martes, 26 de febrero de 2008

El muelle de cruceros de Puerto Mío causaría severo desequilibrio ecológico en Zihuatanejo

ROBERTO RAMIREZ BRAVO
Paralelo a los intentos de la Inmobiliaria Punta del Mar SA de CV por construir el muelle de cruceros en la bahía de Zihuatanejo para el desarrollo Puerto Mío, de su propiedad, ha corrido la documentación, por medio de diferentes instancias especializadas, de los daños ambientales que dicho proyecto puede producir y de las deficiencias de la manifestación de impacto ambiental (MIA) con que se empezó a construir el proyecto y que, sin embargo, fue aprobada en 2004.
Entre las afectaciones está la calidad del agua, así como de la flora y fauna de la bahía, y la modificación de las corrientes marinas, según se muestra en documentos en poder de La Jornada Guerrero.
En enero de 2001, dos años antes de que se otorgara la concesión para el muelle a la empresa privada, obra que hoy la SCT pretende llevar a cabo con recursos públicos, el investigador titular de Oceanografía Física de la Universidad Autónoma Metropolitana, Héctor Vélez Mújica, emitió un reporte en el que, después de analizar las corrientes marinas, batimetría –medición de profundidades– y calidad de agua en la bahía, señala una serie de irregularidades en la Manifestación de Impacto Ambiental del espigón que colocaría ahí el desarrollo turístico y que en realidad es una primera fase de todo un desarrollo inmobiliario y náutico en el que estaba previsto el muelle.
Este informe está mencionado en la Gaceta Parlamentaria de la Cámara de Diputados federal en su edición del 28 de septiembre de 2004, y sería el primer antecedente de una serie de reportes que con el paso del tiempo se elaborarían en torno al proyecto náutico de Punta del Mar SA.
La misma publicación oficial de esa legislatura refiere que el 5 de junio de 2004, la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales hizo su propia investigación y encontró que el desarrollo Puerto Mío generaba una problemática ambiental compleja, pues sus aguas residuales se arrojan en el centro de la bahía, y el espigón obligó a las corrientes a cambiar de rumbo.
“Las corrientes marinas están relacionadas con otros procesos oceanográficos y biológicos, modificando las propiedades físicoqímicas de las masas de agua que desplazan, por lo que es un grave error suponer que no cambien dichas propiedades”, establece a su vez una opinión técnicA-científica elaborada al respecto por el despacho Rodríguez, Candelaria & López, contratado por Punta del Mar.
De acuerdo con los oficios A.O.O.DGNA-3833 y A.O.O.DGNA-933 del 14 de abril y 21 de octubre de 1994, emitidos por la Dirección General de Normatividad Ambiental –ahora Dirección General de Impacto Ambiental– de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, el proyecto completo consiste en un desarrollo inmobiliario y náutico de alto nivel en un área de 5.58 hectáreas que incluye la construcción de una terminal de cruceros, muelle y terminal de pasajeros, estación de servicio marino, hotel y restaurante.
El muelle de cruceros es el proyecto que ahora pretende construir la Secretaría de Comunicaciones y Transportes por medio de la Dirección General de Puertos, y que está especificado en el proeyecto de construcción elaborado por la empresa Procomar, SA de CV.
La MIA irregular
El análisis más completo de las fallas que en manteria ambiental tiene el proyecto, es el trabajo denominado Opinión Técnica-Científica respecto a la Manifestación de Impacto Ambiental, modalidad intermedia, del Proyecto de Desarrollo Náutico-Turístico Puerto Mío, Zihuatanejo, Guerrero, elaborado por los especialistas Dení Rodríguez Vargas, Carlos Candelaria Silva y Norma López Gómez, de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México en abril de 2005.
El documento consta de 26 páginas a renglón seguido, y se refiere especialmente a la MIA que la empresa presentó para todo el desarrollo, incluido tanto el espigón como el muelle. El punto 5 de ese análisis referente a “identificación y descripción de los impactos ambientales que ocasionará la ejecución del proyecto en sus distintas etapas”, cuestiona un planteamiento según el cual los impactos ambientales serán similares a los generados por cualquier desarrollo turístico costero.
Establece que esta percepción “carece de fundamento alguno” y señala los más significativos en el medio acuático: modificación del paisaje subacuático y del perfil costero, afectación de la calidad de agua de la bahía por aportación de sólidos, alteración “ligera” del patrón de oleaje, lo que afectará a las micro y macro faunas acuáticas de la zona, entre otros.
“El haber detectado con cierto detalle el tipo de impactos más significativos que podrían ocurrir con la construcción del espigón y muelles sobre el medio y organismos acuáticos, pone en evidencia que se tenía una idea relativamente definida de sus posibles repercusiones más allá del área de construcción”, cuestiona el informe de los especialistas.
Durante todo este tiempo, los ecologistas opositores a la construcción del desarrollo –tanto del espigón, como ahora del muelle– han documentado, por su parte, de manera independiente, daños similares a la bahía de Zihuatanejo.