miércoles, 20 de abril de 2011

[mmsc] Discurso de Raúl Castro el 19 de abril de 2011, en la clausura del Congreso del Partido Comunista de Cuba‏

Indudable demostración de apoyo a la Revolución

Discurso de Raúl Castro el 19 de abril de 2011, en la clausura del
Congreso del PCC, en jornada que contó con la presencia del compañero Fidel

Compañeras y compañeros:

Nos vamos acercando al final del Congreso, luego de intensas jornadas
en las que los comunistas cubanos hemos discutido y aprobado los
Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la
Revolución, el Informe Central y diferentes resoluciones sobre los
principales asuntos analizados.

Considero que la forma más digna y a la vez productiva de conmemorar
el 50º Aniversario de la Victoria sobre la invasión mercenaria en
Playa Girón, un día como hoy, el 19 de abril de 1961, es precisamente
haber efectuado un magnífico Congreso del Partido, reunión que culmina
tras algo más de cinco meses del inicio de las discusiones acerca de
los Lineamientos, proceso de profundo carácter democrático y
transparente, cuyo protagonismo indiscutible lo asumió el pueblo bajo
la dirección del Partido.

Deseo, en nombre de los casi 800 mil militantes comunistas, de los mil
delegados al Congreso, de la nueva dirección de nuestra organización y
en particular, del compañero Fidel Castro Ruz, felicitar a todas las
cubanas y cubanos por su decisiva participación en el debate y la
indudable demostración de apoyo a la Revolución, lo cual constituye
para nosotros motivo de satisfacción y lo más importante, una
responsabilidad y compromiso superiores para lograr, con el concurso
de todos, la actualización del modelo económico a fin de garantizar el
carácter irreversible del Socialismo en Cuba.

Ya expresamos en el Informe Central que no nos hacíamos ilusiones de
que los Lineamientos y las medidas a ellos asociadas, por sí solos,
fueran la solución a todos los problemas existentes. Para alcanzar el
éxito en esta cuestión estratégica y en las demás, es preciso que de
inmediato nos concentremos en hacer cumplir los acuerdos de este
Congreso, bajo un denominador común en nuestra conducta: el ORDEN, la
DISCIPLINA y la EXIGENCIA.

La actualización del modelo económico no es un milagro que pueda
obrarse de la noche a la mañana, como algunos piensan; su despliegue
total se logrará gradualmente en el transcurso del quinquenio, pues es
mucho el trabajo de detalle, planificación y coordinación, tanto en el
plano jurídico como en la preparación minuciosa de todos los que
intervengan en su ejecución práctica.

También será necesario desarrollar una intensa labor de divulgación a
la población sobre cada medida que vayamos adoptando y al mismo
tiempo, mantener los pies y los oídos bien atentos y pegados a la
tierra, para superar los obstáculos que encontremos y rectificar
rápidamente los fallos que cometamos en su aplicación.

Estamos convencidos de que el principal enemigo que enfrentamos y
enfrentaremos serán nuestras propias deficiencias y que por tanto, una
tarea de tamaña dimensión para el futuro de la nación, no podrá
admitir improvisaciones ni apresuramientos. No renunciaremos a hacer
los cambios que hagan falta, como nos indicó Fidel en su reflexión de
ayer, los que efectuaremos al ritmo que demanden las circunstancias
objetivas y siempre con el apoyo y comprensión de la ciudadanía, sin
poner nunca en riesgo nuestra arma más poderosa, la unidad de la
nación en torno a la Revolución y sus programas.

Sin el menor afán de chovinismo, considero que Cuba está entre el
reducido número de países del mundo que cuentan con las condiciones
para transformar su modelo económico y salir de la crisis sin traumas
sociales porque, en primer lugar, tenemos un pueblo patriótico, que se
sabe poderoso por la fuerza que representa su unidad monolítica, la
justeza de su causa y preparación militar, con elevada instrucción y
orgulloso de su historia y raíces revolucionarias.

Avanzaremos con decisión, a pesar del bloqueo norteamericano y las
adversas condiciones imperantes en el mercado internacional, que se
expresan, entre otras, en las restricciones para el acceso de Cuba a
fuentes de financiamiento y la espiral de los precios del petróleo,
que arrastra al resto de las materias primas y los alimentos; en pocas
palabras, se encarece todo lo que adquirimos en el exterior.

A pocos meses de iniciado el 2011 y según datos muy recientes, ya se
eleva a más de 800 millones de dólares el costo adicional de las
importaciones del año, solo por el incremento de los precios, para
adquirir las mismas cantidades planificadas, lo que nos obligará en
cuanto termine el Congreso a realizar ajustes al plan aprobado en
diciembre pasado.

