sábado, 1 de diciembre de 2007

SIDA





DefiniciónLa palabra es resultado de la unión de las letras iniciales (acrónimo) de Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (AIDS en inglés), enfermedad causada por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH; en inglés HIV), microorganismo indestructible hasta nuestros días que se transmite de una persona a otra a través de la sangre o por contacto sexual.
Una vez en el organismo humano, el virus inicia su ataque contra el sistema inmunológico (de defensa ante posibles infecciones), dañando los linfocitos CD4, células que sirven de protección y que en un individuo sano oscilan entre 500 y 1,800 por mililitro de sangre; cuando el número de éstos llega a 200, el sistema inmune ha sido dañado en forma considerable y se declara que el paciente infectado por el microorganismo ha desarrollado sida.
Existen varios tipos de este virus, siendo los más frecuentes el VIH-1 y el VIH-2; al primero se le reconoce como mucho más agresivo y rápido, y responsable de la epidemia que se ha transmitido en el mundo occidental, mientras que el segundo parece limitado a la zona oriental de África; si no se indica en forma específica, al referirse a VIH se alude al tipo más común, que es el VIH-1.
CausasEl VIH se transmite por tener relaciones sexuales (por vía vaginal, anal u oral) sin protección con una persona infectada, debido a que el microorganismo utiliza como vía de transporte al semen (incluido el fluido preseminal o previo a la eyaculación) y flujo vaginal que humedece al órgano para facilitar la penetración.
El germen se introduce en el organismo humano por recto, vagina, pene y boca, así como otras mucosas en las que haya una herida y permita su ingreso por contacto con la sangre, como el interior de la nariz de quienes usan instrumentos para inhalar cocaína que han sido empleados por una persona infectada.
De igual forma, el microorganismo puede encontrar vía de acceso al entrar al torrente sanguíneo a través de las venas. Este es el caso de quienes reciben transfusión del vital fluido contaminado o por compartir agujas o material de inyección con seropositivos (personas que son portadoras del virus y que no necesariamente lo han manifestado), casi siempre para administrar drogas, como heroína.
Cabe destacar que la madre con sida puede contagiar el virus a su hijo durante gestación, parto o lactancia, lo que se conoce como transmisión vertical; aproximadamente 20% de los niños seropositivos desarrolla el síndrome durante su primer año de vida y fallece a los cuatro años; el 80% restante experimenta una progresión más lenta y presenta los síntomas más graves (problemas de aprendizaje y para caminar) hasta la adolescencia, pese a tener peso y crecimiento normales.
SíntomasSe estima que una persona infectada por el VIH produce millones de nuevas partículas del microorganismo cada día, proceso que recibe el nombre replicación vírica y que irá reduciendo la capacidad del sistema inmunológico. Es así que bacterias, hongos, parásitos y virus encontrarán “puertas abiertas” para ingresar al cuerpo humano y generar las llamadas “enfermedades oportunistas”, denominadas así porque aprovechan la irregularidad del sistema de defensa. De estas últimas debemos destacar como las más importantes (por el número de vidas que cobran) a:
Neumonía. Fatal infección de los pulmones causada por el microorganismo Pneumocystis carinii; los primeros síntomas suelen incluir dificultad para respirar, fiebre, tos seca, pérdida de peso y sudoraciones nocturnas.
Tuberculosis. Enfermedad generada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis. Se transmite a través del aire y ataca a los pulmones, pero también puede causar meningitis (inflamación de las membranas que rodean al cerebro); a menudo se manifiesta con tos seca, pérdida de peso y fatiga; el proceso suele ser largo en pacientes con VIH.
Candidiasis. Infección ocasionada por el hongo Candida albicans que en seropositivos puede desencadenar pérdida de apetito, enrojecimiento o manchas en boca, lengua o vagina, aunque puede afectar en forma grave a ciertas partes del organismo, por ejemplo, al esófago, y dificultar la ingestión de alimentos.
Citomegalovirus. Infección viral que podría dañar a todo el organismo. Puede originar diarrea, meningitis y, con más frecuencia, retinitis (inflamación de la retina) que si no recibe tratamiento puede derivar en ceguera; asimismo, podría ser causante de mononucleosis, enfermedad que produce fiebre, irritación de garganta e inflamación en los ganglios del cuello.
Herpes. Virus responsables de infecciones que se distinguen por vesículas o granitos llenos de agua que son muy dolorosos; otros rasgos del padecimiento son fiebre, ganglios inflamados, escalofríos, cansancio, náuseas o dolores musculares, además de aquellos que se localizan en el área genital, como dolor durante la micción (ocurre cuando se infecta la uretra o canal que conduce la orina al exterior) y presencia de erupción (granitos) en glúteos, pene o vagina.
Infecciones por MAC. Estas siglas corresponden a Mycobacterium complejo avium-intracellulare, bacteria que puede provocar fiebre recurrente, malestar general, fatiga, anemia, problemas de digestión y hasta grave pérdida de peso.
