sábado, 11 de octubre de 2008

Tres lustros después. 68. Terrorismo... Los fracasos de Calderón. Unidad nacional. Impunidad... Por mis pistolas. Independencia e identidad. Infiernil

Tres lustros después

Las necesidades de un ombudsman militar en México, artículo publicado Forum número 22 de octubre de 1993, coincidió con los 25 años de la masacre del 2 de octubre de 1968, a tres lustros de su primera edición concuerda con el 40 aniversario y ahora es conveniente revisar los planteamientos que se hicieron en aquella ocasión.
La tesis sobre el ombudsman militar como institución del Congreso, propone la reforma del Ejército, condición sine qua non para lograr un cambio de régimen político. Según el planteamiento, la reforma del Estado debe pasar inevitablemente por un cambio profundo en el Ejército, para transformarlo de un aparato represor, al de guardián de la soberanía nacional y de las libertades ciudadanas, soportadas en una relación civil-militar democrática.
Lisa y llanamente, se trata de cambiar la ocupación histórica del Ejército: de ser tutela del orden interno, al de defensa nacional, función constitucional que ubica al enemigo afuera de las fronteras nacionales y sobrepone la seguridad humana a la seguridad del Estado.
Para ello es necesario instituir en México el ombudsman militar dotado de autonomía y patrimonio propio, nombrado por la mayoría de los diputados, inamovible, apartidista, facultado para proponer cambios en la legislación militar, entrar sin previo aviso a cualquier cuartel, revisar listas de castigados, procesados y de enfermos en los hospitales, supervisar el ejercicio del presupuesto de defensa y la administración militar, con la misión principalísima de salvaguardar los derechos humanos de militares y civiles para fortalecer las líneas de mando y la disciplina militar.
Aparte de la reacción virulenta de los altos mandos a causa de la publicación en Forum, qué ha pasado con la tesis después de 15 años.
Por una parte, pusimos a debate en los medios de comunicación el tema del Ejército hasta entonces intocado, herencia que se deja a la sociedad; el Congreso tomó la tesis de base para legislar sobre las fuerzas armadas; el ombudsman militar es tema de estudio e investigación en las universidades y se han elaborado varias tesis académicas.
Por otra parte, la Secretaría de la Defensa Nacional instituyó la Dirección General de Comunicación Social, la Subprocuraduría de Derechos Humanos y la Dirección General ; por primera vez en la historia, los tribunales castrenses toman en consideración el principio del debido proceso y en las escuelas militares incorporan a sus materias el tema de los derechos humanos; igualmente se incluye en los programas de adiestramiento en los cuerpos de tropa; el Estado Mayor considera la cuestión dentro de la planeación estratégica y emite varias publicaciones sobre el tópico, incluyendo el derecho internacional humanitario; además elaboró una cartilla de derechos humanos que trae consigo cada soldado durante su desempeño en las operaciones que realiza en el orden interno.
Se abrieron libros de registro de amparos, los abogados civiles y actuarios de los juzgados pueden ingresar a las prisiones militares, incluso los representantes de organismos de los derechos humanos; de esta manera, el personal militar presenta quejas a la CNDH cuando se ven agraviadas sus garantías por la acción del mando. Implícitamente sostiene la tesis: ninguna institución del Estado puede quedar exenta del escrutinio social, menos el Ejército, quien tiene el mandato de ser salvaguarda de la soberanía nacional, tal cual lo previene el máximo tribunal del país desde el affaire Gallardo-Forum-Sedena. Por tanto, el Ejército no puede apelar respeto a la ley militar violando la Constitución a través de una relación de secreto con la sociedad.
No obstante estos logros para el control democrático del Ejército, a partir de los gobiernos de derecha hemos tenido una regresión en la relación civil-militar establecida actualmente por los poderes de facto. Ello nos coloca en un escenario más grave que el que vivíamos hace 40 años, pues no sólo nos enfrentamos a un régimen autoritario como en el pasado, sino además a un gobierno que día a día cede soberanía y se entrega a los apetitos de las trasnacionales.
A través de una política de miedo impulsada desde el exterior y con la complacencia del gobierno, se criminaliza a la disidencia y a la protesta social; el Ejército ya no sólo reprime sino que se manifiesta como una amenaza a la seguridad nacional, al voltear las armas en contra de la sociedad y al suplir funciones que son exclusivas de la autoridad civil: Ministerio Público, justicia, seguridad pública, migración, aduanas, inteligencia, lucha anticrimen y el narcotráfico, adquiriendo tal poder hasta resolver asuntos electorales al intervenir en la transición de poderes en 2006.
En estas circunstancias, la propuesta del ombudsman militar toma una gran relevancia y actualidad porque es claro que en un Estado democrático sin duda el poder militar debe estar sometido al poder civil.

