viernes, 10 de agosto de 2007

Responde al gobernador de Jalisco

Se equivoca el gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, al afirmar que “no le corresponde al Estado repartir condones” porque al gobierno no le toca pagar “la diversión de los jóvenes” (La Jornada, 6 de agosto).
No hay necesidad de instruir al señor gobernador sobre las propiedades profilácticas del condón. Suponemos que no ignora que su promoción ha evitado millones de infecciones por VIH en todo el mundo y que, por lo mismo, desde hace décadas es una política de Estado seguida por el actual gobierno federal. Por lo mismo, no resulta “chusco” el ejemplo que da para negarse a repartir condones (“déjame llevarlo a un grado chusco: ¿por qué nada más condones? Vamos repartiendo un six de cerveza y vamos dando vales para el motel, de modo que el gobierno pague la diversión de los jóvenes.), sino profundamente irresponsable.
Lo que no le corresponde al Estado, señor gobernador, es caricaturizar y satanizar al único método de protección eficaz contra el VIH, recomendado por los organismos internacionales de la salud.
Pero el mandatario de Jalisco insiste, a pesar de las evidencias científicas, en que “el sida se da por la promiscuidad”, por lo que su gobierno promoverá la abstinencia y la fidelidad sexuales. ¿Con sermones pretende acabar con el sida? ¿Y qué tal si también incluye rezos y plegarias?
Lejos de ser “revolucionario”, como él afirma, su planteamiento es el mismo que promueve en todo el mundo el presidente George W. Bush, conocido como ABC (por sus siglas en inglés: abstinencia, fidelidad y condones), y que se resume en la fórmula: valores para la población en general y condones para los promiscuos y pervertidos.
Pero los programas de abstinencia del gobierno estadunidense han fracasado rotundamente, como lo demuestra el estudio de la Universidad de Oxford, en Gran Bretaña, (La Jornada, 4 de agosto). No tuvieron ningún efecto en la incidencia de VIH e infecciones de transmisión sexual ni en la edad de inicio de relaciones sexuales ni en los embarazos adolescentes. Y no podía ser de otra forma, porque se trata de una política basada más en la ideología (con tintes religiosos) que en las evidencias científicas.
Si insiste en imponer su criterio e ignorar lo que dictan las evidencias científicas y el consenso social, actitud propia de gobiernos autoritarios, sólo logrará, señor gobernador, poner en riesgo miles de vidas y dilapidar recursos.
Alejandro Brito, director del suplemento Letra S, Salud, Sexualidad, Sida