martes, 22 de abril de 2008

ENCRUCIJADA QUE DEFINIRÁ NUESTRO FUTURO

Rubén Durán Cachón (Atila)


Aunque lamentablemente miles de mexicanos no lo comprendan bien, las propuestas de modificación de la industria petrolera ponen al país en la encrucijada que definirá nuestro futuro en el Siglo XXI… o tal vez más allá.
La revolución maderista que se inició en 1910, en contra de la dictadura de Porfirio Díaz, se puede decir que culminó en 1917 con Carta Magna o Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, promulgada por el Presidente Venustiano Carranza, que nos otorgó las libertades individuales, la posibilidad de elegir nuestro propio destino, a nuestros gobernantes, a tener acceso a la educación laica, al reparto justo de la tierra y a ser dueños absolutos de los recursos naturales habidos en nuestras tierras y aguas, y como herencia especial, estableció, en el art. 127, entre otras cosas lo siguiente: "Tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos o de minerales radiactivos, NO SE OTORGARÁN CONCESIONES NI CONTRATOS NI SUBSISTIRÁN, EN SU CASO, LOS QUE SE HAYAN OTORGADO Y LA NACION LLEVARÁ A CABO LA EXPLOTACION DE ESOS PRODUCTOS".
Si bien la revolución mencionada y la Constitución de l917 nos legaron las bases jurídicas de nuestro futuro desarrollo, lo que nos permitió, dejar de ser de un país colonial y convertirnos en un Estado moderno fue sin duda la Expropiación Petrolera, decretada en 1938 por el entonces presidente de la república General Lázaro Cárdenas del Río.
Y es que la expropiación petrolera no fue injustificada. En 1917, las compañías norteamericanas se negaban a pagara los trabajadores mexicanos la cantidad de $ 26,332,000.00 que adeudaban por razones de aumentos de salario y prestaciones establecidas de acuerdo a la Ley Federal de Trabajo a pesar de que la Suprema Corte decretó un fallo a favor de los trabajadores mexicanos, y no obstante que las compañías expropiadas, trece norteamericanas y cuatro inglesas, habían obtenido en tan sólo algunos años de explotar el petróleo mexicano ganancias netas que sobrepasaban en un 1000% de la cantidad invertida.
Es importante señalar que en esa época, tras las revueltas revolucionarias, el gobierno federal se encontraba prácticamente imposibilitado para pagar las altísimas indemnizaciones exigidas por las empresas expropiadas, pero, gracias a la solidaridad del pueblo de México, que comprendió la importancia de ser dueños de nuestros recursos, se dio a la tarea de contribuir espontánea para pagar lo que consideraba suyo: el petróleo. De tal manera que durante muchos meses desfilaron mexicanos de todos los estratos sociales en el Palacio Nacional para dar, de acuerdo a sus posibilidades, algunas joyas, algunos centavos, gallinas, cerdos, vacas, en fin, fue una conmovedora historia de solidaridad de los mexicanos para apoyar a un gobierno que defendió, contra las potencias extranjeras poderosas, lo que legítimamente nos pertenecía: el "oro negro".
El valor del petróleo ha subido de manera estratosférica en los últimos 50 años. Un país con este recurso, con producción suficientes para estar entre los primeros productores mundiales, es sin duda alguna un país rico, es el caso de México. En nuestro país, las ganancias del petróleo proporcionan el 40 % de lo que requiere para su funcionamiento anual, o sea, el gasto o presupuesto del ejecutivo, por lo que decir que la compañía nacional de Petróleos Mexicanos no es productiva es la mentira más grande que se le puede ocurrir a cualquier mexicano. Que se le ha saqueado es otra cosa, que está mal administrada es una realidad, pero de allá a que tengamos que regresar al pasado histórico para que compañías privadas vengan a invertir para extraer, refinar, transportar y explotar nuestro petróleo, es la aberración más grande que los mexicanos podríamos permitir en este siglo.
Desgraciadamente, nuestra rupestre democracia de partidos políticos nos ha llevado a la confrontación, de tal manera que ya no vemos por lo esencial que es la defensa de los intereses comunes, de nuestros recursos naturales, de nuestra libertad y de nuestra autonomía, sino por la defensa de nuestros colores partidarios y de sus líderes.
La encrucijada de ceder o no nuestro petróleo a las compañías privadas como propone el ejecutivo federal, significa nada menos que entregar o no el futuro de las nuevas generaciones y del país en su conjunto a manos extrañas, ceder a esa propuesta sería un retroceso histórico a la época de la dictadura, y una estúpida forma de atentar contra los supremos dictados de nuestra Carta Magna.
Por eso es necesario despojarnos de colores y camisetas partidistas, de idolatrar líderes y gobernantes y actuar como auténticos mexicanos en defensa de lo nuestro.
En la encrucijada fatal que vive al país debemos pensar como auténticos mexicanos sin filiación partidista. En última instancia ¡qué nos importa López Obrador, Felipe Calderón, el PRI, el PAN, el PRD y todos los partidos! Lo fundamental es luchar juntos por la defensa de nuestras riquezas, a no aceptar la propuesta privatizadora y, por lo demás, dejemos que los partidos y políticos se sigan matando entre sí por alcanzar el poder, que al fin y al cabo…es lo menos importante.
dr_rubenduran@hotmail.com