José Francisco Gallardo Rodríguez


Los otros 68

Eduardo Ibarra Aguirre
forum@forumenlinea.com

Al cumplirse 40 años de la consumación –a sangre, fuego y cárcel– de la derrota del movimiento estudiantil y popular de 1968, recupero una de las múltiples expresiones, no capitalinas ni estudiantiles, de la solidaridad que suscitó en el norte de Tamaulipas, como en diversas regiones de la República , e insuficientemente registradas por protagonistas y estudiosos.
Primero una remembranza personal. Felipe Millán, uno de los integrantes del comité regional del Partido Comunista Mexicano, me acompañó el miércoles 2 de octubre a la estación del ferrocarril de Río Bravo para trasladarme a Matamoros. Tras platicar largo y tendido, minutos antes de abordar el tren, me soltó a boca de jarro:
—Parece que hubo una matanza de estudiantes en México.
—¿Cómo? ¿Cuándo? –fue todo lo que hilvané.
—Lo escuché en la radio y la información es muy confusa –alcanzó a decirme el ahora periodista, mientras el tren arrancaba, quizá a las 19 horas, bajo un cielo intensamente azul, nubes blancas y un sol de verano. La nítida imagen quedó registrada como una fotografía. La confusión envuelta en preocupación también.
La sorda represión posterior del afamado Chacal de Tlatelolco, intensa pero selectiva, se hizo presente por los rumbos de Río Bravo, Matamoros, Valle Hermoso, Reynosa, Miguel Alemán…
Pero la Central Campesina Independiente –conducida por Crispín Reyes, Severiano Ponce Sandoval, los hermanos Rosendo y Guadalupe Gaona, Isaías Pineda, Rodolfo Lira y Pantaleón Cedillo, entre otros–, tomó las calles en varias ocasiones para marchar e impulsar el apoyo rural a los seis puntos del pliego petitorio del Consejo Nacional de Huelga, a la vez que planteaba sus propias reivindicaciones: Mejores precios de garantía para el sorgo y maíz, disminución de las cuotas de riego...
En las asambleas de ejidatarios, contadas pero también de obreros agrícolas –un año antes padecieron a las fuerzas policiales de Agapito González Cavazos que rompieron en El Control, la primera huelga de granjas avícolas de que se tenga memoria–, se informaban y discutían las novedades que arrojaba la rebelión estudiantil.
Los centros de educación media y superior, más los primeros pues los segundos eran tres, recibían decenas de miles de octavillas en Matamoros y Reynosa, distribuidas bajo el sello de la discreción, ya que la vigilancia policiaca estaba a la orden del día.
Por aquellos días visitó Matamoros Romeo Medrano, representante de la asamblea de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales ante el CNH. Recuerdo que después de realizar una frívola disección de las corrientes que actuaban en el movimiento, en la cafetería que estaba a un costado de la presidencia municipal, no se molestó en auxiliarnos en el riesgoso reparto nocturno de propaganda.
Los miles de ejidatarios, comuneros y jornaleros agrícolas que marcharon por las calles ríobravenses, de la sede de la CCI a la plaza Benito Juárez, y muchos más que recibieron información y deliberaron en sus comunidades, no tenían aquellos pequeños reparos, y lo mismo portaban mantas de su organización social, que cartulinas hechas por sus hijos estudiantes de secundaria o de preparatoria, coreaban consignas y repartían volantes hechos en mimeógrafo.
La solidaridad del agro del norte de Tamaulipas con el movimiento del 68 ni remotamente conmovió a los estudiantes de la Universidad Nacional y el Instituto Politécnico como los campesinos de Topilejo, pero seguramente tuvo mayor consistencia, continuidad y alcance. Por cierto, uno de sus municipios lleva el nombre del genocida Gustavo Díaz Ordaz.
Una visión centralista, en cierta forma achilangada, del movimiento estudiantil y popular de 1968 tiende a omitir la multiplicidad de expresiones universitarias, campesinas y hasta sindicales que, gracias a la izquierda política y social de hace cuatro décadas, se materializaron por diversos rincones de la República.
Acuse de recibo
Eduardo Enrique Camacho Hernández, cofundador de Forum y tenaz publicista, reporta que en una dependencia federal, la tercera de la que nos reservamos el nombre para no auspiciar el despido del director de comunicación institucional, le dijeron sin recato: “No puedo darte publicidad por órdenes de Gobernación”. Se entiende que de Irma Pía González Luna, subsecretaria de Normatividad de Medios de la Secretaría de Gobernación… Bajo la autoría de Fausto Fernández Ponte, en Asimetrías (23-IX-08) se lee: “Los periodistas Sanjuana Martínez, Martín Serrano y Miguel Ángel Granados Chapa son víctimas de la execrable práctica de la censura en la siniestra –por perversa– faz de la represalia vengativa/punitiva de la ley, la cultura y los fines del poder. Esto último –la cultura de la punición censuradora como fines del poder– acusa dramatismo en el caso de la revista , castigada por la Presidencia de la República porque sus contenidos responden al interés de la sociedad y no del poder.”… La flautista Karla Vasconcelos Clavel espera que “todo vaya mejor con para que Forum continúe, que la lucha es larga”… Memoriosos lectores me recuerdan que el 6 de septiembre Utopía cumplió cuatro años.


