domingo, 5 de abril de 2009

Entrevista con el intelectual mcubano Fernando Martinez Heredia‏

NO HAY DUEÑOS DE LAS IDEAS por Yailin Orta RiveraEntrevista al Premio Nacional cubano de Ciencias Sociales FernandoMartínez Heredia «Todos los días hay que volver a ganar, probablemente, las batallasque creímos haber ganado. No podemos retroceder frente a lacolonización mental que ejerce el capitalismo. Hay que participar enla aventura del pensamiento desde el ejercicio de la militanciarevolucionaria y el pensar con cabeza propia, y servir al cambio delas personas y las relaciones sociales con un sentido liberador». Quien lo sostiene es Fernando Martínez Heredia, un intelectual que havolcado todo su conocimiento en los procesos históricos, los problemasde la sociedad y la política y el pensamiento revolucionario; que hainvestigado una y otra vez frente a cada uno de los desafíos de supaís, buscando más allá de lo contingente. Con la complicidad de varios amigos llegamos a este diálogo una tardeaún cercana, en el Instituto Cubano de Investigaciones Culturales"Juan Marinello", donde se desempeña, a propósito de la recientepublicación de El ejercicio de pensar, que resume la profundidad yriqueza de su pensamiento. El título del volumen lo tomó del último de los textos —en orden decompilación— y coincide en ser el primero de los artículos quepublicó, inspirado en el discurso que Fidel pronunció en septiembre de1966 en el Congreso de la CTC y en cierto número de dificultades queexistían en ese momento. Después de rebasar las primeras líneas se comienza a experimentar unasensación poco común. Y todo porque los capítulos que le dan cuerpo ysentido a esta obra, no solo justifican con su contenido el título,sino que conducen a un recorrido ajustado al pasado, presente y futurode la nación. P—En este libro usted aborda varios rasgos del dogmatismo. ¿De cuálestendría que liberarse siempre el pensamiento en la creación delproyecto socialista? FM—En realidad lo que me propuse fue hacer una síntesis y ofreceralguna ayuda a los estudiosos. Lo hice no solo con la intención de quese combata mejor el dogmatismo, sino para que se comprenda y liquide afondo, y no renazca una y otra vez. «La pretensión de poseer todas las preguntas permitidas y todas lasrespuestas infalibles es el primer rasgo del que tienen que liberarselos aquejados por estos prejuicios. Si lo mantenemos como regla no esposible el ejercicio de pensar. Cuando solo las preguntas permitidasson las preguntas, y tiene que haber ausencia de sospecha de error enlas respuestas, se liquida o suicida el pensamiento. «El segundo aspecto es creer que lo existente no es solo lo queexiste, sino lo legítimo. No hay alternativas y es lo mejor. Estamirada en un proyecto como el nuestro nos privaría de capacidad pararesolver los problemas, cuando la riqueza mayor que tiene la Isla essu gente. A lo mejor nuestro país no ha sido capaz de tener unasiderurgia estupenda o hacer complementarias las ramas de laproducción agrícola e industrial, pero lo que sí ha conseguido esdesarrollar las potencialidades de su población a escala mundial. «Otro matiz que se debe evadir es ser inútil dentro del mundo delpensamiento y crear confusión y resignación» «Cuba ha hecho una enorme y sistemática inversión económica en lapreparación de su potencial humano. Eso es lo que nos permite, porincreíble que resulte, concebir una campaña de salud y cinco minutosdespués desarrollarla, porque nuestra población es capaz deasimilarla. Por esta razón también tenemos la posibilidad de quedecenas de miles de cubanos presten un servicio internacionalista comoprofesionales de altísimo nivel. A esa fortuna verdadera no le podemosquitar la maravilla de pensar, porque nos privaríamos de su riqueza mayor. «Otro matiz que se debe evadir es ser inútil dentro del mundo delpensamiento y crear confusión y resignación. Hay quienes prefierenmantener el desconcierto, o evitar las iniciativas y validar elconformismo. Esto es ajeno y opuesto a la actitud revolucionaria. «Si se afirma que a eso se reduce el verdadero pensamientorevolucionario, se impone una norma funesta: lo más valorado es lapalabra estéril y el páramo». «El alcance de nuestras ideas y acciones no puede ser pequeño nimezquino, porque estamos obligados a