sábado, 5 de noviembre de 2011

Lo más ético para los periodistas es dar a conocer su postura ideológica, señalan expertos

  • Debaten filósofos y periodistas sobre ética en el campo informativo
  • Coinciden en que el periodismo hace democracia al documentar luchas de los pueblos
  • El filósofo Luis Villoro pide que EZLN y Movimiento por la Paz negocien para un nuevo camino en México
  • Gerardo Suárez López
    El filósofo Luis Villoro habló ante centenares de estudiantes de la UNAM. Foto: Gerardo Suárez López
    México DF, octubre 12 de 2011.
    “Tenemos una postura, hay que defenderla, y lo más ético que podemos hacer es manifestarla a los lectores para que sepan desde qué perspectiva nos van a leer”, aseguró la periodista de La Jornada, Gloria Muñoz Ramírez, durante una conferencia para celebrar el segundo aniversario del portal informativo desinformemonos.org, del cual es directora.
    Explicó que un deber ético en el periodismo consiste en manifestar el enfoque con el que se escribe: “Soy periodista “de abajo” y de izquierda, léeme así”. De esa forma definió su trabajo y el de la página web a su cargo, la cual se encarga de cubrir las luchas por autonomía y derechos de los pueblos “para decidir su destino”.
    Asimismo, Muñoz Ramírez y Herman Belinghausen, también periodista de La Jornada y miembro del consejo editorial del portal mencionado, coincidieron en que los profesionales de la información tampoco pueden asumirse como plurales e imparciales, pues ni siquiera tendrían el tiempo suficiente para cubrir una gran cantidad de acontecimientos.
    “Es muy difícil cubrir tantos sucesos y movimientos y más cuando se trata de cubrir las luchas de “los de abajo” que a los grandes medios no les importan a menos que haya muchos muertos”, dijo ayer Belinghausen ante cientos de jóvenes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
    Refirió el caso de los movimientos indígenas porque son escasamente documentados en las grandes empresas mediáticas. “El poder tiene el dinero para hablar por sí mismo, pero al hablar de los movimientos indígenas nosotros tenemos que estar con ellos. Además, ellos no se equivocan ni mienten porque no se les ocurre mentir. No tienen la misma estructura de los políticos, de los cuales sabemos muchas veces que lo que dicen no es cierto”.
    Durante la mesa redonda, “Ética periodística”, Luis Villoro, profesor e investigador emérito de la UNAM, explicó que en las comunidades indígenas se encuentra un verdadero modelo de democracia directa, y no en la existencia de diferentes partidos políticos, a los que les resulta imposible lograr el bien común porque tienen valores diferentes. Por ello, sostuvo que hay que dejar de lado a la partidocracia para “hacer una democracia desde abajo, en directo, tal como se hace en las comunidades zapatistas de Chiapas y en otras zonas rurales”, donde todas las personas participan en la toma de decisiones.
    Reconoció que hay dos proyectos realmente democráticos en el país: el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en Chiapas, y el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, encabezado por el poeta Javier Sicilia, los cuales, dijo, deberían hacer una negociación para delinear “un camino nuevo en México”, sin olvidar que la sociedad debe organizarse.
    Arriba o abajo
    Belinghausen contó que quienes detentan el poder ven las cosas “desde arriba”. Desde esa perspectiva, las personas se ven como hormigas, dijo al hacer alusión a un cuento de Jean Paul Sartre. Entonces se les hace fácil disparar o borrar un estado completo, porque lucen insignificantes. Sin embargo, "cuando uno se pone al nivel de las cosas que ve el poder desde lo alto, uno se puede dar cuenta de que son mucho más grandes de lo que pensaban”.
    Por su parte, Fernanda Navarro, doctora en Filosofía, señaló que los medios de comunicación “pretenden adueñarse de la verdad confundiendo con el fin de controlar la opinión pública olvidándose de toda ética”. En este sentido, los medios parecen tener la capacidad de conferir existencia a un hecho, con lo que suplantan la frase de René Descartes “Pienso, luego existo”, por la frase “aparezco en la prensa, la televisión o la radio, luego existo”. En este escenario, las luchas indígenas resultan invisibilizadas o incluso criminalizadas, recalcó.
    A su vez, José Gil Olmos, reportero del semanario Proceso, consideró necesaria la aparición de otros medios como desinformemonos.org, para no creer todo lo que comunican aquellos que han conformado grupos de poder e incluso tienen bancadas en las Cámaras de Diputados y Senadores. “Hay que desinformarnos de la forma cómo los medios de comunicación han informado, o mejor dicho, han moldeado nuestra forma de ver las cosas”.
    En el evento también participó Krishna, integrante del Taller de Periodismo con Trabajadoras Sexuales “Aquiles Baeza”, quien planteó que si bien las trabajadoras sexuales buscan dignidad, los periodistas aún las ven como motivo de nota roja. Por ello, pidió a los asistentes hacer conciencia sobre su carrera: “¿quieren ser periodistas para ser protagonistas o para buscar a los protagonistas?”.
    La mejor forma para desinformar en el periodismo, concluyeron los ponentes, es contar las historias de las personas en lugar de resumirlas como cifras o enmarcarlas en una nota policiaca, pues la “responsabilidad social no está con el medio sino con la gente”.