sábado, 2 de agosto de 2008

analisis de La Jornada sobre la situación cubana‏

La editorial Ocean Sur tiene el gusto de invitarlo a la próximapresentación de libro “Encuentros y desencuentros de la izquierda enAmérica Latina. Un mirada desde el foro de Sao Paulo” de RobertoRegalado del Departamento de Analisis del Comité Central del PartidoComunista de Cuba y a la presentación del proyecto de la revistateórica Contexto Latinoamericano, de la misma editorial.La cita es el próximo 7 de agosto a las 19:00 hrs en la casa de laeditorial: Juan de la Barrera N. 9 Col. Condesa Del. Cuauhtémoc. Tel.5553-5512 cerca del metro Sevilla y Chapultepec.Se contará con la presencia del autor y editor del proyecto. Próxima reunión del Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba-DF,martes, 5 de agosto, 19h en Madero 71, 1 piso, int 4 (media cuadra delZócalo) con la presencia del Dr. Alberto Céspedes Carrillo, médicocubano, especialista en administración y organización de salud pública ----------------------------------------------------------------------------------------- (tomado de La Jornada, 31 de julio y 1 de agosto de 2008) A dos años de asumir el gobierno, RaúlCastro busca inyectar cambios orgánicos al sistema ---En la mira, el deterioro de servicios básicos como educación y salud, y ladevastada infraestructura Gerardo Arreola La Habana, 30 de julio. Dos años después de que asumió el poder, Raúl Castroabre interrogantes sobre el rumbo que seguirá para inyectar "cambiosestructurales" que hagan viable el sistema cubano, y al mismo tiempo muestrauna cautela que sugiere un ritmo más pausado en el trayecto.El 31 de julio de 2006, obligado por una enfermedad que le todavía le impideaparecer en público, Fidel Castro cedió el ejercicio provisional de susfunciones a su hermano menor, quien fue designado jefe de Estado y degobierno en febrero pasado. Desde su etapa provisional, Raúl movió los reflectores hacia la críticaescasez de alimentos, el burocratismo y la ineficiencia, y abrió en esaforma un debate en las estructuras oficiales, que coincidió con discusionesacadémicas y polémicas espontáneas sobre esos y otros temas de actualidad. En la fiesta nacional del 26 de julio del año pasado, en la provincia deCamagüey, Raúl Castro ofreció introducir "los cambios estructurales y deconceptos que resulten necesarios".Hablaba de la agricultura, pero pedía, sin rebasar los márgenes del sistema,"cuestionarnos cuanta cosa hacemos, en busca de realizarla cada vez mejor,de transformar concepciones y métodos que fueron los apropiados en sumomento, pero han sido ya superados por la propia vida".Su antecedente argumental era el discurso del 17 de noviembre de 2005 en laUniversidad de La Habana, en el cual Fidel Castro expuso que el sistemapolítico cubano puede destruirse desde dentro si no se reforma. Raúl pidió debatir su mensaje de Camagüey y detonó así una ronda de forospopulares, que abrieron las entrañas de la vida cotidiana y sedimentaronexpectativa de cambio. El comandante de la revolución Ramiro Valdés, uno de los líderes históricosde la revolución de 1959, dijo que se trataba de "revisar y actualizarcríticamente" la política económica.El ánimo social se conectó con la decisión del presidente de poner el nivelde vida de la población en primer plano, como cuando dijo hace un año que"el salario aún es claramente insuficiente para satisfacer todas lasnecesidades". Regresando al tema hace tres semanas, Raúl Castro dijo al Parlamento que"todos quisiéramos ir más rápido, pero es necesario actuar con realismo", yse excusó por la "crudeza" de decir algo que rara vez sale de la boca de unaautoridad en la isla: en este país "se trabaja poco". En esa ocasión ofreció una de las explicaciones más claras sobre sus planes:la gente tiene que cumplir realmente con su carga laboral, ahorrandorecursos y sin robar a la empresa; se eliminarán "gratuidades indebidas y elexceso de subsidios" y todo el mundo pagará impuestos. Como país que envejece, Cuba retrasará las jubilaciones para ajustarlas a unnivel que tienen, por ejemplo, Austria, Brasil o Sudáfrica. A finales de añouna reforma administrativa reducirá la estructura del gobierno, en busca deeficiencia. Jornadas de "trabajo real" Analistas estiman posible la compactación de sectores pródigos en oficinas,como el agroalimentario y la industria (cuatro ministerios cada uno), lasrelaciones económicas internacionales (tres ministerios) o la educación(dos). Ya se intenta agilizar la atención de ventanilla, al descentralizargestiones agrícolas y de vivienda hasta los municipios. Está bajo la mira oficial el deterioro de servicios básicos como laeducación y la salud y ha crecido la atención a la devastada infraestructuranacional. En resumen, Raúl está pidiendo que haya jornadas de trabajo real, rígidocontrol de los recursos públicos, menos paternalismo y mejor gestióngubernamental, para todo lo cual el presidente recurre a menudo al ejemplodel complejo empresarial de los militares. Su mensaje incluye la extirpación del mercado negro, el gran colchónsubterráneo de la subsistencia familiar. Su herramienta principal, que teóricamente también viene de las empresasmilitares, es un sistema de pagos indexado a los resultados en el sectorproductivo, pero los empleados de los servicios y la administración pública,donde está el grueso de la fuerza laboral urbana, tienen que esperaraumentos graduales. Pareciera que está en marcha una gran operación de limpieza delfuncionamiento de la economía, las instituciones y los servicios públicos,indispensable desde cualquier punto de vista. Lo que no queda claro es siserá una sacudida única o el primer escalón de un cambio de mayor calado.En contraste