lunes, 28 de enero de 2008

Queja mal atendida en el ISSSTE

La licenciada Natividad Calderón, de Quejas del ISSSTE, recibió el 5 de junio de 2006 una queja contra el neurólogo Guillermo Germán, del turno vespertino del hospital Adolfo López Mateos (21-VII-05), y del doctor Baltazar González, de la clínica familiar de Coyoacán, por haber recetado medicamentos prohibidos a enfermos con hipertensión y deficiencia renal (Novax y sales de potasio).
La contestación a dicha queja la recibí un año y tres meses después de haber entregado por la oficialía de partes (3-11-06) las 40 pruebas que respaldan la queja. La respuesta se debió a que la CNDH le pidió al ISSSTE cumpliera con el artículo octavo constitucional, de dar respuesta a la petición.
La respuesta no se apoyó en fuentes primarias como expedientes, pues el hospital ALM así como la clínica los extraviaron desde octubre, según me informó la licenciada que lleva el caso y quien me solicitó las pruebas. Según la licenciada Calderón, se recurrió a Conamed. Esta institución conoció el caso antes que el ISSSTE (23-5-06), pero lo rechazó porque no se solicitaba indemnización económica. Los argumentos que expone la licenciada Calderón con apoyo de Conamed resultan distorsionados con un montaje de falsedades sobre la realidad de la paciente (hoy fallecida).
Pasan por alto la deficiente atención médica que tuvo en el último año 2004-2005, producto de la política neoliberal, de las obvias negligencias médicas de los doctores Guillermo Germán y Baltazar González; de la indiferencia para responder al caso con la puntualidad de la queja, de lo incoherente de sus argumentos pragmáticos y administrativos, de la soberbia e impunidad para dar carpetazo al expediente 0510/2006.
La falta de sensibilidad y de ética de las autoridades del ISSSTE para corregir los errores salta a la vista con el carpetazo. La sanción solicitada era encaminada a hacer conciencia de las deficiencias y errores que a diario cometen los médicos y enfermeras del ISSSTE, con el objeto de evitar se continúe recetando equivocadamente y provocando el aceleramiento de la muerte. ¡Qué tristeza que no entendieron!
Gracias,
E. Beatriz Zúñiga V.