domingo, 26 de diciembre de 2010

Corresponsal de la BBC en Cuba denuncia presiones norteamericanas a la prensa extranjera

De embajadores y disidentes

Fernando Ravsberg

Cuánto honor nos hace Jonathan Farrar, el máximo representante
diplomático de EE.UU. en Cuba, al apoyar el análisis de BBC Mundo
sobre la disidencia. Sirve para confirmar nuestro criterio porque en
ese tema su opinión es muy calificada.
Es una lástima que lo escribiera en un cable secreto y evitara decirlo
públicamente porque, en su momento, fuimos duramente atacados desde
dentro y fuera de Cuba. Nos habíamos atrevido a romper el consenso y
eso siempre cuesta caro.

Pero WikiLeaks hizo realidad aquello de que "la justicia tarda pero
llega". El cable 202438, del 15 de abril del 2009, firmado por FARRAR
y calificado de CONFIDENTIAL, reconoce que nuestro análisis sobre la
oposición es objetivo.

Sin embargo, los juicios del jefe diplomático estadounidense son mucho
más rudos. Llega a decir que los disidentes "están más preocupados por
conseguir dinero que en llevar sus propuestas a sectores más amplios
de la sociedad cubana".

Explica que en los sondeos hechos a los solicitantes de visas se
detecta "una ignorancia prácticamente total de las personalidades de
la disidencia y de sus organizaciones", concluyendo que no tienen
"resonancia entre los cubanos".
Jonathan Farrar considera que los grupos disidentes están "dominados
por individuos con fuertes egos" y les recomienda "conseguir cierto
grado de unificación o al menos dejar de gastar tanta energía en
obstaculizarse unos a otros".

Ni siquiera los anticastristas de Miami y Madrid salen ileso. El
diplomático informa que los disidentes denuncian que los exiliados
tratan de "socavar a los grupos locales de oposición para tomar ellos
el poder cuando se vayan los Castro".

Farrar dice que "es poco probable que jueguen algún papel
significativo en cualquier gobierno que suceda a los hermanos Castro"
y apuesta a que los sucesores inmediatos "serán los funcionarios de
rango medio del mismo gobierno".

Lo que informa a sus jefes en el cable secreto no es un secreto para
los diplomáticos y periodistas asentados en Cuba. Lo curioso es que
son los propios estadounidenses los que nos quieren convencer para que
informemos lo contrario.

Estos días un líder disidente me decía que el análisis de Farrar es
severo pero real. Tal vez sea cierto pero a mí me parece muy injusto
porque las políticas de EE.UU. son también responsables de la actual
debacle de la oposición cubana.

Decía Rabindranath Tagore que si se cierran la puerta a los errores,
también la verdad se quedará fuera. En otras palabras, el análisis de
la disidencia no estará completo mientras Washington no asuma sus
propias culpas.

Los ayudaría recordar que el diplomático James Cason dio instrucciones
públicas a la disidencia sobre cómo organizar la lucha contra Castro y
convirtió su casa en sede para las reuniones opositoras, incluyendo a
los "Periodistas Independientes".

Pero la mayor paradoja reside en que Washington envía cada año
millones de dólares a los disidentes y después sus funcionarios los
critican por "luchar" su cuota. Es como si un narcotraficante
cuestionara moralmente la adicción de sus clientes.

Seguramente sin las "remesas" de la Casa Blanca la disidencia sería
muy diferente. Estarían obligados a apoyarse en el pueblo, para lo
cual tendrían que hacer trabajo político y encontrar un discurso que
resulte atractivo a la mayoría de los cubanos.

También se "purificaría" el anticastrismo de Miami, manteniendo a los
verdaderos militantes de la causa anticomunista y librándose de los
parásitos que se enriquecen con el cobro de onerosos "peajes" al
dinero de los opositores.

Quizás así tendría Washington la disidencia con la que sueña. Pero por
ahora en sus mensajes secretos solo se confirma aquello de que "es más
fácil ver la paja en el ojo ajeno que el tronco en el de uno".

De todas formas hay que ser pacientes, a lo mejor la autocritica es
"revelada" en los próximos cables. A mí solo me queda agradecerles por
la notoriedad de aparecer en Wikileaks, sobre todo porque, hasta
ahora, me han tratado con más respeto que a algunos Jefes de Estado.