enfrentar y vencer a la culturadel capitalismo» P—¿Con qué otros preceptos estaríamos coronando el dogmatismo? FM—Si atribuimos a todo pensamiento corrección o maldad. En este casodesaparece la posibilidad de pensar, porque lo normal es que se lleguea aciertos o errores; es el camino que hace avanzar. «Esta conducta atenta contra el centro espiritual de nuestro proyecto,la creación de actitudes y valores diferentes y superiores a los delcapitalismo, que concurran en la formación de personas nuevas. «El dogmatismo se caracteriza también por atribuir significadosprevios y denominaciones fijas a todo lo que considera de interés. «Satanizar el conocimiento de todo lo que se considere perjudicial omaligno es otra de las expresiones del dogmatismo. «Hay que abolir dos posiciones erróneas: negar el derecho a otros aexpresar sus criterios y creerse dueños de las ideas. P—¿Cuáles otras posturas del pensamiento favorecen la permanencia delas relaciones sociales y la moral de la sociedad que nosotrosqueremos abolir y superar? FM—Si aherrojamos las capacidades superiores de los seres humanos, losestamos condenando a permanecer dentro de la cultura de la sociedaddel capitalismo, y en parte dentro de la de sociedades de dominaciónprevias a él. Solo las personas que aprenden a ejercer la libertad yla justicia pueden cambiarse a sí mismos y a la sociedad. Sinsentimientos y pensamientos que sean superiores a las condiciones deexistencia, no habrá socialismo. «Las estructuras dogmáticas del pensamiento fomentan conductasesquizofrénicas. Las personas condenan en la vida pública lo que seespera que condenen, mientras en la vida privada piensan y actúan demanera contraria. «El alcance de nuestras ideas y acciones no puede ser pequeño nimezquino, porque estamos obligados a enfrentar y vencer a la culturadel capitalismo, la más abarcadora, fuerte y capaz de atraer oconfundir que ha existido a escala mundial. Frente a la situacióncrítica a la que lo lleva su naturaleza actual —parasitaria ycobradora de tributos, excluyente de gran parte de la poblaciónmundial, criminal y destructora del planeta—, el capitalismo saca uninmenso provecho a esa cultura y a su capacidad de reformular suhegemonía. Con estas le hace una formidable guerra cultural a todoslos pueblos —incluido el nuestro—, con el objetivo de lograr uncontrol efectivo sobre nuestros horizontes de vida cotidiana, derealización personal y de convivencia ciudadana. «El capitalismo busca y encuentra los modos de rearticularse. En laépoca en que yo nací, en los Estados Unidos los negros no podían subiral mismo ómnibus que los blancos. Cuando yo era un joven, en plenaguerra de Vietnam y de un poderoso movimiento por los derechos civilesde los negros, ellos comenzaron a aceptar que aparecieran dos negros ycinco blancos en los anuncios de camisas. Hoy nos podemos encontrar enla trama de muchas películas que el negro es oficial de la Policía ynunca es corrupto. El mensaje cultural de los imperialistas semodifica una y otra vez, incluso para convertir lo que un día fuesímbolo de rebeldía en uno de los elementos que aseguren la dominación. «Es una pelea muy compleja la nuestra, con el capitalismo a pocospasos, en la que necesitamos mucha inteligencia, creatividad,conciencia política, audacia, junto a una extremada firmeza y defensade los principios socialistas. Pero no puede ser una pelea de riposta:lo central es lo que seamos capaces de construir aquí, con las fuerzasque sí tenemos y con nuestro proyecto de liberación». P—¿Qué precisamos para enfrentar esa guerra cultural que se nos hace? FM—Hay un conjunto de cuestiones que se escapan de nuestrasposibilidades, como ciertos desarrollos tecnológicos o el control delmercado internacional. Pero sobre el terreno del cual estamoshablando, los objetivos fundamentales son alcanzables. Está clara laurgencia y la necesidad de producir más alimentos y otros rubrosprincipales, fortalecer las estructuras económicas y las relacionessociales a través de las cuales se construyen. Pero sería un errorcreer que el socialismo vencerá y estará asegurado si nuestraproductividad trata de ser mayor que la de los capitalistasdesarrollados. Ese triunfo dependerá del desarrollo de una culturasocialista, que tiene que ser superior y diferente, y no