Terrorismo, obsesiones y liderato

Fausto Fernández Ponte
ffponte@gmail.com

Si los mexicanos se atienen a los discursos del presidente de facto –así considerado porque millones piensan que fue investido por acciones que la ciencia política define como golpe de Estado anunciado desde 2004–, la esperanza de salir del hoyo es magra.
O inexistentes. Lo que prevalece, escuchando esos discursos, es la desesperanza. Felipe Calderón exhibe una ineptitud patética como jefe del Estado mexicano y cabeza de gobierno, dominado él por obsesiones y pulsiones paranoicas personales.
El acto de terrorismo ocurrido en Morelia, Michoacán, la noche del 15 de septiembre –siete muertos y 101 heridos– en agravio a la población civil, rehén ya –desde diciembre de 2006– del terror del Estado, tiene secuelas dolorosas y de desesperanza.
Pero también tuvo otra secuela, igualmente triste, por patética: el empequeñecimiento visible no sólo del señor Calderón, sino también, dramáticamente, de los personeros mayores de casi todas las instancias del Estado mexicano mismo.
El discurso de don Felipe y la inacción de los personeros más emblemáticos del Estado mexicano nos exhiben una peligrosa carencia de líderes políticos y sociales en el ámbito del poder formal. Ese discurso, nótese, puede leerse en internet.
Y la miga del discurso aquí aludido, dicho pocas horas después de la acción terrorista en Morelia, es la de involucrar de alguna manera falaz a Andrés Manuel López Obrador en un contexto de responsabilidad moral (o incluso penal) de lo sucedido.
II
De esa guisa, el señor Calderón –quien al parecer no oye consejo– exhibió su cortedad como político y estadista y, ergo, su incapacidad de liderato. No ha podido concitar ni mucho menos inspirar a la ciudadanía, de por sí agraviada por el gobierno.
Esa reacción indicaríales a los mexicanos y al mundo que el acto de terrorismo que nos ocupa ha paralizado al presidente de facto –por los intereses oligárquicos y plutocráticos que representa– y a la mayoría de los personeros del Estado.
La parálisis –que preténdese disfrazar con convocatorias sin alcance a la unidad nacional, pues la investidura de don Felipe no devino de un contrato social, sino de un pacto oligárquico– configuran ante los mexicanos las percepciones siguientes:
1) Que el aparato coactivo/coercitivo/represivo –la violencia legal– es, así mismo, incapaz, medida dicha incapacidad por la inepcia, la cual deviene de una monstruosa distorsión invertida de prioridades estratégicas.
2) Que para el presidente de facto es más importante, dada sus obsesiones personales y pulsiones psíquicas –patológicas– de cercar y reprimir tácticamente al señor López Obrador y no el de destruir al selectivo enemigo declarado, el narcotráfico.
3) Y neutralizar, mediante espionaje y represión y otras tácticas típicas de guerra sucia, a toda la disidencia ideológica y a toda la oposición política activa y organizada en casi todos los espectros de la discrepancia intelectual y/o actuante.
III
A ese respecto, no serían pocos los mexicanos convencidos de que la narcoguerra (y la militarización del país y la vida nacional) es, en realidad, un pretexto para intimidar a los descontentos y persuadirlos de mantener para sí su irritación.
Ese discurso de don Felipe y su posterior comportamiento como presidente parecen ir hacia allá: aprovechar el viaje para reprimir con ímpetu renovado a la oposición ideológica y política organizadas y actuantes so pretexto de la narcoguerra.
Y predeciblemente el presidente de hecho se beneficiará de la acción terrorista pues logrará que uno de los poderes del Estado, el Legislativo, le apruebe un aumento colosal del presupuesto para financiar la narcoguerra y la represión política.
Estos elementos contribuirían a darle visos prospectivos de posibilidad a hipótesis acerca de los móviles de la perpetración del acto mismo de terrorismo, y escenarios. En éste contexto, cualesquier hipótesis y especulaciones pudieren ser creíbles.
Y son creíbles. Ya se corre la perversa especie –no desalentada por Los Pinos– de que el atentado fue obra de don Andrés Manuel. ¿Qué seguirá? Continuar tratando –sin éxito– de destruir a las resistencias civiles pacíficas y armadas.
Lectura estrecha y miope de la realidad social del presidente de facto, quien atribuye al presidente legítimo –así visto con razón o sin ella por millones de ciudadanos– ser la causa y no un síntoma de la ingobernabilidad y la descomposición del Estado.
Glosario
Resistencias civiles pacíficas y armadas: movimientos con base social que, en el caso del que abandera AMLO, es amplia, profunda y societalmente transversal; y el que emblematiza el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el zapatismo indígena y La Otra Campaña , de indudable impacto social. En lo político-militar, la resistencia se representa en el Ejército Popular Revolucionario, el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente y unos 40 grupos armados más en todo el país. La fuente de estos datos es el propio gobierno de México.
Golpe de Estado: acción legal, pseudo legal o ilegal, civil o de fuerza institucional o castrense de un personero del Estado –presidente, primer ministro, etcétera– en el marco del poder formal, o de un grupo o facción dentro de éste para reforzar su poder.



Los fracasos de Calderón

Julio Pomar
pojulio2@gmail.com

En medio de la gritería destemplada de la derecha, se realizaron una vez más las fiestas septembrinas. Hubo dos gritos: el de los pocos que le van al espurio Felipe Calderón, realizado en el Zócalo en medio de medidas masivas de seguridad militar y policiaca para proteger quién sabe de qué amenazas populares al panista, y El grito de los libres, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, con el cobijo cálido de la gente del pueblo que acudió también al Zócalo, ambos en horarios con sólo una hora de diferencia (primero, el de AMLO, después el resguardadísimo de Calderón).
La gritería de la derecha se produce tratando de ocultar lo mal que le van las cosas a Calderón a un año y 10 meses de haber usurpado “legalmente” el poder. También tratando de ocultar la voz de la oposición, que es sobre todo obradorista (a estas alturas no se puede hablar de “voz perredista”, pues los miembros de este partido están duramente escindidos entre la nomenklatura burocrática entreguista a la derecha, y los propiamente obradoristas, que se mantienen en la lucha). De El grito de los libres obradoristas en el Zócalo no hubo sino segundos de información que se extraviaron en las medias horas que la televisión y la radio le dedicaron a Calderón y su grito.
Tan mal le van las cosas a Calderón que a cada una de sus prédicas contra los crímenes que perpetran el narco y el crimen organizado, éstos le responden con matanzas estrambóticamente terribles, mostrando su falta de respeto no sólo a la sociedad sino al jefe de la administración pública, a quien irrespetan por la misma razón por la que se atreven a ejecutar sus atentados hacia todos lados: por la debilidad del actual ocupante de Los Pinos y porque sus arengas y palabras sólo son tomadas como bravatas sin contenido de verdaderas acciones punitivas contra ellos, los delincuentes. O sea, sus peroratas no van seguidas de acciones que las confirmen como verdaderas. No acababa de decir Calderón que los delincuentes violentos son “traidores a México” cuando se dieron múltiples asesinatos ya no se sabe si de narcos o de qué, ni contra qué o quiénes (de los últimos 24 asesinados en el estado de México, 18 o más eran albañiles, y no se sabe que la pala y la cuchara para mezcla de cemento puedan ser consideradas armas modernas del narco).
Una línea franca y cínica de desafíos es la que los violentos le han planteado a Calderón Hinojosa, quien no ha sabido formular una estrategia para combatirlos, y mucho menos ha podido instrumentar respuestas contundentes. Lo último fue el atentado en Morelia, capital de Michoacán, lugar del natalicio de Calderón, durante la celebración misma del Grito de Dolores, la noche del 15, donde con granadas de fragmentación, de uso del Ejército, fueron muertas ocho inocentes personas asistentes al festejo cívico, exactamente enfrente del Palacio de Gobierno michoacano. El gobernador Leonel Godoy, perredista-cuauhtemista, no tardó en señalar este atentado como “terrorista”, aunque sin atreverse a ponerle apellido, ni de narcos o de guerrilleros. No cabe dudar que ésta fue otra provocación de los violentos contra el michoacano Calderón en su propia tierra natal.
Pero la lista de atentados y víctimas no se reduce a estos últimos muertos, sino que es ya muy larga, de más de seis mil ejecutados en estos dos primeros años sexenales, en las matazones entre bandas del crimen organizado. La inviabilidad del actual gobierno está cada vez más de manifiesto en estos hechos, en el aspecto seguridad de las personas.
Pero en los demás rubros las cosas están tan mal como las de la seguridad pública. No hay tal empleo creciente. Se dice que quien se autonombró en campaña, Calderón, como el futuro “presidente del empleo” no ha pasado de ser el “presidente de los empleadores”, el de los patrones a quienes, genuflexo, sirve y atiende, no así a los obreros o campesinos en lucha por sus justas demandas, a quienes desde las respectivas oficinas burocráticas desatiende o agrede, como los campesinos que luchan por la soberanía alimentaria, o como los mineros y los sobrecargos de aviación que combaten, en condiciones de desventaja sumas, para que no se atropellen su autonomía y libertad sindical.
El mismo que prometió en campaña que habría contención de precios, la escalada inflacionaria va en perpetuo e imparable ascenso, mientras por el lado salarial su bufonesco secretario del Trabajo, Javier Lozano, mantiene los absurdos topes salariales, con los cuales los trabajadores formales sólo pueden obtener los estratosféricos aumentos del 4.25% de incrementos salariales cada año, buenos en la imaginación calderonista para hacer vida de cresos y multimillonarios. Y cuando, en vez de crearse empleos, ya asciende a más del 50% de la población económicamente activa (PEA) el conjunto de los trabajadores informales o marginales. Y todavía hay plumíferos que tratan con respeto sumiso y servil al “presidente” Calderón.
Y así. Se trata de fiestas patrias canceradas por los desatinos y dislates de la política calderonista. La independencia no deja de ser para el pueblo, en su inmensa mayoría, la esperanza de una redención y una vida mejor. Pero en los hechos los calderonianos y la derecha sólo atinan a atropellar sus propias promesas de campaña, y convierten toda esperanza en desalentador fracaso.


