sábado, 18 de julio de 2009

La puerta de emergencia de Calderón

El presente de México es de lo más desolador y el futuro cercano sólo anticipa incertidumbre nacional, a casi tres años de la histórica elección federal de 2006 que dejó como saldo un país polarizado. Habría que preguntarles a los impulsores y aduladores del “candidato de las manos limpias” y “presidente del empleo” qué piensan hoy, si es que usan el cerebro, dos años y medio después, cuando muchos en el país ya comienzan a lamentarse: “Estaríamos mejor con López Obrador”.
Pero es mucho pedirles que activen la razón a quienes cegados por su fundamentalismo se dedicaron a satanizar al entonces candidato de las izquierdas y, al contrario, empeñaron todos sus esfuerzos y recursos para llevar a Felipe Calderón a Los Pinos. Con los malos resultados de esta administración, ¿se habrán arrepentido en un mínimo grado al menos? ¿Tendrán la mínima honestidad intelectual para reconocer entre ellos que este gobierno, a casi la mitad de su gestión, sólo ha complicado la vida de los sectores mayoritarios?
Los escenarios para Calderón se ofrecen verdaderamente laberínticos y esto es lo que debiera preocupar a todos los mexicanos y a los extranjeros con intereses de algún tipo en la agenda nacional. Algo tiene que ser muy claro: si le va mal a México también le va mal a muchos fuera de las fronteras nacionales.
En lo político, la denominada guerra sucia electoral desatada contra la oposición dejará facturas por cobrar y la operación cicatriz necesariamente arrojará costos muy elevados para el “hijo desobediente”. Gane o pierda, más allá del 5 de julio inmediato, la coyuntura propiciará un mayor endurecimiento contra los adversarios de quien tiene el monopolio legal de las fuerzas del orden o un debilitamiento ante los mismos; el que fuere, ambos escenarios no le acarrearán nada bueno. No pocos querrán llevarlo al patíbulo.
En lo económico, el llamado “catarrito” ha dejado muchos más damnificados que cualquier otra catástrofe reciente que haya padecido el país y esto también significará legiones de manifestantes deseosos de cobrar facturas en el 2012.
En el combate al crimen organizado, los resultados a la fecha, además de los 10 mil ejecutados en los dos primeros años, siguen arrojando puras dudas respecto de la estrategia seguida. Lo que se ve desde fuera es que los grupos de malvivientes se han fortalecido y para colmo se han vuelto más sanguinarios y no se vislumbra cómo podrían las autoridades someterlos en el corto plazo, al menos que se decidiera algún inadmisible matrimonio de conveniencia. La cifra de ejecutados al medio término de la actual gestión, ¿se reducirá, se duplicará o se multiplicará hacia el final de la administración? ¿Los escandalosos números rojos, propios de un país en guerra declarada, no le dicen nada al residente de Los Pinos?
Sin afanes catastrofistas, el porvenir no anticipa nada bueno para el gobierno. Los “logros” que le reconocen sus partidarios no lo son a los ojos de muchos más. Ahí están las fracasadas reformas fiscal y petrolera; y la del ISSSTE impugnada. El 5 de julio se convertirá en la encrucijada para el actual mandatario. Pero algo hay que advertirle que no le dicen sus allegados ni los privilegiados de siempre: no tiene más opciones que replantear su agenda si quiere salir mejor librado de la difícil segunda mitad de su gestión.
Esto quiere decir que las anheladas reformas calderonistas (laboral, energética, fiscal, educativa, del Estado y otras) no tienen viabilidad en el marco de una visión puramente partidista, debido a la heterogeneidad de intereses que conforman la nacionalidad mexicana. Se le diluyó el sexenio entre las manos… a la mitad del camino. Como se advierte líneas antes, aunque resultara “ganador” de los comicios intermedios, como quiera que fuere, en la víspera de las elecciones federales de final de sexenio, la confrontación nacional daría paso a cobrarle todas las promesas incumplidas y diversas facturas; no se ve cómo pueda resistirlo en medio de una probable pero lenta “recuperación” económica, totalmente insuficiente para calmar la inconformidad nacional.
La única salida en lo que le reste a Calderón como residente de Los Pinos será asegurarse de que la puerta de emergencia no esté bloqueada.

Aplausos y abucheos

Qué brutalidad resulta la decisión de Sagarpa de anunciar un recorte de 103 millones de pesos al presupuesto de la Universidad de Chapingo, y otro tanto al Colegio de Posgraduados, ni más ni menos dos instituciones de excelencia nacionales que lamentablemente operan bajo la tutela de esa dependencia federal, cuando deberían hacerlo como instituciones autónomas. Las protestas para revertir semejante medida habrán de sumar apoyos diversos si de veras se entiende que la investigación y la educación superior son estratégicas para el desarrollo nacional. Que así sea.