En estos momentos el ahorro de recursos de todo tipo continúa siendo
una de las fuentes principales de ingresos del país, pues todavía
existen gastos irracionales e inmensas reservas de eficiencia que
debemos explotar con mucho sentido común y sensibilidad política.

Pese al aceptable comportamiento obtenido hasta la fecha en la entrega
de tierras ociosas en usufructo, al amparo del Decreto-Ley 259 del
2008, aún persisten miles y miles de hectáreas de superficie
cultivable esperando por brazos dispuestos a extraerle los frutos que
tanto demanda la población y la economía nacional y que podemos
cosechar en nuestros campos para sustituir las cada vez más costosas
importaciones de muchos productos, que hoy benefician a
suministradores extranjeros, en lugar de a nuestros campesinos.

Lo primero que debemos hacer es cumplir lo que acabamos de aprobar en
este evento y por ello no es fortuita la decisión de que el Comité
Central analice en sus plenos, al menos dos veces al año, cómo se
cumplen los acuerdos del Congreso, en particular la marcha de la
actualización del modelo económico y la ejecución del plan de la economía.

En este sentido, debo resaltar la trascendencia de la tarea asignada a
la Comisión Permanente del Gobierno para la Implementación y
Desarrollo, la cual conducirá armónicamente los esfuerzos y acciones
de los organismos y entidades nacionales involucrados en la
actualización del modelo económico con el apoyo, en particular, del
Ministerio de Economía y Planificación, que constituye el Estado Mayor
del Gobierno para esta actividad del quehacer nacional.

Por otra parte, nuestros diputados tienen un mayor trabajo por
delante, ya que los Lineamientos aprobados por el Congreso serán
sometidos al análisis de la Asamblea Nacional del Poder Popular, para
su ratificación legislativa en los sucesivos períodos de sesiones, a
medida que vayamos completando la elaboración de las normativas
legales correspondientes.

Como ustedes escucharon, el Congreso acordó convocar para el 28 de
enero del próximo año, fecha en que se cumple el 159 aniversario del
nacimiento de José Martí, la Conferencia Nacional, la cual en la
práctica será una continuación del 6to Congreso, dedicada a valorar
con realismo y espíritu crítico la labor del Partido y también
precisar las transformaciones requeridas para ejercer el papel de
fuerza dirigente superior de la sociedad y el Estado que le
corresponde en virtud del Artículo cinco de la Constitución de la
República. Asimismo, acordamos otorgar a dicha Conferencia facultades
para actualizar los métodos y estilo de trabajo, estructuras y
política de cuadros, incluyendo ampliar y renovar el Comité Central.

Como se expresa en su convocatoria, la Conferencia Nacional estará
presidida por la determinación de “cambiar todo lo que debe ser
cambiado” contenida en la brillante definición del concepto Revolución
del compañero Fidel.

Para alcanzar el éxito, lo primero que estamos obligados a modificar
en la vida del Partido es la mentalidad, que como barrera sicológica,
según mi opinión, es lo que más trabajo nos llevará superar, al estar
atada durante largos años a los mismos dogmas y criterios obsoletos.
También será imprescindible rectificar errores y conformar, sobre la
base de la racionalidad y firmeza de principios, una visión integral
de futuro en aras de la preservación y desarrollo del Socialismo en
las presentes circunstancias.

En materia de política de cuadros, con la elección del nuevo Comité
Central, su Secretariado y el Buró Político, presentados en la mañana
de hoy, hemos dado un primer paso para cumplimentar lo que acordamos
en el Congreso, muy especialmente en lo que se refiere a iniciar un
proceso gradual de renovación y rejuvenecimiento de la cadena de
cargos políticos y estatales, al tiempo que se mejoró, de manera
sustancial, la composición racial y de género.

El Comité Central quedó integrado por 115 miembros, de los cuales 48
son mujeres, el 41.7 por ciento, lo que más que triplica la proporción
alcanzada en el congreso anterior, que fue del 13.3 por ciento. Los
negros y mestizos son 36, creciendo en un 10 por ciento su
representación, que asciende ahora al 31.3 por ciento.

Este resultado que, repito, es un primer paso, no es fruto de la
improvisación. El Partido, desde hace varios meses, venía trabajando
con profundidad en esta dirección con el propósito de conformar una
candidatura que tuviera en cuenta la necesidad de lograr proporciones
justas de género y raza en la membresía del Comité Central.

Fueron seleccionados de la gigantesca cantera de graduados
universitarios y especialistas calificados, que la Revolución no
perdió tiempo en formar. Son hijos de la clase obrera, surgidos de las
entrañas más humildes del pueblo, con una vida política activa en las
organizaciones estudiantiles, la UJC y el Partido; jóvenes que en su
mayoría cuentan con más de 10, 15 ó 20 años de experiencia en la base,
sin dejar de trabajar en las profesiones que estudiaron y casi todos
fueron propuestos por los núcleos donde militan, como parte del
proceso de preparación del Congreso.