Unidad nacional

Feliciano Hernández
felicianohg@yahoo.com.mx

El llamado a la unidad nacional que hizo Felipe Calderón, el 16 de septiembre reciente, motivado por el atentado terrorista en Morelia, habría sido más trascendente si no fuera porque ya forma parte de la retórica oficial en momentos complicados para cualquier gobierno, pero sobre todo porque en el caso referido es un clamor profundamente hueco y totalmente falto de credibilidad ante una situación en la que las grandes mayorías del país están sufriendo las consecuencias de las malas decisiones calderonistas en política económica, en seguridad pública y en un largo etcétera.
México se precipita hacia mayores complicaciones, pero Calderón y su grupo miden la temperatura con un termómetro poco sensible. No se le puede pedir al pueblo unidad nacional en medio de constantes e imparables alzas de precios a productos y servicios básicos, como los aplicados a gasolinas y energéticos en general, que tienen una cadena de efectos muy perjudiciales en los ya saqueados bolsillos de la población, mientras los líderes empresariales, políticos y altos funcionarios del gobierno se ríen del empobrecimiento de las clases medias y de la miseria que afecta a por lo menos 15 millones de mexicanos.
No se puede pedir a la sociedad unidad nacional cuando el grupo en el poder culpa de todos los males nacionales a Andrés Manuel López Obrador, un activista político que si acaso tiene alguna “culpa” es la de condenar los excesos de los privilegiados y tratar de despertar la conciencia de los más desfavorecidos para que exijan derechos mínimos que tienen como mexicanos.
No se puede invocar la unidad nacional mientras desde el gobierno se favorece a los amigos, colaboradores y socios con toda suerte de contratos y prestaciones de diverso tipo, en detrimento de la legalidad, de la transparencia y de la rendición de cuentas.
No habrá unidad nacional mientras los sectores pudientes del país no acepten que tienen que renunciar a una variedad de privilegios antiguos o recientemente adquiridos.
No se puede solicitar unidad nacional al pueblo empobrecido mientras se encarcela a sus líderes sociales que sólo exigen políticas de inclusión y desarrollo económico, mientras se otorga pasaporte plenipotenciario a los privilegiados de siempre y de ahora.
No se puede exigir unidad nacional a la sociedad mientras se observe que un ejército de “comunicadores” encumbrados dedican sus espacios periodísticos para el beneficio propio que les representa aplaudir al gobierno en turno y para condenar a los disidentes políticos y luchadores sociales, sólo porque toman las calles en defensa de derechos mínimos o porque se manifiestan en términos políticamente incorrectos.
No habrá unidad nacional mientras algunas colonias y calles de todo el país sigan convirtiéndose en paraísos de la exclusividad social, mientras la pobreza se agiganta en todo el territorio nacional y el gobierno “democrático” sólo observa y participa a favor de los poderosos.
No puede haber unidad nacional mientras los empresarios de todo tipo sigan negando mejoras salariales, eludiendo impuestos y violentando todas las normas laborales para evitar el pago de utilidades y de otras participaciones legales debidas a la gran base trabajadora del país.
No habrá la necesaria unidad nacional mientras los dirigentes obreros, de partidos, legisladores y funcionarios del Poder Judicial, sigan renuentes a cumplir sus responsabilidades y se empeñen más que nada en acomodarse mejor.
La única y posible unidad nacional será la que resulte de un pacto entre los partidos políticos y representantes de la sociedad en general, que pongan por delante, en una agenda pública e incluyente, una serie de medidas destinadas a terminar con la impunidad de los poderosos, que dé paso a la plena vigencia de un estado de transparencia y rendición de cuentas, en el que los primeros en respetar la ley sean los funcionarios del gobierno. Todo esto no requiere más reformas legales, sino acaso voluntad política, sentido de orientación y coraje para avanzar aunque sea gradualmente. Lo otro, es seguir corriendo hacia el precipicio.

Aplausos y abucheos

Mezquino Juan Ignacio Zavala… El domingo 14 de septiembre el cuñado presidencial Juan Ignacio Zavala abusó de su espacio en Milenio Diario para denostar a personajes históricos como el cura don Miguel Hidalgo, a doña Josefa Ortiz de Domínguez y a don Ignacio Allende, resaltando los errores humanos de estos luchadores sociales en lugar de reconocer su grandeza de espíritu. En su artículo Historia de la Independencia , Zavala apunta “Hidalgo… tenía verdadera vocación por todo lo que implicara una suerte de desmadre colectivo…”. De doña Josefa afirma que, según sus fuentes historiográficas, “era una persona verdaderamente apasionada en el ámbito de los romances…” y sugiere que aceptó “los galanteos del mismísimo Ignacio Allende”. De Leona Vicario pone en voz de aquella: “Me llamo Leona y quiero vivir libre como una fiera”. Al margen del respeto que merezcan sus fuentes, en todo caso no es lo más importante por lo que deba recordarse a tan insignes personajes. Mezquino Zavala, por decir lo menos.


Impunidad de las cúpulas

José Francisco Gallardo Rodríguez
generalgallardo@yahoo.com.mx

A los ciudadanos chiapanecos agrupados en la Organización Democrática de Comitán, AC, por su lucha incansable por la justicia y la libertad.

El periodista Carlos Ulises Domínguez Mijangos, con el seudónimo de Cadomi, fundador de los diarios Fronterizo del Sur y Nuestro Diario de Comitán falleció misteriosamente al caer de una terraza del tercer piso de un hotel donde discutía acaloradamente con José Antonio Aguilar Meza, Mario Guillén, Luis Ignacio Avendaño, Cicerón Argüello Kanter, Mario Milton Ramírez, representantes del municipio de Comitán, Chiapas, y Mario Escobar Gálvez, director de Radio Imer local, a causa de haber hecho críticas en su columna a las autoridades comitecas. Todos asistían como invitados por las autoridades de Huehuetenango, Guatemala, a las Fiestas Julias, de julio pasado, donde sucedió el percance (Perfiles, 3-VIII-08).
El cuerpo de Domínguez Mijangos fue trasladado de la morgue de Huehuetenango a Comitán sentado en un vehículo particular; entró al país por la línea fronteriza de la Mesilla ; la Guardia Civil , el Ejército y la Policía Nacional guatemaltecas no se dieron cuenta de que pasaban un cuerpo sin vida. Lo mismo sucedió ya en territorio mexicano, en una zona ocupada por el Ejército e infestada de policías: federales, migración, aduanas, seguridad pública estatal y municipal, lo que involucra al gobierno de Chiapas y a las secretarías de Gobernación, Defensa Nacional y Relaciones Exteriores.
Más grave aún es que el Ministerio Público de Comitán, que de oficio debió indagar y dar fe de los hechos, fue omiso y el cuerpo de Cadomi fue sepultado. Los medios de comunicación o no se enteraron o fueron callados por influencias, quizá porque se trataba de una persona humilde o porque fueron venales.
México lleva el primer lugar como país más peligroso para el ejercicio del periodismo en las Américas –sin contar los crímenes escandalosos del priísmo como Manuel Buendía y Carlos Loret de Mola entre otros–; en menos de una década de gobiernos panistas por lo menos 24 periodistas han sido asesinados, ocho están desaparecidos y decenas más han sido amenazados y agredidos en razón de su oficio; la totalidad de los casos están impunes (Misión Internacional sobre Libertad de Expresión, informe 2008).
¿Pero qué es la impunidad? La Corte Interamericana de Derechos Humanos la define como: la falta en su conjunto de investigación, persecución, captura, enjuiciamiento y condena de los responsables de las violaciones de los derechos humanos protegidos por la Convención Americana. De esta definición se desprende que se trata de una negativa deliberada del gobierno mexicano para actuar.
¿Será ésta la impunidad a la que se refiere Calderón cuando convoca vehemente a la sociedad para acabar con la inseguridad que ahora ya rebasa las 6 mil ejecuciones extrajudiciales, entre ellas de mujeres y niños? Creo que no, Calderón se refiere a la seguridad de los ricos y de las clases pudientes de la sociedad; es decir, desde el gobierno se tiene una visión clasista de la seguridad. Porque si la CIDH habla de violaciones a los derechos humanos, se refiere a la actuación abusiva de los diferentes órganos de seguridad del Estado en contra de la ciudadanía y aquí el único responsable es precisamente quien convoca.
La impunidad, dependiendo en lo particular de cada caso, implica la violación de varios derechos humanos: el derecho a la vida y a la integridad personal, al debido proceso y la protección judicial, a disentir y a la participación política. Este hecho pone en un grave estado de indefensión a las víctimas y a sus familiares.
A diferencia de la impunidad que por negligencia de la autoridad no se castiga al infractor común, se viola el orden legal y desde el poder se pide para el impune la prisión perpetua y la pena de muerte; la impunidad de que habla la Corte Interamericana , es la que se arropa con el manto del poder, la que no sólo trastoca el orden jurídico e institucional, sino que además rompe el tejido social bajo la protección misma del Estado.
Así pues, el diagnóstico obtenido por la Misión Internacional es sumamente grave; encontró que los principales obstáculos para ejercer el periodismo libre en México son: el crimen organizado, la corrupción, la impunidad, las agresiones directas por parte de corporaciones policiales y militares, y la falta de voluntad política de las autoridades para resolver las agresiones contra periodistas y garantizar su seguridad.
Se trata de una impunidad de alto nivel, legalizada y reforzada con las recientes reformas judiciales, que entre otras, permiten el arraigo y la permanencia del fuero de guerra para proteger a los militares que violen derechos humanos.
Esta es la impunidad a la que nos referimos como sociedad, la impunidad de las cúpulas de poder que corroe las entrañas del Estado, y la que nos impide llegar a ser un país democrático; no la que invoca Calderón en una guerra fracasada en contra del crimen organizado.
En esta situación, el asesinato de Domínguez Mijangos quedará sin castigo y se agregará a la estadística vergonzante de crímenes sin resolver.


