lunes, 14 de noviembre de 2011

Irlanda cierra su embajada en el Vaticano

  • La razón es un “recorte de gastos”, argumentan funcionarios
  • Redacción NotieSe
    Enda Kenny, Primer Ministro de Irlanda
    México DF, noviembre 07 de 2011.
    Debido a que los intereses irlandeses ante el Vaticano pueden ser representados por un embajador no residente en Roma, el país europeo dio a conocer el cierre de su embajada en la Santa Sede, una decisión que de acuerdo con el ministro de Relaciones Exteriores de Irlanda, Eamon Gilmore, es resultado de un “programa de recorte de gastos”, y no de un “ataque a la cultura católica”.
    Si bien la embajada de Irlanda en el Vaticano es una de las más antiguas del mundo, pues opera desde 1929, “no produce nada a nivel de inversión”, señaló el funcionario, quien lamentó que por razones económicas “tengamos que reducir el número de nuestras embajadas, incluida la del Vaticano".
    El ministro negó tajantemente en declaraciones a la radio pública irlandesa que los motivos sean otros diferentes a los económicos, pues recordó que este cierre se dio conjuntamente con el de las oficinas de representación en Irán y Timor Oriental. Con respecto al primero, donde Irlanda cuenta con una embajada desde 1976, "los volúmenes comerciales con ese país no están a la altura de lo esperado", explicó para justificar la decisión.
    Al respecto, el cardenal Sean Brady, primado de Irlanda, señaló que, con esta postura, Dublín demuestra que no tiene en consideración “el importante papel que cumple la Santa Sede en las relaciones internacionales, ni reconoce los lazos históricos, de siglos, entre el pueblo irlandés y la jerarquía de la Iglesia”.
    Por su parte, el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, comentó que “cualquier Estado que tenga relaciones diplomáticas con la Santa Sede es libre de decidir, sobre la base de sus posibilidades e intereses, si desea contar con un embajador, residente en Roma, o en otro país”.
    Aunque la versión oficial señala que se trata de una medida como parte de un programa de recorte de gastos, cabe recordar que a partir de 2009, luego de que se hicieran públicos los casos de abuso sexual de menores por parte de clérigos irlandeses, la relación del país con el Vaticano ha sufrido una crisis.
    Si bien esto abrió una grieta entre la Santa Sede y el país europeo, la situación se agravó luego de la publicación de algunas investigaciones que daban cuenta de violaciones sistemáticas de niños y niñas en colegios e internados de Irlanda, y cómo las autoridades y la Iglesia ocultaron las acusaciones y denuncias presentadas en contra de los clérigos. Un ejemplo de lo anterior fue el reporte oficial sobre abusos cometidos por sacerdotes católicos en la diócesis de Cloyne, localidad al sur del país.
    “El informe Ryan, publicado en el 2009, mostró en toda su crudeza los horrores sufridos por niños y niñas irlandeses a manos de monjas, sacerdotes y personal seglar a lo largo de más de seis decenios, y describió con todo lujo de detalles (con frecuencia mediante testimonios de las propias víctimas) un catálogo de agresiones físicas y verbales, y todo tipo de tropelías realizadas sobre la base del miedo y el abuso de la autoridad. Seis meses después, los resultados de una segunda investigación oficial revelaron la connivencia entre la jerarquía eclesiástica y las autoridades del Estado –incluidas la policía y la fiscalía– para erigir un muro de silencio que protegiera a los curas pederastas.
    “Centrado en las alegaciones de abusos sexuales presentadas contra 46 sacerdotes de la archidiócesis de Dublín entre 1975 y 2004 (una pequeña muestra del país), el informe concluyó que "la Iglesia católica antepuso la defensa de su propia reputación a la protección de niños vulnerables que estaban a su cuidado, y al castigo de los responsables de las agresiones aun conociendo sus identidades", encubriendo de manera sistemática las denuncias con la connivencia del establishment político irlandés, caracterizado a lo largo de los años por un servilismo atávico al poder religioso”, señala la nota publicada por la versión on line del diario español La Vanguardia.
    Sin embargo, el primer ministro de Irlanda, Enda Kenny, subrayó que el mantenimiento de Villa Spada, edificio donde se albergaba la embajada, costaba a los contribuyentes irlandeses un millón de euros al año, por lo que subrayó que el motivo del cierre fue una cuestión económica. "No se puede justificar esta cantidad en el actual clima de crisis económica, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de una misión que no genera beneficio alguno a la hora de fomentar inversiones".
    Aunque un 87 por ciento de la población en Irlanda se declara católica, la asistencia a misa ha caído, los jóvenes no quieren ser curas o monjas y los ingresos de las parroquias han disminuido alrededor de un 15 por ciento. El gobierno irlandés ha exigido a las órdenes religiosas, o en su defecto al Vaticano, el pago de la mitad de los 1mil 360 millones de euros establecidos como indemnizaciones a las víctimas de los abusos, y propone que se traspase al Estado la propiedad de conventos, colegios, asilos y tierras.
    Con información de AFP / La Vanguardia