viernes, 15 de octubre de 2010

Matthew Shepard. A 12 años de un crimen motivado por la homofobia

Leonardo Bastida Aguilar
Aaron McKinney y Russell Henderson, los asesinos de Shepard
México DF, octubre 13 de 2010.
Pasaron más de 18 horas para que alguien encontrara el cuerpo inconsciente de Matthew Shepard -estudiante de Ciencia Política en la Universidad de Wyoming, Estados Unidos-, después de haber sido amarrado a una reja y torturado por Aaron McKinney y Russell Henderson, a quienes conoció la noche del 6 de octubre de 1998 en el bar “La Chimenea”en la localidad de Laramie.
Seis días después, a los 21 años, Shepard murió a causa de las heridas del ataque provocado por el “pánico gay” de sus agresores, quienes para convencerle de ir con ellos se hicieron pasar por homosexuales. Ambos fueron condenados a cadena perpetua tras haber sido perdonados por Judy Shepard, madre de la víctima. De esa manera libraron la pena capital.
Este crimen provocó que el presidente en turno de los Estados Unidos, William Clinton, solicitara una reforma a los códigos penales en los que se estableciera que la homofobia, al igual que el color de piel, raza, religión o sexo, es causa de crímenes de odio y por tanto debe ser sancionada. Sin embargo, pasaron 11 años para que esta propuesta fuera aprobada bajo el mandato de Barack Obama.
En aquella década, al interior de las fuerzas armadas estadounidenses, Barry Winchell, fue asesinado mientras dormía con un bat de baseball por su compañero Calvin Glover, por supuestamente acosarlo en el campo militar de Fort Campell, Kentucky. Este hecho reabrió el debate en torno a la política “No preguntes, no digas”, impuesta por Clinton en 1993, la cual permite a los miembros homosexuales de la armada de los Estados Unidos no tener que informar sobre su orientación sexual a sus superiores, y a éstos, les prohíbe preguntar al respecto.
Los padres de Winchell y muchos otros sectores consideraron que esta política era “segmentaria y discriminatoria” ya que impedía a las personas homosexuales de las fuerzas armadas expresarse abiertamente aunque se les protegiera de ser acosados por sus superiores y ser expulsados, ya que por reglamento el ejército estadounidense prohíbe el ingreso a sus filas a gays y lesbianas.
A 12 años de la muerte de Shepard, la jueza federal Virginia Phillips declaró como inconstitucional esta política en cualquier parte de los Estados Unidos por lo que ninguna persona homosexual puede ser expulsada o se le puede negar el acceso a las fuerzas armadas por su orientación sexual.
En memoria de Mathew Shepard y Barry Winchell está disponible el siguiente video en http://www.notiese.org/videos.php?vd_id=33