Nos corresponde en lo adelante darles seguimiento y proseguir su
formación para prepararlos en interés de que progresivamente, con su
trabajo, puedan ocupar responsabilidades superiores.

En la integración de los órganos superiores del Partido —no obstante
la salida del Comité Central de 59 compañeros, la mitad de sus
miembros efectivos, la mayoría de ellos con una positiva hoja de
servicios a la Revolución— nos mantuvimos varios veteranos de la
generación histórica y es lógico que así sea, como una de las
consecuencias de las deficiencias cometidas en este ámbito, criticadas
en el Informe Central, que nos han impedido contar hoy con la reserva
de sustitutos maduros y con experiencia suficiente para asumir el
relevo en los principales cargos del país.

Por consiguiente, seguiremos adoptando medidas similares en esta
decisiva dirección durante la próxima Conferencia Nacional del Partido
y en la vida diaria de nuestro quehacer partidista, gubernamental y estatal.

El compañero Fidel Castro Ruz, fundador y Comandante en Jefe de la
Revolución Cubana, nos dio el primer ejemplo de actitud consecuente en
esta materia, al solicitar expresamente no ser incluido en la
candidatura del Comité Central.

Fidel es Fidel y no precisa de cargo alguno para ocupar, por siempre,
un lugar cimero en la historia, en el presente y en el futuro de la
nación cubana. Mientras tenga fuerzas para hacerlo, y afortunadamente
se encuentra en la plenitud de su pensamiento político, desde su
modesta condición de militante del Partido y soldado de las ideas,
continuará aportando a la lucha revolucionaria y a los propósitos más
nobles de la Humanidad.

En lo que a mí respecta, asumo mi última tarea, con la firme
convicción y compromiso de honor de que el Primer Secretario del
Comité Central del Partido Comunista de Cuba tiene como misión
principal y sentido de su vida: defender, preservar y proseguir
perfeccionando el Socialismo y no permitir jamás el regreso del
régimen capitalista.

En el Buró Político, como podrán observar, se refleja una adecuada
proporción de jefes principales de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias. Es natural que sea así, lo cual fundamento citando
las palabras del compañero Fidel en el Informe Central al Primer
Congreso del Partido:

El Ejército Rebelde fue el alma de la Revolución. De sus armas
victoriosas emergió libre, hermosa, pujante e invencible la patria
nueva […]. Cuando se fundó el Partido […] nuestro ejército, heredero a
su vez del heroísmo y la pureza patriótica del Ejército Libertador y
continuador victorioso de sus luchas, depositó en sus manos las
banderas de la Revolución y fue a partir de ese instante y para
siempre su más fiel, disciplinado, humilde e inconmovible seguidor.

Tengo sobradas razones para proclamar que las Fuerzas Armadas
Revolucionarias, de las cuales albergo el orgullo de haber sido
ministro por casi 49 años, nunca renunciarán a cumplir ese papel al
servicio de la defensa del pueblo, del Partido, de la Revolución y el
Socialismo.

La condición de miembro del Comité Central, si bien en parte había
sido hasta ahora un reconocimiento a la trayectoria de lucha de los
elegidos, lo cual fue justo, a partir de este momento deberá
predominar el concepto de que en esencia, esa categoría representa una
enorme responsabilidad frente al Partido y el pueblo, pues entre
congreso y congreso, el Comité Central es el organismo superior de
dirección partidista y le corresponden, según los estatutos, amplias
facultades en el control de la aplicación de la política trazada y los
programas de desarrollo económico y social del país, así como en la
política de cuadros y la labor ideológica, entre otras.

En consonancia con ello, se requiere elevar la preparación y
superación constante de sus miembros, ya que nos proponemos utilizar
activamente al Comité Central en la materialización de los acuerdos
del Congreso, como foro para analizar de modo colegiado, sin asomo de
formalismo, los principales temas de la vida del Partido y la nación.

Lo propio haremos en el Buró Político, como le compete, por ser el
organismo superior de dirección entre los plenos del Comité Central.

El Buró Político se compone de 15 miembros, reduciéndose en
comparación con el anterior de 24 integrantes, cantidad que en la
práctica resultó excesiva. En él ingresaron tres nuevos compañeros:
Mercedes López Acea, Primera Secretaria del Comité Provincial del
Partido en La Habana; Marino Murillo Jorge, Vicepresidente del Consejo
de Ministros y Jefe de la Comisión Permanente del Gobierno para la
Implementación y Desarrollo y Adel Yzquierdo Rodríguez, quien
recientemente fue nombrado Ministro de Economía y Planificación.