Toxoplasmosis. Enfermedad originada por un parásito que infecta al cerebro provocando alucinaciones, cefalea (dolor de cabeza), fiebre, desorientación, cambios de personalidad y mareos. La terapia suele ser muy eficaz, aunque el padecimiento puede reaparecer.
Sarcoma de Kaposi. Mal que afecta aproximadamente a 20% de los individuos con sida. Pese a que su origen no se ha determinado con precisión (en un principio se clasificaba como un tipo de cáncer), investigaciones recientes lo vinculan con el virus causante del herpes. Si el sarcoma aparece en la piel no reviste gravedad, pero la situación se tornará muy incómoda cuando afecta a zonas internas del organismo, puesto que requerirá tratamiento con quimioterapia (fármacos empleados para eliminar células cancerosas).
Hepatitis C. Pese a que no se considera una enfermedad oportunista en el sida, su incidencia entre las personas seropositivas es muy elevada, porque el virus que la genera (VHC) se transmite igual que el VIH; esta afección se ha convertido en la primera causa de hospitalización y una de las primeras de muerte en los enfermos con sida (en 30% de los casos).
Hay que destacar que más del 75% de las personas que se han infectado por el virus del sida experimentan en el inicio síntomas similares a catarro o gripe leve (cansancio, fiebre, irritación de garganta y pérdida de apetito), diarrea, sudoraciones nocturnas e inflamación de los ganglios linfáticos. No obstante, la única forma de saber que se ha contraído la infección es mediante una prueba sanguínea (elisa, que se explica posteriormente).
De igual importancia es señalar que una vez detectado el VIH pueden pasar hasta 10 años sin que se manifieste, pero tarde o temprano lo hará; sin embargo, durante este tiempo el portador puede infectar a personas sanas si no tiene las debidas precauciones.
DiagnósticoNo obstante que existen diversos tipos de análisis de laboratorio para conocer si se es portador del VIH, el más conocido y utilizado en México es la prueba de inmunoabsorbencia de unión enzimática, mejor conocida como elisa, la cual sólo requiere una muestra de sangre; se indica acudir a ella en ayunas o esperar seis horas después de haber ingerido el último alimento.
Si la infección es muy reciente, el examen puede dar un resultado negativo a pesar de que la persona ya está infectada, esto se debe a que el sistema de defensas aún no ha desarrollado anticuerpos contra el virus del sida que puedan ser detectados. Por ello, es necesario dejar pasar tres meses desde la fecha en que se pudo haber estado en riesgo de infección hasta el día en que se realice la prueba, pues de no ser así la muestra no será confiable.
Cuando elisa arroja resultado positivo significa que se han detectado anticuerpos contra VIH en la muestra de sangre, lo cual indica que la persona es seropositiva (sero = suero, positivo = presencia de anticuerpos). Sin embargo, es necesario comprobar este resultado mediante un examen de sangre confirmatorio, llamado Western Blot, y si éste arrojara negativo, no hay necesidad de hacer más exámenes adicionales, ya que su resultado puede considerarse concluyente.
PrevenciónLa mejor manera de evitar al sida es informarse tanto de las formas de transmisión como de las estrategias de protección. Es por ello que a continuación haremos mención de medidas que pueden ayudar a prevenir la infección.
Condón. En nuestros días el empleo del preservativo es de vital importancia, sobre todo si no se tiene una pareja estable, sea cual sea el tipo de relación sexual (vaginal, anal u oral). Para el uso del condón masculino es necesario que se sigan las siguientes medidas:
Abrir el empaque por un lado con los dedos, nunca con los dientes o tijeras porque puede dañarse el preservativo.
Colocarlo antes de la penetración, cuando el pene está erecto.
Debe tomarse por el extremo cerrado o depósito con los dedos pulgar e índice para evitar que quede aire en su interior.
Se coloca en la cabeza del pene sin dejar de sujetar el depósito (cuidando que la punta quede floja para que funcione como pequeña bolsa que almacena el líquido eyaculado) y se desenrolla a lo largo de dicho órgano.
Una vez que terminó el acto sexual, el hombre tiene que retirar su pene de la vagina después de la eyaculación y antes de perder la erección, sujetando el preservativo desde su base para evitar que quede dentro de la cavidad vaginal.
Si se desea usar lubricante debe elegirse uno elaborado a base de agua, nunca con aceite, ya que dañaría el látex.
Debe conservarse lejos de fuentes de luz y calor; no se recomienda utilizarlo si se ha guardado por periodos prolongados en el bolsillo o la guantera del coche.
A su vez, el empleado por la mujer es una funda de poliuretano que mide aproximadamente 17 centímetros de largo, no tiene olor, no causa reacciones alérgicas y no afecta la flora vaginal ni la fertilidad; puede ser colocado hasta ocho horas antes del coito, no causa irritación en la piel y no requiere que se le retire en forma inmediata después de la relación.