Por mis pistolas

Jorge Meléndez Preciado
jamelendez44@gmail.com

El domingo 15 de septiembre, luego de los 24 asesinados en el estado de México, antes del grito de Independencia y los cobardes ataques contra la población civil de Michoacán (siete homicidios y decenas de heridos), la Secretaría de Comunicaciones y Transportes dio a conocer que, por fin, se abriría el espectro radioeléctrico, y varios concesionarios podrían tener frecuencias de AM y FM.
El asunto viene de lejos, ya que los poseedores de amplitud modulada se quejaban de no percibir los ingresos suficientes en sus empresas, ya que la mayoría de la propaganda era acaparada por quienes eran dueños de frecuencia modulada. Ello porque las preferencias a esta manera de difundir radio es mayor, 83 por ciento de audiencia.
Las razones son claras: mejor recepción de programas, no hay altas y bajas en las transmisiones automovilísticas y una audiencia juvenil que busca contenidos diferentes a los tradicionales, entre otras.
Quien hizo una propuesta al respecto, el año pasado –existían, sin embargo, antecedentes hace tiempo– para que las AM tuvieran su alma gemela en FM –algo que se llama combo– fue Manlio Fabio Beltrones. Aunque es necesario señalar que buena cantidad de especialistas habían alertado lo indispensable de hacer algo con la radiodifusión mexicana, ya que estamos en la era digital y necesitamos cambiar, debido a que las frecuencias tradicionales ya no son tan atendidas por sus públicos. Entre esos analistas podemos mencionar a Gabriel Sosa Plata y Fernando Mejía Barquera.
Con todo, el priísta que está apuntado en la carrera presidencial, fue quien se reunió con los dueños de los medios y les propuso la medida. La cual aceptaron gustosos todos aquellos que entienden deben modificar para continuar su esquema trillado (“Que todo cambie para que siga igual”, Lampedusa).
Pero hete aquí que fue la administración de Felipe Calderón quien ganó la partida. Antes Felipe ya había refrendado las concesiones, bajita la mano, a 131 estaciones que habían concluido sus licencias. Ahora 20 años más podrán disfrutar, sin pago alguno, de un bien público, el cual la nación se los otorga para que lo manejen con atención.
En el caso que nos ocupa, no se dijo exactamente cuáles frecuencias y en qué lugares podrán los industriales radiofónicos beneficiarse. Tampoco cuánto pagarán, ahora sí, por ese servicio. Ni se precisó cómo será la selección dónde exista competencia. Todo quedó más difuso que las arengas contra el crimen organizado, los enemigos de México y la situación en Pemex. Algo común en los dichos de los funcionarios palaciegos.
Se trata, claramente, de una medida política con el objeto de apuntalar la gestión de Felipe Calderón y tratar de ganar adeptos para las elecciones del 2009 y el 2012 desde ahora; obviamente a favor del PAN. Igual que antes lo hizo Vicente Fox –decretazo y ley Televisa–, supuestamente un mal ejemplo para Calderón, pero al cual le sigue los pasos en ese y otros aspectos.
El caso, además, trae violaciones a la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), del 20 de agosto de 2007, al decir de Javier Corral, la cual había señalado que las licitaciones serían públicas y abiertas. Esto no fue así, ya que la medida anunciada se hizo luego de un conciliábulo entre las autoridades y los influyentes miembros de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión (CIRT). Algo que muestra, una vez más, la importancia de los poderes fácticos en detrimento de la sociedad toda.
Esta medida, por cierto, no tomó en cuenta, para nada, a las estaciones comunitarias, las de servicio público y las universitarias, entre otras.
Hace poco, en la Séptima Bienal de Radio, varios invitados y especialistas señalaron que era necesario, por ejemplo, dotar de una señal de FM a Radio Educación, quien festejó 40 años en su frecuencia 1060. Ello no será posible ya que no pertenece al selecto grupo de las 13 familias que acaparan la mayoría de las mil 580 emisoras del cuadrante. Lo cual representa un nuevo desprecio a las tareas mismas del Estado.
Por otro lado, no es un secreto que desde hace tiempo un grupo de radiodifusores han ido adquiriendo estaciones de AM, entre ellos el Grupo Imagen Informativa. Desde luego que el oligopolio será el primer beneficiario de lo dictado por Calderón, no importando que pueda haber –ojalá alguien se atreva– una controversia constitucional al respecto.
Finalmente, cuando llegue la tecnología analógica, seguramente los empresarios tendrán posibilidades de quedarse en ambas frecuencias: AM y FM, por lo que desde ahora tendremos un mayor acaparamiento en el cuadrante.
En síntesis, nuevamente la sociedad es ignorada, despreciada y marginada de un asunto que le corresponde. Ello porque sin medios amplios, plurales y diversos no se puede hablar de una nación libre e informada, algo que es indispensable en una democracia participativa y no sólo deficientemente electoral como la mexicana.
Resolución de Felipe que parafrasea a Cantinflas: “Todo por mis pistolas”.