solamenteopuesta al capitalismo. «Solo las personas que aprenden a ejercer la libertad y la justiciapueden cambiarse a sí mismos y a la sociedad» «Fidel insistía en noviembre de 2005 en algo que había dicho muchoantes, en un discurso hace como 15 años durante una inauguración de laAsamblea Nacional del Poder Popular, cuando sostuvo que en este paísnunca volverá a mandar una nueva clase de ricos. El reto estáplanteado de mil modos. Uno es el de comprender que la sociedadcubana, que ha hecho una apuesta tan colosal hacia el futuro, que halogrado resistir y avanzar tanto, no puede repetir la separación entrelas élites y la mayoría de la población en el consumo de los productosculturales e intelectuales, que caracteriza a las sociedades capitalistas. «En los primeros 30 años de Revolución, Cuba logró modificar laactitud de las personas entre sí y disminuir mucho los niveles deviolencia. La tristeza de saber que los niños lloraban de hambre ymorían de cualquier cosa también se abolió. Y a pesar de la terriblecrisis económica y deterioro del socialismo, no perdimos esos ni otrosmuchos logros ¿Por qué? Porque los ganamos entre todos y los sembramos bien. «Todos los días hay que volver a ganar, probablemente, las batallasque creímos haber ganado» «También había cambiado profundamente la actitud de los cubanos anteel consumo durante aquellas décadas, siendo Cuba un país tanoccidental como el que más; lo último en música en Estados Unidos aquíse conoce una semana después. El cubano asumió que en el mundo habíamuchísimos objetos que podían ser hermosos y muy apetecibles, pero queno eran para él, sencillamente porque aspiraba a otras cosas y a otrotipo de bienestar, porque otras eran sus motivaciones. Esa maravillala hemos perdido de cierta manera en esta última etapa, y es precisoreconquistarla de un modo nuevo. «El socialismo tiene que acumular fuerzas culturales suficientes a sufavor, eficaces y atractivas en la lucha contra el capitalismo, ysobre todo en el combate por la transformación de las personas, lasrelaciones interpersonales y sociales, y la naturaleza y las funcionesde sus propias instituciones. «Debemos también apoderarnos de nuestra historia, investigar suslogros, sus errores, sus aciertos y sus caídas, y convertir elconjunto en fuerza para desafiar los problemas actuales y hacer másambicioso nuestro proyecto de emancipación nacional». P—Cuba está superando la tremenda crisis de los años 90. Desde supercepción, ¿cuánto pueden afectar su rumbo actual las secuelas quedeja esa etapa? FM—Creo que los grandes riesgos que corrió la Revolución en susprimeros cinco años de vida fueron mayores que los sufridos en laprimera mitad de los 90, pero el momento era otro. Estaba todocomenzando y quedaba casi todo por hacer, por defender y por satisfacer. «Cuando sobrevino la crisis, la mayoría de aquellas cuestiones estabanresueltas. La Revolución había pensado, creado y reorganizado supropio mundo. Diría que estábamos en un estado de bienestarsocialista, aunque lo cierto es que se estaban acumulando tambiénnuevos problemas y deficiencias. Pero llegó la última década delsiglo, y se desplomaron la economía, los servicios, la calidad de lavida y el prestigio mundial del socialismo, con la caída de susupuesto baluarte, la Unión Soviética y los regímenes europeos que sellamaban socialistas. «En esos años se derrumbó la seguridad de que había un punto dellegada factible y que incluso no estaba lejos. Se desmoronó un grupode certezas. Fue tanto el estrago, que restaurar todo hubiera sidodemasiado difícil. Una variante fructífera fue recuperar unas cosas ycambiar otras. Así se comenzó a rebasar la crisis, pero aparecieronnuevas complejidades. «Las tensiones aumentaron, porque junto a las carencias y escasecescrecían las expectativas de la población. El salto descomunal de laeducación en el curso de una sola generación propició ese auge denecesidades y deseos. Fue imprescindible apelar a otros instrumentos,motivaciones, tipos de actividad, metas... «El socialismo tiene que acumular fuerzas culturales suficientes a sufavor, eficaces y atractivas en la lucha contra el capitalismo» «El país se vio obligado a replegarse sobre sí mismo y echar mano asus recursos y fortalezas, posponiendo más de una vez la valoración delos