sábado, 18 de julio de 2009

Las metamorfosis del Estado

“… y te piensas sin sangre/ y te juzgas sintiempo/ y te quedas inmóvil/ al borde del camino…”Mario Benedetti: “No te salves”.

Uno de los grandes dilemas del Estado en México es conocer de qué manera él ha evolucionado de 1917 a la fecha; cuáles han sido sus características a partir de que una de sus corrientes sustantivas –el anarcosindicalismo-- fue virtualmente borrada una vez que se institucionalizó la Revolución y la corriente triunfante, encabezada en aquel entonces por Carranza, desde la corrupción, comenzó a gobernar al país y a darle al Estado los matices que hasta hoy lo han caracterizado como un Estado de derecha: oscilando de lo liberal a neoliberal, según matices y modas.
No así, en balde, la polémica que a Tijuana trajo hace más o menos un mes Manlio Fabio Beltrones cuando con el colmillo que lo caracteriza afirmó que en México, evidentemente, sí hay Estado, que lo fallido, que lo hay, es el gobierno. Esa diferencia entre gobierno y Estado es precisamente lo que echa para abajo la hasta hace poco famosa tesis del Estado fallido, promovida abiertamente por el Departamento de Estado de Estados Unidos para así espantar con el petate del muerto y seguir facilitando la intervención de las fuerzas especiales de ese país en el nuestro.
¿Pero si no Estado fallido cuál es entonces el tipo de Estado que de manera reciente ha existido en México? ¿Cuáles han sido entonces las metamorfosis de ese Estado?
No muchas, es cierto, pues del Estado autoritario (y corrupto siempre) que nos heredó Porfirio Díaz hasta el 2000, en que, en efecto, con los gobiernos del PAN cambia ese Estado (valió la pena escuchar la entrevista que Carlos Marín le hizo a Fernando Gómez Mont y cómo este reconoció –a su favor, claro– esos cambios), él, el Estado sufre una serie de transformaciones que se inician como un enfrentamiento relativo al Estado único y autoritario priísta y de ahí va adquiriendo ciertas características diversas de entonces a la fecha. Aunque esos cambios nunca sacaron al Estado del ámbito neoliberal en que está inscrito desde tiempo atrás.
¿Cómo es entonces que del 2000 a la fecha ha evolucionado el Estado en México?
Si bien, insisto, no fallido, el Estado de los panistas (y basta analizar sólo lo sucedido recientemente en México, de la crisis económica al manejo político de la gripa de la influenza, el golpe electorero en contra del gobierno michoacano y, más recientemente, lo sucedido en Hermosillo) se caracteriza por ser, indistintamente, un Estado bandido y un Estado canalla. Bandido, por la manera tan corrupta y cínica con que ha manejado los recursos públicos (¿y los 120 mil millones de pesos del presupuesto del año pasado, apá, dónde los dilapidó Hacienda, en la bolsa de qué funcionarios públicos se quedaron, para financiar qué campañas oscuras?) y llegó al poder a través de todo tipo de fraudes (con Fox y Calderón) y, sobre todo, por encabezar él al narcotráfico, brindando protección al Chapo Guzmán (y si no, que se lo pregunten a Los zetas, a los Beltrán Leyva y a los Arellano Félix) y promoviendo así este negocio ilícito. Canalla, porque se ha servido del poder para, junto a las televisoras, corromper brutalmente la conciencia de millones de mexicanos y anestesiarlos ante la corrupción, negándose a reconocer la existencia del Estado bandido. Es decir un Estado, el canalla, le sirve y es la misma cosa que el otro, el bandido. Ni a cual irle.
Pd. Me ha rebasado el trabajo y ya no tengo la energía de mis remotos años mozos, razón por la cual me veo obligado a suspender mis colaboraciones periodísticas durante tres meses para poder salir del atolladero en que estoy metido. Nos leeremos para entonces.