Cuenta con dos anillos blandos y flexibles en ambos extremos, uno más grande que otro. Para colocarlo, la mujer se recuesta con las piernas abiertas e introduce por entre los labios y hasta el orificio vaginal el anillo interno (el más pequeño), procurando que llegue lo más profundo posible (lo indicado es que se ubique a la altura del hueso púbico). El anillo de mayor tamaño queda afuera del cuerpo, protegiendo los labios vaginales.
Una vez puesto, la mujer puede caminar con él, y para retirarlo es necesario recostarse nuevamente y girar el anillo externo del condón, de manera que quede cerrado para que no se derrame el semen, jalándolo despacio hacia fuera; una vez fuera debe desecharse (sólo se usa una vez); también es factible para prácticas anales y orales.
Los preservativos deben cumplir con los controles de calidad; para asegurarse, es mejor adquirirlos en centros garantizados, como las farmacias. Fíjese en la fecha de caducidad y procure que se conserven en lugares frescos y poco calurosos.
Drogas. Como se señaló con anterioridad, se incurre en riesgo de contaminarse si se emplean instrumentos infectados para inhalar o inyectarse sustancias estimulantes; entre ellos pueden mencionarse jeringas, agujas, cucharas y filtros. Lo que se sugiere a quien realiza estas prácticas es emplear material desechable o no participar de los utilizados por quien despierte dudas de estar infectado, o si usted mismo es seropositivo.
Sangre. Debido a que el riesgo está en tener contacto con el vital líquido contaminado, se invita a extremar medidas de higiene, como emplear material desechable o no compartir agujas para hacer piercings o tatuajes, tijeras para manicura, aparatos para depilación eléctrica o acupuntura, hojas para afeitar, pinzas de depilación e, incluso, cepillos de dientes.
TratamientoAunque no existe cura para erradicar al VIH ni se conoce una vacuna que inmunice al ser humano contra dicho microbio, se han diseñado una serie de tratamientos basados en terapias farmacológicas que imposibilitan la conclusión del ciclo de desarrollo del virus, dado que inciden en distintas etapas del proceso; los resultados más alentadores los han mostrado los “cocteles” que combinan distintos tipos de medicamentos, a los cuales se identifica como antirretrovirales.
Pese a que la prescripción varía según el paciente, por lo general se contempla alguno de los siguientes fármacos:Inhibidores de la transcriptasa inversa (ITI). A grandes rasgos podemos decir que su función es impedir que el virus del sida infecte a otras células sanas; existen los análogos de nucleósidos (ITIAN), entre los que se encuentra el adefovir, y los no análogos (ITINN), que son los más importantes.
Inhibidores de la proteasa. Se dirigen al interior del virus e impide que se manifieste al exterior.
Para que la terapia antirretroviral aliente la calidad y esperanza de vida del paciente, es fundamental que éste cumpla con ella paso a paso, y por el tiempo que le reste de vida. El problema reside en que si no se cumple correctamente, el virus puede desarrollar resistencia a los medicamentos utilizados, lo que limita las posibilidades de tratamientos futuros (distintas combinaciones).
A tener en cuentaSe estima que en México, hasta el año 2006, se han presentado aproximadamente 100 mil casos de sida desde su descubrimiento en 1981; además, entre 90 mil y 450 mil personas pueden portar el VIH sin saberlo, lo cual implica que pueden contagiar a otras personas.
El Programa de VIH Sida del Distrito Federal cuenta con una red de 37 centros de diagnóstico que realizan más de 25 mil pruebas al año, en forma gratuita y confidencial; algunos estados del interior de la República han seguido la iniciativa.
Asimismo, consideramos muy importante hacer hincapié en ciertos mitos que giran alrededor de la transmisión del virus del sida, los cuales son generados por quienes no cuentan con información pertinente; es por ello que consideramos muy importante que usted sepa que el VIH:
No se propaga por aire o agua.
No se adquiere por picadura de mosquito u otros insectos, ni por la mordedura de un animal.
No llegará a su organismo por consumir alimentos manipulados, preparados o servidos por alguien seropositivo.
No se contrae por compartir el baño, teléfonos, prendas de vestir, cubiertos, vasos, copas, servilletas o cualquier otro instrumento que no implique contacto sanguíneo o de fluidos sexuales.
No se contagia por fluido nasal, saliva, sudor, lágrimas, heces, orina o vómito, a no ser que éstos contengan sangre contaminada.
No se puede transmitir por orina, heces, vómitos, o sudor; el VIH sí está presente en las lágrimas y fluidos de ampollas, pero en cantidades mínimas.
Ser seropositivo no tiene relación alguna con la preferencia sexual.
Tocar, besar, acariciar o abrazar a una persona infectada por VIH no implica riesgo de transmisión, como tampoco ir a la escuela, iglesia, restaurantes, centros comerciales u otros lugares públicos donde hubiesen personas seropositivas.