Estas promociones no son casuales, en el primer caso obedece a la
prioridad que el Partido concede a su labor en la capital, de más de
dos millones de habitantes y en los restantes compañeros, responde a
la significación estratégica de la actualización del modelo económico
y el desarrollo de la economía nacional.

Mantendremos la útil práctica de reunir de conjunto, semanalmente, a
la Comisión del Buró Político con el Comité Ejecutivo del Consejo de
Ministros, para evaluar los asuntos fundamentales del acontecer
nacional, al tiempo que continuaremos propiciando la participación en
las sesiones mensuales del Consejo de Ministros, según los temas a
debatir y en calidad de invitados, a los miembros del Buró Político y
del Secretariado del Comité Central, el Consejo de Estado y la
presidencia de la Asamblea Nacional; los cuadros centro de la Central
de Trabajadores de Cuba (CTC), demás organizaciones de masas y la UJC,
al igual que a los primeros secretarios de los comités provinciales
del Partido y los presidentes de los consejos de la Administración Provincial.

Este método ha probado su eficacia para trasmitir, sin intermediarios,
a los principales dirigentes de todo el país, informaciones
indispensables y orientaciones para el desempeño de sus responsabilidades.

Finalmente, a ninguno de nosotros escapa la importancia histórica que
revistió para el destino de la Revolución la aplastante derrota a la
invasión mercenaria de Playa Girón, como resultado de la firme,
incesante y decidida acción de nuestros combatientes, que bajo el
mando directo del Comandante en Jefe Fidel Castro, quien se mantuvo
todo el tiempo en el teatro de operaciones donde se libraban las
acciones combativas, destrozaron, en menos de 72 horas, el intento del
gobierno de los Estados Unidos de crear una cabeza de playa en un
apartado rincón de la patria, al cual pretendían trasladar después,
desde una base militar en la Florida, un gobierno títere que
solicitara a la Organización de Estados Americanos, la tristemente
célebre OEA, la intervención militar de fuerzas norteamericanas,
ubicadas en aguas muy cercanas, acompañando al contingente mercenario
desde su salida de costas centroamericanas, como ya habían hecho en
Guatemala en 1954 siete años antes, al derrocar al gobierno
progresista de Jacobo Arbenz.

Sirva la ocasión para repetir las palabras de Fidel en el décimo
quinto aniversario de la Victoria, el 19 de abril de 1976 cuando dijo:
“A partir de Girón todos los pueblos de América fueron un poco más libres”.

En Girón, por primera vez fue empleado en defensa del socialismo en
Cuba el armamento suministrado por la entonces Unión Soviética pocos
meses antes, sin apenas haberlo podido asimilar completamente. Es
justo, un día como hoy, reconocer que sin la ayuda de los pueblos que
componían aquel inmenso país, en especial el pueblo ruso, la
Revolución no hubiera podido sobrevivir en los años iniciales ante las
crecientes y continuas agresiones del imperialismo y por eso les
estaremos eternamente agradecidos.

Nuestra gratitud, un día como hoy, a los actuales países socialistas
por su invariable cooperación y apoyo en todos estos años de duras
batallas y sacrificios.

Los pueblos hermanos del Tercer Mundo, en especial los de América
Latina y el Caribe, que se esfuerzan por transformar la herencia de
siglos de dominación colonial saben que siempre contarán con nuestra
solidaridad y apoyo.

Un caluroso saludo fraternal a los partidos comunistas y demás fuerzas
progresistas de todo el planeta, que luchan sin cesar, partiendo de la
firme convicción de que un mundo mejor es posible.

También deseo expresar el reconocimiento del pueblo cubano a todos los
gobiernos que, año tras año, han reclamado con su voto y con su voz,
en las Naciones Unidas, el cese del bloqueo económico, comercial y
financiero impuesto por los Estados Unidos a Cuba.

Finalmente, llegue nuestro agradecimiento a todas y todos aquellos que
de uno u otro modo participaron en la exitosa organización y
aseguramiento de este Congreso.

Creo que no existe mejor modo de celebrar el 50 aniversario del Día de
la Victoria en Playa Girón, que clausurar este histórico Congreso del
Partido con el simbolismo que encierra la “Elegía de los Zapaticos
Blancos” del Indio Naborí, declamada vibrantemente por el actor Jorge
Ryan y las emocionadas palabras de Nemesia, la niña carbonera que vio
morir indefensa a su madre y las heridas producidas a su abuela y dos
hermanos por la acción asesina de aviones pintados con las insignias
cubanas y cuyos zapatos blancos, perforados por la metralla enemiga,
se exponen en el museo de Playa Girón, como constancia material de que
la Revolución se mantiene victoriosa 50 años después, rindiéndole
honor a sus caídos.

Muchas gracias.