lunes, 28 de diciembre de 2009

Noticiero: Los Martes de Enkidu] De la compa Karina: sobre robos (desahogo)‏

Dice mi amiga que es el capitalismo, que es el patriarcado que nos pudre el corazón, que nos quita lo humano y nos arranca la capacidad de la solidaridad. Ella trata de consolarme, dice que es justo contra lo que estamos luchando, contra estas mutilaciones del alma, contra estas necesidades absurdas que nos inventa el sistema y que nos distancian tanto para impedir la alianza política, para que entre les propies oprimides nos hagamos daño. Otra amiga, me dice que es la lucha por la sobrevivencia.

¿Tú qué piensas de ello? ¿Piensas que sólo ha sido un trabajito más, como otros? ¿Piensas que me lo merezco, que quién me manda conservar algo?¿Piensas, como piensan los ricos, los poderosos, que el hombre es lobo del hombre?

Te llevaste el teléfono que me regaló mi amiga, pero ella sigue siendo mi amiga.

Te llevaste el anillo que fue de mi madre, Un ave de oro con piedras verdes que hacían su plumaje, pero no me pudiste quitar el recuerdo de sus manos hermosas acariciando mi cabello cuando niña.

Te llevaste, también, sus anillos con piedras rojas y los de piedras negras y piedras blancas y el de oro con grabados, y las arracadas y los aretes de plata con forma de rosas, pero yo me quedo con la imagen del gesto de mi madre adornándose ante el espejo, su mirada coqueta, el porte, el gesto ensayado de echar atrás el cabello para hacer resplandecer los brillantitos de sus orejas pequeñas y esparcir por la habitación el olor de su perfume. El último retoque a su lápiz labial y luego, su girar para sonreírme mientras yo la miraba encantada. Eso no pudiste quitarme.

Te llevaste el anillo que me regalaron cuando terminé la escuela. Sin embargo yo tengo aquí en el centro de mi corazón todo lo que me han dado mis libros, mis maestras, la huelga, el movimiento de estudiantes.

Te llevaste la pulserita que me dio mi amiga, pero ella sigue hablando conmigo mientras le cuento lo que me ha pasado.

El espejito de recuerdo de un paseo con mi niña, pero sigo teniendo la ternura de mi niña aquí, entre mis brazos.

Te llevaste la esclavita que me dio mi amor, tenía grabado mi nombre y la fecha de nuestro aniversario. Pero no me quitaste más, aquí siguen estando sus besos, su caricias y su presencia que me sostiene.

Me quitaste el rebozo negro, de bordados suaves, pero ¿sabes una cosa? No me quitaste la tibieza de los abrazos.

Te llevaste los lentes que uso para leer, pero sigo teniendo la mirada atenta y los ojos abiertos.

Te llevaste el anillo que me dio alguna vez el padre de mi hija, cuando pensábamos que un día nos casaríamos. Un anillo viejo, que no vale tres pesos, pero que yo le daría a mi niña cuando le narrara su historia. Se fue el anillo, pero queda el amor por la hija, queda la historia.

No te llevaste los lujos que no tengo, te llevaste símbolos de cosas queridas que yo conservaba. Ojalá pudieras entender: No tienes dinero, yo tampoco. Tienes que sobrevivir, yo también. Nos enemistas en lugar de construir alianzas que pudieran ir cambiando las cosas. Mira nada más qué tontería, qué falta de visión, de perspectiva.

¿Qué habrás de comprar con lo obtengas por lo robado? Ropa o zapatos. Tampoco es que alcance para tanto, comida o un paseo o bebida o dulces, frituras.

Lo que te llevaste era poquito en el valor que le dan los del dinero. Así que te dará un taco pero no quitará tu hambre, te dará una prenda de vestir pero no quitara tu miseria, te dará un rato de intoxicación pero no te hará menos infeliz. Te dará tal vez para pagar un mes de la renta de tu vivienda pero no te dará el lugar seguro al que llegar.

Pusiste tus manos en mi cuello y me arrojaste contra la pared, me asustaste, me violentaste. Me hiciste daño, me robaste objetos, mi cuerpo todavía tiene miedo.

Pero no voy a permitir que me des nada, no voy a permitir que me quites nada.

El horror es tuyo, llévatelo; la desdicha, la desesperanza, llévatelas y sigue lejos tu camino.

Yo estoy completa, no pudiste hurtarme nada. Todo lo que es mío yo lo tengo. Sigo creyendo que podemos hacer las cosas, el mundo de algún día y el mundo de lo cotidiano,de otra forma. Mi corazón sigue abierto, y mi casa sigue abierta y mis brazos siguen abiertos para mi gente.