lunes, 9 de agosto de 2010

Más allá del fallo de la Corte, parejas gays ya crian a sus hijos

Discutirá hoy el tribunal la adopción en matrimonios homosexuales

Más allá del fallo de la Corte, parejas gays ya crian a sus hijos

Somos una familia sin conflictos y nos aceptan, dicen madres de una niña

Fernando Camacho Servín
Periódico La Jornada
Lunes 9 de agosto de 2010, p. 40

Este lunes, la Suprema Corte de Justicia de la Nación debatirá sobre las adopciones realizadas por parejas del mismo sexo, pero en el país existen desde hace muchos años miles de homosexuales y lesbianas que encabezan núcleos familiares y ejercen su derecho a la paternidad sin esperar ningún tipo de resolución judicial.

Luego de que el jueves pasado los magistrados aprobaron por ocho votos en favor y dos en contra las modificaciones al artículo 146 del Código Civil del Distrito Federal, que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo, se programó para hoy la discusión sobre el derecho de esas parejas a adoptar niños, uno de los puntos que más controversia han generado entre grupos conservadores.

La cantidad de familias homoparentales en México –que tuvieron hijos por una relación heterosexual previa, por adopción, por reproducción asistida o por haber acogido a los de otra pareja que no pudo ocuparse de ellos– es muy incierta, por la falta de estadísticas oficiales al respecto.

Aunque no hay datos precisos, investigadores independientes calculan que el número de estos núcleos familiares oscilaría entre 250 mil y un millón en todo el país. La Jornada habló con tres parejas que, desde hace unos años, ya saben lo que significa ser padres y madres aun sin el apoyo de la ley.

Mamá, mamá e hija

Con una paciencia infinita, Emma Villanueva y Janis Alba escuchan las historias que les cuenta Gala, su pequeña hija de ocho años, quien no para de hablar. Ellas ejercen su maternidad desde hace varios años y encabezan una de las miles de familias homoparentales que existen en el país.

La experiencia ha sido un cambio radical en nuestras vidas. Nuestras carreras las dejamos en segundo término, porque para nosotras criar una niña era muchísima responsabilidad, cuenta Emma, coordinadora del Círculo de Familias Diversas.

Antes de decidirse a vivir juntas y asumir la crianza de Gala –hija biológica de Emma, producto de una relación anterior–, ambas investigaron exhaustivamente sobre las experiencias de otras familias homoparentales.

Descubrieron que, de acuerdo con más de 40 estudios –entre ellos de la Universidad Nacional Autónoma de México, la Asociación Sicológica de Estados Unidos y el Ministerio de Justicia alemán–, no hay ninguna diferencia emocional o sicológica entre los hijos de parejas del mismo sexo con respecto a las heterosexuales. Nada que pueda afectar su identidad de género, su preferencia sexual o su autoestima.

Somos una familia sin conflictos. Los colegas, los vecinos y nuestros parientes nos aceptan sin problemas. En las clases de karate y gimnasia de la niña siempre nos hemos presentado como sus dos mamás, y nunca hemos sentido ninguna especie de rechazo, cuenta Emma.

La escritora Ivonne Cervantes y la antropóloga Ángela Alfarache, madres de Constanza, han tenido una experiencia similar en sus 16 años de relación amorosa.

Aunque la mayoría de los periodistas quiere saber cómo se dio el embarazo, ese para ellas no es el tema principal. Lo que cuenta es que ambas son madres, y son igualmente responsables de Constanza, la niña que hoy tiene seis años y que para ellas significó toda una revolución personal, una experiencia agotadora, tremenda, mágica, hermosa.

A pesar de su inquietud por la reacción de los grupos conservadores, tampoco vivimos con miedo. Constanza tiene amigos con papás gays y con papás heterosexuales y hasta ahora no ha tenido problemas, como tampoco yo los he tenido, asegura Ángela.

Cuando lleguen las preguntas, sé qué contestaré

Cuando no te toca, aunque te pongas, y cuando te toca, aunque te quites. Guiado por ese razonamiento, Alfonso Aguilar se armó de valor un día y tomó la decisión de confesarle a su mujer que no era feliz, aunque la amaba, y que su deseo era estar al lado de otro hombre.

Hoy, pasado el momento difícil y a sus 37 años de edad, dice haber alcanzado la plenitud: tiene una relación estable con su novio, es buen amigo de su ex esposa y el hijo adolescente que tuvieron ambos es feliz porque ve que sus padres también lo son.

Nunca me he engañado a mí mismo ni tampoco a mi hijo, que tiene una relación muy buena con mi actual pareja. Él intuye que nosotros tenemos una relación, y cuando en su momento me lo pregunte, ya tengo la respuesta correcta, afirmó Alfonso en entrevista telefónica.

A mi hijo se le ha inculcado el respeto por él mismo y por los demás, es muy maduro, me demuestra cuánto me ama y considero que nunca le he fallado, es por eso que las críticas sobre la supuesta incapacidad de los homosexuales para ser padres, se deben a cuestiones políticas o de ignorancia que nada tienen que ver con la realidad.

Un largo proceso histórico

Para que la sociedad mexicana comience a ver como algo natural la paternidad de gays y lesbianas, hace falta desmontar las estructuras simbólicas que etiquetan ese fenómeno como algo perverso y antinatural.

Es la repetición de este estereotipo y la clandestinidad a la que los orilla la discriminación, lo que ha impedido que la mayoría de las parejas del mismo sexo consoliden relaciones a largo plazo, apuntó el antropólogo social y periodista Óscar Salvador.

No hay estadísticas oficiales, pero se ha comprobado que los hijos e hijas de estas parejas son más tolerantes, más respetuosos, son más receptivos y tienen menos ansiedad ante la diversidad de todo tipo, apunta Salvador.

Aunque en los padres y madres gays hay constantemente un sentimiento de ansiedad sobre la forma en que van a formarse sus hijos y cómo los verán los demás, esta situación empezará a cambiar cuando la sociedad se acostumbre a que el matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción son parte de la cotidianida