MEMORIAS DE UN DELFIN” -
Novela de Manú Dornbierer.
Los delfines y los seres humanos fueron por su inteligencia dos especies amigas y socias en la antigüedad histórica y desde mucho antes, como consta en cientos de leyendas griegas y de otros orígenes. Sin embargo, esa amistad se diluyó con la Edad Media que desacreditó al paganismo panteísta hasta que por fin la Inquisición logró que el hombre creyera que era dueño exclusivo de la Tierra . El Occidente se sumergió en una densa oscuridad de pensamiento. El Renacimiento trató de reparar el daño, pero ya era indeleble en la conciencia humana, como se sabría cuando llegó la industrialización en el siglo XIX. El hombre podía hacer con permiso divino lo que le viniera en gana con su planeta.
No fue sino hasta el siglo XX cuando los mares, abiertos y sublimados por el genio de Jacques-Yves Cousteau, cuyas proezas reprodujo la televisión, que renació el interés de los seres humanos por los delfines y hoy una buena parte de la humanidad empieza a comprender que debe colaborar con ellos en la salvación del planeta en crisis, no sólo por el daño que le infligió la civilización sino por el ciclo en que se encuentra la Tierra en su elíptica trayectoria alrededor del centro de su galaxia.
Un científico mexicano (refugiado español) especializado en el estudio del cerebro tanto humano como cetáceo, decide convertirse en delfín para impulsar el reencuentro de las dos especies inteligentes desde el fondo del mar. En su transmutación conserva su conciencia humana y se esfuerza por transmitir sus experiencias . Encuentra a una corresponsal que escribirá en la superficie las “Memorias de un Delfín”. Ella cumple con el cometido y además recopila conocimientos humanos sobre los cetáceos. En cierto momento descubre y denuncia el maltrato que se les aplica en el mundo entero. Pero descubre también el amor que han inspirado en las últimas décadas a en una importante parte de la población terrícola que los reconoce de nueva cuenta y que espera de los inteligentes cetáceos su colaboración para transformar la conciencia humana y conducirla a otra dimensión , lo único que puede salvar al planeta común .
¿Será posible la reunificación de las especies inteligentes antes del 21 de diciembre del año 2012, anunciado por diversas profecías como “el fin del mundo”?
Novela de Manú Dornbierer.
Los delfines y los seres humanos fueron por su inteligencia dos especies amigas y socias en la antigüedad histórica y desde mucho antes, como consta en cientos de leyendas griegas y de otros orígenes. Sin embargo, esa amistad se diluyó con la Edad Media que desacreditó al paganismo panteísta hasta que por fin la Inquisición logró que el hombre creyera que era dueño exclusivo de la Tierra . El Occidente se sumergió en una densa oscuridad de pensamiento. El Renacimiento trató de reparar el daño, pero ya era indeleble en la conciencia humana, como se sabría cuando llegó la industrialización en el siglo XIX. El hombre podía hacer con permiso divino lo que le viniera en gana con su planeta.
No fue sino hasta el siglo XX cuando los mares, abiertos y sublimados por el genio de Jacques-Yves Cousteau, cuyas proezas reprodujo la televisión, que renació el interés de los seres humanos por los delfines y hoy una buena parte de la humanidad empieza a comprender que debe colaborar con ellos en la salvación del planeta en crisis, no sólo por el daño que le infligió la civilización sino por el ciclo en que se encuentra la Tierra en su elíptica trayectoria alrededor del centro de su galaxia.
Un científico mexicano (refugiado español) especializado en el estudio del cerebro tanto humano como cetáceo, decide convertirse en delfín para impulsar el reencuentro de las dos especies inteligentes desde el fondo del mar. En su transmutación conserva su conciencia humana y se esfuerza por transmitir sus experiencias . Encuentra a una corresponsal que escribirá en la superficie las “Memorias de un Delfín”. Ella cumple con el cometido y además recopila conocimientos humanos sobre los cetáceos. En cierto momento descubre y denuncia el maltrato que se les aplica en el mundo entero. Pero descubre también el amor que han inspirado en las últimas décadas a en una importante parte de la población terrícola que los reconoce de nueva cuenta y que espera de los inteligentes cetáceos su colaboración para transformar la conciencia humana y conducirla a otra dimensión , lo único que puede salvar al planeta común .
¿Será posible la reunificación de las especies inteligentes antes del 21 de diciembre del año 2012, anunciado por diversas profecías como “el fin del mundo”?
