabajo, lo que deja a los patrones en libertad de incumplir lo ofrecido.
“La mayoría de los jornaleros no disfruta de prerrogativas como prima dominical, vacaciones pagadas, aguinaldo o reparto de utilidades. Además, se les imponen jornadas de trabajo que exceden el máximo de ocho horas que estipula el artículo 61 de la Ley Federal del Trabajo, sin que se les retribuya pago alguno por horas extras”, se acotó.
El estudio también puso en evidencia que en campos de cultivo de tabaco, frijol y jitomate persiste la inseguridad en las labores de fumigación, pues “no se proporciona equipo adecuado para manejar agroquímicos, por lo que son constantes las intoxicaciones por contacto con herbicidas, pesticidas y plaguicidas.
“Las mujeres jornaleras dividen su tiempo entre las labores domésticas y el trabajo en parcelas. Algunas están embarazadas, siguen laborando hasta los días previos al parto y retoman sus labores inmediatamente después de dar a luz”, señala.