Independencia e identidad

Rafael Luviano
rafaeluviano@hotmail.com

A casi doscientos años de la independencia, debemos hacer un alto en el camino para reflexionar que hemos hecho de México desde el inicio de nuestra vida llamada independiente.
La guerra de Independencia iniciada el 16 de septiembre de 1810 movilizó a toda una población hasta ese entonces apática y descontenta, que era avasallada por los poderes regionales articulados al virrey y la Corona española.
Como desde esa parte de la historia ha sucedido en nuestro país una serie de pugnas dentro de los sectores dominantes e ilustrados, se desencadenó la guerra: criollos y mestizos contra españoles peninsulares. Unos y otros utilizaron a la gran masa campesina para intentar inclinar la balanza a su favor.
Después de casi 11 años de lucha, con un saldo superior a los 600 mil muertos, México inicia su vida “independiente” bajo un panorama desolador: abandono del campo y la agricultura, caída de la producción minera, surgimiento de bandas de salteadores de caminos, desmovilización del “ejército nacional” y sujeción a nuevas reglas en lo económico y político. Cualquier semejanza (y guardadas las proporciones) con la realidad actual es un mero capricho de la historia, que, como sabemos, es cíclica.
Es importante mencionar que al igual que 100 años después, el final de la independencia fue pactado entre grupos conservadores y liberales. En el acuerdo éstos últimos mantuvieron poca capacidad de acción, no obstante haber conducido buena parte de la contienda y representar a los verdaderos ideales libertarios. Así tenemos que Iturbide se posiciona en el poder y forma una corte de ilusos, más preocupados por el oropel que la fundación de un país en realidad emancipado.
1821-1854 se caracterizó por la sucesión constante de presidencias (en ese periodo su alteza serenísima, es decir Antonio López de Santa Anna, fue hasta en 11 ocasiones presidente de México y unido en distintas ocasiones a realistas, insurgentes, monárquicos, liberales y conservadores: prototipo del gatopardismo de algunos políticos mexicanos de hoy día), asonadas, golpes militares, inestabilidad, desunión.
En este marco caótico, en el que el pueblo sólo reconoce su identidad en la región donde vive, se dieron las condiciones políticas, económicas, militares y culturales para que México perdiera más de la mitad de su territorio a manos de los voraces gobiernos estadunidenses.
Esta herida indeleble marcó el pensamiento de muchos mexicanos comunes y en los grupos ilustrados, tanto conservadores como liberales: la necesidad de construir la identidad, la raíz, la patria, los valores y motivos que nos articularán desde el inconsciente e imaginario colectivo.
Vislumbremos –usando nuestra imaginación-- qué sensación hubo en la mayoría de los mexicanos radicados en la capital del país, cuando el 16 de septiembre de 1847 vieron ondear la bandera de Estados Unidos en Palacio Nacional.
Es así que los rituales, los símbolos patrios, la construcción ideológica y cultural de lo mexicano es fundamental para aglutinarnos, hermanados, cuando la patria se vea amenazada. No son gratuitos los versos del Himno Nacional ni la marcialidad tan característica que rodea al septiembre mexicano. No así al noviembre revolucionario de 1910.
Esto tiene aproximaciones explicativas desde la sociología y psicología social. Septiembre es el mes fundacional de la nación: en lo económico, político, geográfico, psicológico y social.
Para la segunda mitad del siglo XIX, la adversidad reflejada en los cañones y bayonetas del invasor francés, encontró a un pueblo más organizado y unido.
Es emocionante leer testimonios de la época que hablan de la bravura de los chinacos mexicanos y de la constitución de guerrillas que dieron mortíferos golpes a los invasores, de tal suerte que éstos tuvieron que formar escuadrones antiguerrilleros sin mucha fortuna.
Para la mayoría de los países latinoamericanos que gestaron su propia independencia en los primeros años del siglo XIX, el futuro y viabilidad histórica les exigió de un día para otro, la constitución formal y real de la nacionalidad, del Estado-nación en su sentido moderno, la estructuración de una economía propia, el rompimiento de los poderes regionales, la construcción de caminos que facilitarían la libre circulación de las mercancías y productos y la constitución de un ejército nacional que hiciera respetar las nuevas fronteras y garantizara el mantenimiento de los poderes recién erigidos.
Todos sabemos cuales fueron los resultados, por lo menos durante el siglo XIX.
En México, es hasta el porfiriato que encontramos los soportes materiales que ayudaron a la instalación completa del capitalismo y los cimientos de la modernidad.
Algo ha pasado en el país desde 1983 hasta el presente. Parece que a nuestros gobernantes les incomoda lo mexicano, los símbolos de la identidad, si hablamos de la raíz popular. Algo ha pasado en las clases dominantes de México, cuyos ojos miopes están dirigidos hacia el norte sajón.
Hace años, un viejo político reflexionaba con otro de la embajada gringa en nuestro país, que la próxima invasión estadunidense a México no se daría a través de las armas o los productos. La nueva invasión sería (es) más silenciosa y eficaz: preparar en las universidades de Estados Unidos a los hijos de los sectores del gran capital y la política.
Al paso de los años estos brillantes alumnos de Harvard, Yale, Massachussets y otras escuelas, se encargarán de entregar lo que quede del país. Y así se ha hecho, cuasi religiosamente.
No me digan que Miguel de la Madrid , Salinas, Zedillo, Fox y Calderón son ejemplos de nacionalismo, de proclividad sincera hacia lo nacional.
Sin caer en chovinismos fuera de moda y época, nuestros gobernantes son una vergüenza si hablamos de cariño y respeto a la nación y a los hombres que murieron para darnos los atisbos de lo que es hoy la patria.
No merecemos a la clase política que tenemos. No merecemos su entreguismo abyecto.
Esta clase sin clase, que se asume moderna, cosmopolita y occidental, es charra, paya, de infinito mal gusto, y sin patria, ya que nos quieren en otro lado y para muchos de nosotros son el grupo que ha incrementado la ruina del país.
El 16 de septiembre, como cada año, fue una oportunidad para reflexionar en conciencia sobre lo que aún tenemos de país. Y para replantearnos las tareas que deberemos emprender, para que no nos sigan saqueando aquellos que son ajenos a lo nuestro, a lo popular, a la idiosincrasia que nos define como mexicanos y diferencia de los otros, no obstante la globalización. Si no, es necesario que echemos una mirada a lo sucedido con las diferentes identidades en Europa, como se defiende hasta con uñas y dientes el nacionalismo en distintas regiones.
Salud para México y… ¡Viva México, cabrones…!



