jueves, 17 de enero de 2008

Carmen Aristegui

La radio, como el resto de los medios en México, se encuentra altamente concentrada, si bien no en la posesión de concesiones, sí en su manera de operar.En el ámbito privado, la gran mayoría de las emisoras han sido afiliadas a algún grupo, sea nacional, como Radiorama, o bien regional, como Radio Centro o Radiópolis. Varios de éstos han hecho acuerdos para ser transmitidos, vía satélite o internet, a Estados Unidos, en busca de la audiencia de habla hispana. Algunos constituyen una gama de conglomerados mayores formados por periódicos, salas de cine y/o canales televisivos: Televisa, MVS, Estrellas de Oro. Estos grupos son tan fuertes que actúan a la cabeza de los demás, creando sinergias entre las distintas ramas y acrecentando de manera enorme sus ganancias.Abiertamente, sólo Radiópolis tiene capital extranjero, del grupo Prisa. El consorcio español, cuyo origen se encuentra en la fundación del periódico El País, se expandió con rapidez en los últimos años. Con el crecimiento vino también su trasnacionalización económica y un viraje en su postura de izquierda democrática hacia el centro y la derecha. El periódico se alineó con los panistas, apoyando en sus informaciones y editoriales la entronización de Felipe Calderón en 2006. Pudo más la lógica empresarial que el prestigio entre sus lectores, a quienes no le importó traicionar. El vínculo con Televisa se explica en esta lógica y también el privilegiar la alianza por sobre los contenidos y el respeto a la audiencia.En este panorama, la salida de Carmen Aristegui de la XEW era un hecho previsible. Sin embargo, la censura a la periodista debe también entenderse en el contexto político del momento. Al carecer de legitimidad, la Presidencia ha venido aplicando una serie de medidas que apuntan hacia la represión de los movimientos sociales y de los ciudadanos que se opongan a las decisiones privatizadoras. Al situar al Ejército en el centro de la lucha contra el narcotráfico, se le ha otorgado un poder que antes no tuvo. Y los abusos cometidos en contra de civiles se mantienen impunes. La policía tiene equipo antimotines desde el sexenio anterior. La televisión difunde continuamente la figura de los militares en acciones de rescate, de apoyo en desastres naturales y de persecución a los delincuentes, con lo cual se pretende crear entre la población una atmósfera positiva a la presencia de los soldados en la vida diaria.Todos los regímenes autoritarios necesitan tener de su lado a los medios. Hasta la primera mitad del siglo XX, la prensa fue el más controlado. Sin embargo, las batallas más cruentas por la libertad de expresión se dan ahora en las ondas electromagnéticas, por la razón evidente de su alcance masivo. A mediados de los años ochenta, las emisoras radiofónicas comenzaron a cambiar y se abrieron espacios informativos en casi todas ellas. Los programas noticiosos, como el que tenía Carmen Aristegui en la XEW, de varias horas por la mañana, se popularizaron.Gutiérrez Vivó fue el pionero en establecer un periodismo radiofónico distinto, con invitados especialistas en sus temas, en las mesas de análisis. Aparentemente el profesionalismo había llegado a la radio. Y durante un tiempo muy breve, entre 1995 y 2000, la televisión tuvo atisbos liberales en algunos canales y programas. El crecimiento de la oposición de izquierda, representada por la figura de López Obrador, hizo que la derecha comenzara a aplicar una estrategia para cortar, poco a poco, esas libertades. A partir de 2001, el gobierno de Fox maniobró para cerrar espacios, perseguir periodistas, otorgar más prebendas a los grandes consorcios a cambio de su fidelidad. Recordemos que en 2003 la Presidencia de Fox gastó a diario 18 millones de pesos en televisión y 61 millones en radio para difundir su obra y decisiones. En 2005 la erogación fue de 76 millones de pesos, en 2006 llegó a 644 millones en propaganda. Paralelamente los medios públicos se quedaron con presupuestos raquíticos. Al final, vino la Ley Televisa de la que todavía no se repone el país pues su inconstitucionalidad no ha traído, como se esperaba, una nueva ley. Calderón sigue el mismo esquema, pues entre enero y octubre de 2007 dilapidó 2 mil 650 millones de pesos de nuestros impuestos en publicidad audiovisual.Cientos y miles de radioescuchas han enviado cartas a los periódicos y correos electrónicos protestando por la desaparición de un programa cuya credibilidad se fue forjando desde que Aristegui llegó a la W, porque la periodista equilibraba la difusión de posiciones, de puntos de vista, de posturas partidistas. Hacía un periodismo profesional, dando voz a todo el que tenía algo socialmente importante que decir.Según el panorama existente, el control sobre los medios desde los poderes económicos y políticos de derecha continuará, agravándose conforme se cometan mayores atentados a la salud de la nación