Por este medio me permito denunciar el trato inadecuado y discriminatorio que he recibido en el servicio de cirugía plástica y reconstructiva de parte de la doctora Claudia E. Milla, del Hospital Regional General Ignacio Zaragoza, del ISSSTE.
En dicho hospital recibo tratamiento antirretroviral desde hace 12 años. El médico que me atiende, doctor Schabib, de quien he recibido siempre un trato profesional y respetuoso, solicitó al servicio de cirugía plástica y reconstructiva la atención de un problema de lipodistrofia generado por los medicamentos antirretrovirales que se me administran. Este problema consiste en la pérdida de grasa corporal en la cara y su acumulación en la parte trasera del cuello, lo que ocasiona un cambio de apariencia que afecta los niveles de autoestima de la persona. Acudí al servicio de cirugía plástica y reconstructiva en el mes de marzo del presente año con la doctora Milla, de quien recibí un trato discriminatorio e irrespetuoso, ya que de entrada habiendo llegado antes que otros pacientes, fui relegado al final por órdenes suyas. Al entrar a la consulta, la doctora se dirigio a mí con enojo manifestando que no entendía por qué le enviaban “a este tipo de pacientes”. Afirmó que no sabía nada de la problemática que me aquejaba y que me daría consulta para el 4 de agosto.
Este 4 de agosto acudí a la cita y ni siquiera fui recibido por la citada doctora. Me comunicó a través de la enfermera que la auxilia que no se me iba a brindar ningún servicio porque no le correspondía, y me entregó un oficio firmado por el doctor José Santos Martín García Cano, jefe del servicio de cirugía plástica y reconstructiva en el que se establece dicha medida.
Este tipo de práctica deja en claro las discrepancias entre el discurso de los funcionarios y la realidad cotidiana. El viernes primero de agosto Felipe Calderón, junto con otros funcionarios como Miguel Angel Yunes, al recibir a las organizaciones civiles participantes en la 17 Conferencia Mundial sobre VIH/sida, afirmó que en México se atiende y respeta a los pacientes seropositivos, lo cual con lo antes narrado queda sólo en el discurso. Esto seguramente es sólo una pequeña muestra de los maltratos y falta de respeto que de manera cotidiana se reciben en las instituciones públicas de salud.
Primitivo Rodríguez Hernández
En dicho hospital recibo tratamiento antirretroviral desde hace 12 años. El médico que me atiende, doctor Schabib, de quien he recibido siempre un trato profesional y respetuoso, solicitó al servicio de cirugía plástica y reconstructiva la atención de un problema de lipodistrofia generado por los medicamentos antirretrovirales que se me administran. Este problema consiste en la pérdida de grasa corporal en la cara y su acumulación en la parte trasera del cuello, lo que ocasiona un cambio de apariencia que afecta los niveles de autoestima de la persona. Acudí al servicio de cirugía plástica y reconstructiva en el mes de marzo del presente año con la doctora Milla, de quien recibí un trato discriminatorio e irrespetuoso, ya que de entrada habiendo llegado antes que otros pacientes, fui relegado al final por órdenes suyas. Al entrar a la consulta, la doctora se dirigio a mí con enojo manifestando que no entendía por qué le enviaban “a este tipo de pacientes”. Afirmó que no sabía nada de la problemática que me aquejaba y que me daría consulta para el 4 de agosto.
Este 4 de agosto acudí a la cita y ni siquiera fui recibido por la citada doctora. Me comunicó a través de la enfermera que la auxilia que no se me iba a brindar ningún servicio porque no le correspondía, y me entregó un oficio firmado por el doctor José Santos Martín García Cano, jefe del servicio de cirugía plástica y reconstructiva en el que se establece dicha medida.
Este tipo de práctica deja en claro las discrepancias entre el discurso de los funcionarios y la realidad cotidiana. El viernes primero de agosto Felipe Calderón, junto con otros funcionarios como Miguel Angel Yunes, al recibir a las organizaciones civiles participantes en la 17 Conferencia Mundial sobre VIH/sida, afirmó que en México se atiende y respeta a los pacientes seropositivos, lo cual con lo antes narrado queda sólo en el discurso. Esto seguramente es sólo una pequeña muestra de los maltratos y falta de respeto que de manera cotidiana se reciben en las instituciones públicas de salud.
Primitivo Rodríguez Hernández
