María se volvió adicta al juego y las apuestas desde hace ocho años; actualmente está en rehabilitación en Jugadores Anónimos.
Comenta que es común encontrar en los casinos a mujeres divorciadas, viudas o solteras que van a paliar su sensación de vacío “que no llenan ni los hijos ni el trabajo’, con la ilusión de ganar algo. Divorciada, con tres hijos y un negocio propio que sacar adelante, María considera que para muchas mujeres que están solas ir a un casino es una forma de evasión maravillosa porque vas a un lugar donde nadie te habla ni te quiere ligar, cada quien está en lo suyo
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Cuenta que cuando se divorció no supo cómo ocupar el tiempo libre que tenía cuando sus hijos visitaban a su papá. Entonces descubrí los casinos y pasaba ahí todo mi tiempo
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Afectas todo tu entorno. Mis hijos se preocupaban mucho porque les decía que regresaba a las 10 de la noche y a las cuatro de la mañana no había vuelto. En cuanto al dinero,
haces hoyos para tapar otros. Pides prestado, inventas lo que sea con tal de seguir jugando, afirmó