con el discurso del 26 de julio de 2007, cuando trazó unhorizonte de cambios, en la misma fecha de este año el presidente cubanodestacó la inflación internacional como el factor decisivo del corto plazo.Sin nuevas señales sobre la reforma, esta vez describió un panorama deausteridad inevitable. La gestión de Raúl Castro como jefe de Estado y degobierno reabrió la discusión de los límites a los que puede llegar aquí elsistema socialista en puntos tan sensibles como la propiedad y el mercado ycuál es el concepto admisible sobre el nivel de vida a que puede aspirar uncubano. Hace tres semanas, Raúl dijo al Parlamento: "Admiro la gran empresasocialista, incluidas las agropecuarias, y no renunciaremos a ellas. Conozcovarias que producen con eficiencia. Lo anterior no niega en absoluto elpapel de la cooperativa en sus diversas modalidades y del pequeñoagricultor, de los que también puedo poner ejemplos muy destacados. Todasson formas de propiedad y producción que pueden coexistir armónicamente,pues ninguna es antagónica con el socialismo". Ni antes ni después, en sus dos años de ejercicio, primero provisionalmentey luego de pleno derecho, el presidente cubano había expuesto argumentos tanexplícitos sobre la noción de propiedad. Pero aun ésta, su más extensaopinión en público en la materia en este lapso, deja sin precisar si lasconclusiones se quedan en la agricultura son válidas para toda la economía obajo qué reglas pueden funcionar. En la misma ocasión, el mandatario extendió todavía más los márgenes deldebate, al exponer que "socialismo significa justicia social e igualdad,pero igualdad de derechos, de oportunidades, no de ingresos. Igualdad no esigualitarismo". Y luego citó el discurso de la Universidad de La Habana (17de noviembre de 2005), en el que Fidel Castro reconoció: "Entre los muchoserrores que hemos cometido todos, el más importante era creer que alguiensabía de socialismo, o que alguien sabía cómo se construye el socialismo". Aunque esa fue la primera vez que Fidel hacía una confesión de ese tamaño,no es la primera vez que se levanta la espiral de discusiones sobre elmodelo cubano. Quizás la polémica más célebre fue la que enfrentó en laprimera mitad de los años 60 al Ché Guevara con Carlos Rafael Rodríguez,junto con otros líderes y teóricos cubanos y extranjeros. Siguieron otras discusiones en los años 70, la campaña de "rectificación deerrores y tendencias negativas" de los 80 y nuevos debates en los 90, quecriticaron o respaldaron cambios, en los que fueron y vinieron posiciones yconsecuencias prácticas sobre mercado y propiedad, alternando etapasaperturistas y centralistas. Entre otras variantes se produjo la "ofensivarevolucionaria" de 1968, que terminó por estatizar lo que quedaba de pequeñaempresa y la implantación de un modelo de corte soviético en los años 70. A lo largo de décadas aparecieron o desaparecieron el mercado agrícola delibre oferta y demanda, el autoempleo y regímenes varios sobre tenencia devivienda; ha habido épocas tanto de estímulos como de restricciones a lainversión extranjera, a la autonomía gerencial y a la centralización dedecisiones económicas. A mediados de julio, Raúl Castro autorizó la entrega de tierras a quiendemuestre que puede explotarlas, sea empresa estatal, cooperativa oparticular. Pero la que parece hasta ahora la decisión más trascendente delgobierno quedó limitada por la naturaleza de la dotación (en usufructo, noen propiedad) y un plazo de 10 años que, si bien es renovable, puede inclusoreducirse por causales de ley. La decisión está cobijada con otras, como la descentralización de funcionesdel Ministerio de Agricultura; la liberación de la venta directa de leche alos expendios minoristas, sin pasar por el intermediario estatal; unincipiente mercado de insumos y el aumento de precios al productor.Por ahora hay que esperar plazos adecuados para evaluar esta políticaagraria. Mientras, su definición ya es una pieza en un debate de nutridosantecedentes, aunque actualizado y que sólo forma parte de una discusiónmayor: la de la estrategia de desarrollo. Otra pieza es la construcción, a veces explícita, pero a menudo tácita, delhorizonte de nivel de vida. En los últimos dos años Raúl Castro autorizó lacompra de computadoras, la libre contratación de líneas de teléfonoscelulares, el alquiler de autos y el hospedaje en los hoteles de primera,todo lo cual estaba prohibido, y también permitió el comercio libre deelectrodomésticos, que se regía por limitaciones o prohibiciones. Además del impacto en el terreno de las libertades individuales y en elmercado interno, esa nueva política tiene un efecto conceptual: reconoce lalegitimidad de que una persona tenga ingresos altos y pueda materializarloscon el consumo de bienes y servicios. En la misma dirección apunta laindexación de salarios al rendimiento en el sector productivo y losestímulos al campo. Un activo polemista ha sido el propio Fidel Castro. Desde que volvió a tocaren público asuntos nacionales, en junio de 2007, ha incluido en susartículos su propio concepto de nivel de vida ("puede elevarse si seincrementan los conocimientos, la autoestima y la dignidad de un pueblo");su escepticismo sobre la inversión extranjera ("no se puede prescindir dealgunas. pero tampoco se puede inundar con dinero el país sin vendersoberanía"); críticas a la apertura económica de la década pasada ("medidasdesesperadas"), a la libre circulación de divisas (creó "desigualdades ydebilidades ideológicas"), a las remesas familiares ("limosnas", crean"desigualdades y privilegios irritantes") y a las visitas de los emigrados("propaganda para el consumismo"), y ha defendido una economía basada en elahorro y el consumo austero.