medios y arbitrios que se utilizaban. Pero Cuba pasó la granprueba y sobrevivió, y en la segunda mitad de los 90 organizó laviabilidad de su vida material y su reproducción económica. La vidasocial experimentó profundos cambios. La política social de laRevolución fue priorizada y salvada, como la soberanía nacional y lasinstituciones y relaciones fundamentales. Pero muchos rasgos de lamanera de vivir que habíamos tenido se deterioraron en mayor o menorgrado, crecieron las desigualdades entre grupos de la población,descendió el peso del trabajo asalariado y la doble moneda distorsionóinnumerables campos. «Es imprescindible organizar cada vez mejor la producción, darle altrabajo un papel central y perseguir la autosuficiencia alimentaria,entre otras tareas» «No es posible detallar en este espacio los elementos que estimoprincipales de los últimos 16 años —lo he tratado de hacer en unconjunto de escritos—, pero entiendo que el peso negativo acumuladosigue en pie, al mismo tiempo que el país ha seguido fortaleciendo susistema y su capacidad de responder a las diversas coyunturas de sutransición socialista desde una posición revolucionaria. Por lo demás,se libra una sorda lucha entre los valores del socialismo y los quesolo encontrarían satisfacción en un regreso al capitalismo. «También tenemos muy buenas variables externas a nuestro favor, sobretodo una América Latina, que ha echado a andar, con varios poderespopulares que tratan de construir nuevas sociedades con vocación decreación del socialismo. El campo se amplía velozmente en la región, através de alianzas y de órganos de integración, que tienen un signocomún de inmenso valor: la autonomía frente a los Estados Unidos, ladefensa de los recursos naturales y de la soberanía nacional, y ladisposición a que las políticas públicas tengan como horizonte un realcompromiso con el bienestar de las mayorías. Cuba está participando enese proceso, con aportes sumamente importantes y su inmenso prestigio,y los nexos que contrae y desarrolla favorecen su capacidad dedefender y profundizar el rumbo socialista. «Pero aún queda un camino inmenso por recorrer internamente. Hay queseguir movilizando recursos humanos y materiales en accionessistémicas dirigidas contra las desigualdades que se crearon y a favorde aumentar las oportunidades de los grupos sociales más afectados. Esimprescindible organizar cada vez mejor la producción, darle altrabajo un papel central y perseguir la autosuficiencia alimentaria,entre otras tareas. Y poner en el orden del día formas efectivas departicipación que multipliquen la acción política de la población y lafuerza del proceso. Sin olvidar nunca que rige para esas tareas laconstante de medio siglo: el bloqueo imperialista, la pugna entrecapitalismo y socialismo, y el férreo peso del subdesarrollo». P—¿Cuán imprescindible deberá seguir siendo el ejercicio de pensar enuna Revolución que, desde hace 50 años, lanzó a los cubanos al centrode la aventura de la liberación de las personas y las relaciones humanas? FM—Muy bien lo de aventura; de eso se trata. Los que creían sabermucho le negaron a la insurrección de los años 50 la posibilidad deser y de vencer. Hace 45 años, el Che tuvo que rebatir la idea dealgunos expertos, de que Cuba no podría ser socialista, porque susfuerzas productivas no tenían suficiente desarrollo. Hace 15 años,gente sabia llegó a la conclusión de que Cuba socialista no teníaningún futuro, al faltarle la URSS; los buenos lo dijeron con dolor,los otros con entusiasmo. «No me parece acertado sacar de mis ejemplos la conclusión apresuradade que no vale la pena el pensamiento, si se equivoca tanto encuestiones tan importantes. Pensemos por un momento en el pensamientoque se les opuso en cada caso, en la soledad, en desventaja o acontracorriente. Esos pensamientos salvaron al ejercicio de pensar,porque no tuvieron temor a su debilidad, sus circunstancias y susadversarios, a no saber si la historia les daría o no la razón. Cadauno tuvo que ser crítico y ser creativo; no pudo copiar. Cada unoprefiguró a la actuación revolucionaria, y a la vez fue hijo de ella. «La aventura no termina, continúa, le falta bastante camino porrecorrer. Y al pensamiento en ella, prefigurando a la actuación, almismo tiempo que hijo de ella».