martes, 25 de diciembre de 2007

El año en que Tabasco se ahogó

Casi dos meses después de la inundación de Tabasco bajo el agua, la situación empieza a retomar su cauce. Comienza el fin de una tragedia que sacudió al país y destrozó la entidad.

Casi dos meses después de la inundación de Tabasco bajo el agua, la situación empieza a retomar su cauce. Esta mañana, la Secretaría de Marina comenzó a retirar a los más de tres mil elementos que había desplegado en el estado para lidiar con la tragedia. Con esto, comienza el fin de una tragedia que sacudió al país y destrozó la entidad.
El desastre comenzó el 29 de octubre. Un día antes, el agua cubría poco más del 30 por ciento de la superficie tabasqueña. Un día después, esta porción era del 70 por ciento. El terrible encuentro de una tormenta tropical con un frente frío en el Golfo de México provocó el colapso del sistema hidrológico en la región: no sólo se desbordaron los ríos del estado (el Grijalva, que atraviesa Villahermosa, y el Carrizal, que la rodea, por ejemplo), sino que la presa Peñitas, una de las que cortan el caudal, tuvo que abrir sus compuertas para que no se rompieran los diques.
El 30 de octubre, los periódico reportaron que había cien mil damnificados. Sin embargo, Villahermosa, la capital del estado, todavía no estaba inundada. De hecho, la Comisión Nacional del Agua aseguró que tal cosa no ocurriría, gracias a los cien kilómetros de bordos que se instalaron después de la inundación de 1999.
El 31 de octubre, la cifra de afectados se duplicó. Las aguas de Villahermosa parecían canales, pero el agua todavía no superaba los diques. Eso, sin embargo, ocurriría al día siguiente: la capital quedó completamente anegada, se perdió la totalidad de los cultivos, medio millón de personas se vieron afectadas. En pocas palabras, la peor catástrofe que la entidad vivía en medio siglo.
Las aguas no cedían. El día de muertos había 700 mil damnificados y la economía del estado era ya caso perdido. La única buena noticia fue que la lluvia empezó a escampar.
El 6 de noviembre, cuando el país seguía anonadado con lo ocurrido en Tabasco, cuando la desgracia en esa entidad empezaba a parar junto con las lluvias, esas mismas aguas provocaron que, río arriba, entre las presas Malpaso y Peñitas, un cerro se derrumbara sobre el cauce del Grijalva. Su caída provocó una enorme ola de tierra y agua que sepultó un poblado. La mitad del pueblo desapareció. En principio se reportaron 16 desaparecidos, pero la cifra final fue de 19 muertos y seis personas en paradero desconocido.
El cerro, además, bloqueó el paso del río Grijalva, por lo que la Comisión Nacional del Agua tuvo que trabajar a marchas forzadas para retirar el tapón. No lo logró sino hasta el 18 de diciembre, después de gastar cerca de mil millones de pesos.
El destape del Grijalva provocó, una vez más, inundaciones, lo que a su vez obligó a las autoridades a desalojar a más de tres mil personas en zona de riesgo. Hasta la fecha, no todos han podido volver a sus hogares.