Infiernillo
Faustófeles

Que renuncien...Que renuncie si no sabeCalderón bien gobernar,pa’ así poder evitarque naufrague nuestra nave.

Mexicanos derechosSin los derechos humanosseguridad pública no hay,mas esa gran realidad –¡guay!–no existe entre mexicanos.

Oprimidos
A Wendy Coss.Por la fortuna de su amistad.
La banca nos está hundiendo,nos ahogan los impuestos,alzas, salarios supuestosy un gobierno sin refrendo.

Botín tapatíoPleito en la Universidadde Guadalajara mera:ni educativa quimerani ejemplo de probidad.


Criminalidad y elecciones en Guerrero

Eduardo López Betancourt
elb@servidor.unam.mx

El tema de la seguridad, necesariamente preocupa al mundo entero, en México, a pesar de las manifestaciones y protestas, la criminalidad sigue en aumento, diariamente hay noticias de acribillados y secuestrados; lo inconcebible es el total desinterés por parte de los hombres del poder, se les ve en los noticieros con su perorata cotidiana, pero las acciones son nulas.
La cuestión es ¿qué debe pasar en nuestro país para que los gobernantes ineptos dimitan? Ya se les dijo públicamente que deben renunciar, no obstante bien sabemos, en México nadie “suelta el hueso”, lo inexplicable es la actitud del Ejecutivo federal, ya que aún estando perfectamente enterado de quienes no hacen su trabajo, mantiene en altos puestos gubernamentales a auténticos zánganos que sólo dañan su administración e imagen presidencial.
En el ámbito local, conocemos de sobra la amarga realidad, no hay avances; Marcelo Ebrard está empecinado, atendiendo exclusivamente asuntos populistas. Alguna ocasión platiqué con la doctora Leticia Bonifaz, consejera jurídica capitalina, a quien sugerí algunas ideas, mismas que consideró importantes, pero cuando ella lo comentó con el jefe de gobierno defeño, a éste no le interesó lo más mínimo, y sin más marginó mis planteamientos; nuevamente se vuelve a sustentar mi tesis: los mandatarios, sean federales, estatales, municipales o locales son déspotas, orgullosos, no saben escuchar, se creen poseedores de la verdad, y cuando alguien quiere aportar, simplemente lo ignoran.
Por otro lado, quiero referirme particularmente a una circunstancia sumamente inquietante en el estado de Guerrero; en esa entidad se realizarán elecciones el primer domingo de octubre, pero la situación, reitero, es alarmante en dicha demarcación, no olvidemos, estuvo gobernada por priístas corruptos y pícaros hasta la saciedad, los ejemplos más significativos son René Juárez Cisneros y Rubén Figueroa Alcocer, quienes amasaron fortunas impresionantes. En los comicios de febrero de 2005, con gran ilusión, la mayoría de los guerrerenses votó por el Partido de la Revolución Democrática y su candidato Zeferino Torreblanca, quien cabe apuntar, no era perredista, pero se unió a estas huestes por intereses políticos; la esperanza estaba cifrada en Zeferino; sin embargo, dicho sujeto pensó más en su bolsillo, al final “mostró el cobre”; incluso, por su inmoral proceder, ya se le conoce sarcásticamente como Zeferino Juárez Figueroa.
Lo angustiante en el proceso electoral de Guerrero es la violencia que se está viviendo, misma que puede traer consecuencias mucho más serias. Se comenta que hace días, Torreblanca mandó golpear al abogado Plácido Cruz Teodoro, quien reflejó sus simpatías por Luis Walton Aburto; de tan condenable suceso diferentes medios de comunicación dieron amplia cuenta, pero el gobierno estatal no dijo absolutamente nada.
Recientemente, un diputado local del propio partido del sol azteca, Ramiro Solorio, también fue golpeado y amenazado; todo esto tiene un responsable, Zeferino Torreblanca; el aciago tipejo pretende imponer como presidenta municipal de Acapulco a su colaboradora Gloria Sierra López, quien a su vez trae personas del exterior para que la apoyen, verbigracia Rosario Robles, quien todo indicaba estaba fuera de la política, pero actualmente es común verla en el puerto de Acapulco promoviendo la candidatura de Sierra López.
Evidentemente, el gobernador guerrerense está más interesado en imponer a su candidata, que atender los graves problemas de un estado abandonado en el tiempo, sin pasar por alto el aspecto económico, ya que jamás ha recibido de la Federación la asistencia necesaria, lo cual pasa a segundo término, en este momento el curso de las cosas representa “una bomba de tiempo”, e insisto, el único responsable de lo que pueda ocurrir en la entidad suriana es Torreblanca. Lo que no imaginan la sarta de sinvergüenzas es que seguramente se llevarán un chasco, porque pocos sufragarán a su favor, mucha gente afirma, perderán; por lo menos en el municipio más importante de la entidad, Acapulco, donde se da por hecho que triunfará Luis Walton, rival electoral de Gloria Sierra, ésta última, si bien es cierto, va como candidata del PRD, no tiene el respaldo de los perredistas, los miembros de dicho partido saben perfectamente que Gloria Sierra está bajo el amparo de un ente funesto, por lo tanto se mantienen al margen; tal postura indudablemente indica que continuarán las mañas y la forma habitual e inmoral de gobernar por parte de los priístas.
A propósito de los del PRI, su abanderado para esta contienda electoral es Manuel Añorve Baños, empero la ocasión no le es nada favorable; Añorve ya fue presidente municipal de Acapulco, por cierto, una administración que no se puede calificar de excelente. Definitivamente, algunos políticos no captan, insistir en un cargo es como repetir año escolar. Sinceramente, no creo que Añorve tenga oportunidad, lo mejor para él es seguir siendo colaborador de Manlio Fabio Beltrones, y olvidarse totalmente de volver a estar al frente del municipio de Acapulco.
En resumen, lo que está sucediendo en Guerrero es realmente patético y angustiante.