Guadalajara, Jal., 30 de septiembre. La noche del 23 de abril de 2008, tras recibir críticas por el donativo de 90 millones de pesos que hizo a la Iglesia católica para la construcción del Santuario de los Mártires Cristeros, y luego de beber varias copas, González Márquez encabezó un acto en el cual donó otros 15 millones de pesos del erario a la Asociación Mexicana de Bancos de Alimentos (AMBA) y ahí le soltó a sus críticos: chinguen a su madre
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“Yo tengo poco de gobernador, pero a lo mejor ya se dieron cuenta que a mí, lo que algunos poquitos dicen, ¡me vale madre! ¡Así de fácil! (…) Éste es un cheque, no me importa, me cae; don Juan (Sandoval Íñiguez), absuélvame desde allá; además estamos haciendo un buen desmadre, don Juan. ¿Sí o no? ¡Digan lo que quieran –perdón, señor cardenal–: chinguen a su madre!”
Hasta aquel día se habían interpuesto ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos casi 5 mil quejas de ciudadanos inconformes con el compromiso de entregar dinero del erario para construir un santuario cristero en Tlaquepaque.
En esa ocasión, el político panista pidió a reporteros de televisión que le prestaran sus micrófonos, paraentrevistara los directivos de la AMBA