miércoles, 16 de enero de 2008

Advierte inconveniencia de movilidad estudiantil

En su manejo interno, algunas de nuestras universidades reflejan prácticas ahora frecuentes en un régimen de derecha, pero igualmente cuestionables. Además de una estricta censura a la crítica y la descalificación a todo lo que huela a izquierda (UAM-Xochimilco), las autoridades también impulsan la práctica del Cuajimalpaso (sic), es decir, la toma apresurada de decisiones que, en voz de la Auditoría Superior de la Federación, luego hasta resultan en “irregularidades” contra “el patrimonio de la UAM” y en denuncias penales. El ejemplo más reciente de esa práctica ha sido la aprobación de reformas a la legislación universitaria que crean en la UAM la versión de movilidad estudiantil de la SEP-ANUIES.
La sesión de Colegio Académico se programó para el 19 de diciembre de 2007, dos días antes del inicio de vacaciones, sin que se diera tiempo ni aviso para la más mínima consulta, y en un periodo en el que profesores, personal administrativo y estudiantes realizan evaluaciones, múltiples informes, entrega de actas, cierres de ejercicio, etcétera. Resultó con esto una movilidad estudiantil que adolece de problemas. Uno importante es que abre una vía de ingreso a la UAM a estudiantes de instituciones privadas nacionales y extranjeras, quienes tomarán un espacio vital (sobre todo en esta época de restricción a la matrícula) de la universidad pública que todavía sigue siendo patrimonio de estudiantes de clase popular. Sobre todo cuando no se establece una estricta reciprocidad con las instituciones de origen y tampoco se incluye algo que pueda impedir que con la actual y distorsionada obsesión por la “calidad” y la “excelencia” en los hechos se dé abrumadora preferencia a quienes provienen de universidades de “calidad” o glamour.
Difícilmente veremos en nuestros salones a numerosos estudiantes de las universidades pobres del país. La movilidad de la SEP-ANUIES, que ahora apresuradamente retoma la UAM, vendrá así a reforzar las crecientes tendencias a convertir las universidades públicas en espacios de privilegio.
Hugo Aboites, UAM-Xochimilco