martes, 7 de diciembre de 2010

Sida: la importancia de las evidencias*

Gustavo Reyes Terán**
Gustavo Reyes Terán, experto en VIH y director del Centro de Investigación en Enfermedades Infecciosas
México DF, diciembre 07 de 2010.
De acuerdo con su página web, el Centro Nacional de para la Prevención y el Control del Sida (Censida) "es un programa que promueve la prevención y el control de la epidemia del sida, mediante políticas públicas, promoción de la salud sexual y otras estrategias basadas en la evidencia para disminuir la transmisión del VIH..." (el subrayado es mío).
Sin embargo, en las notas publicadas por algunos diarios capitalinos el pasado sábado 27 de noviembre no se muestra ninguna evidencia que justifique las aseveraciones del director del Censida, José Antonio Izazola, ni del secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, sobre: a) la cifra que dan del total de 225 mil "portadores" de VIH desde los primeros registros de la epidemia en 1983; b) la disminución de 25 mil (2008-2009) a 10 mil (2009-2010) infecciones nuevas por VIH.
La información de ambos funcionarios no se sostiene por varias razones: a) La evidencia indica que de 50 a 70 por ciento de las personas con VIH se detectan cuando han transcurrido siete u once años de haber adquirido la infección (es decir, se les diagnostica con menos de 200 células T CD4+, el marcador de inmunocompetencia) y, por tanto, han transmitido el virus a otras personas, sin saberlo, durante todo ese tiempo.
b) Lo anterior tiene consecuencias, de acuerdo con evidencias científicas, sobre la supervivencia de la persona diagnosticada: es claro que la eficacia del tratamiento antirretroviral (TAR) es menor cuando se utiliza en etapas tardías de la infección y que su efecto repercute en la transmisión del virus; c) aunado a los datos anteriores, que por sí solos cuestionan la cifra oficial de que en México hay, en forma acumulada desde 1983, 225 mil "portadores" de VIH, es importante apuntar que nunca en la historia del Censida se ha mostrado una sola evidencia del registro de la tasa de incidencia de la infección por VIH.
Es decir, se desconoce el número de personas que cada año se infectan. La detección tardía de la infección, el inicio tardío del tratamiento y la carencia de un sistema de detección eficiente de nuevas infecciones, son datos inequívocos de falla en la implementación, desarrollo y/o ejecución de los programas de registro, atención y prevención de la epidemia del VIH.
Con declaraciones políticas no se controla una epidemia
Estos son los datos disponibles. Ni la disminución ni la detección oportuna de nuevas infecciones ocurrirán por las simples declaraciones políticas a los medios de comunicación. Hasta el momento, aun con diferentes partidos políticos en el gobierno, con subsecuentes y diversos secretarios de Salud y el desfile de directores en Censida, no se ha cumplido el mínimo objetivo que debe tenerse ante un problema de salud pública como el sida: un diagnóstico preciso de la situación.
No se sabe cuántas personas viven con VIH, cuántas con sida, cuántas infecciones ocurren cada año, cuántas personas inician el tratamiento de manera óptima y cuántas no.
Más que presumir que en México se cuenta con la "cobertura universal" de medicamentos antirretrovirales, debería decirse, con orgullo, que todas las personas con VIH que lo requieren, cuentan con el tratamiento, cosa muy diferente.
Si las declaraciones periodísticas representan la mejor estrategia de nuestro sistema de Salud para controlar el VIH/sida, seguiremos atendiendo en los hospitales a las enfermedades oportunistas que todavía son la principal causa de muerte de las personas con VIH en México. Y las personas que lo sufren, aun sin saberlo, y el personal de salud que por oficio y vocación atiende este grave problema de salud pública, seguirán siendo testigos de las consecuencias del sida sobre la supervivencia y calidad de vida de las personas afectadas, así como de las consecuencias sociales y económicas de la epidemia.
*Publicado en el número 173 del Suplemento Letra S del periódico La Jornada el jueves 2 de diciembre de 2010
**Director del Centro de Investigación en Enfermedades Infecciosas del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias