domingo, 17 de octubre de 2010

La sexualidad perversa. Año bisiesto

Leonardo Bastida Aguilar
México DF, octubre 15 de 2010.
Desnuda y sentada en una silla, Laura espera pacientemente a Arturo. Suena el timbre, su libido se agita y cada acción de su acompañante exige más placer. De esta manera accede a un sinfín de prácticas sexuales que aumentan de complejidad en cada encuentro. Sentirse poseída sin límites es una de las acciones que más le excitan.
Después de migrar de Oaxaca a la Ciudad de México en busca de mejores oportunidades laborales y desarrollo profesional en el campo del periodismo, Laura escribe para revistas de negocios pero no siente que su vida sea provechosa. Recibe llamadas de su madre y le relata un mundo utópico ajeno a su solitaria realidad.
Su devenir transcurre entre espiar a sus vecinos, consumir comida enlatada, ver televisión y buscar sexo ocasional por las noches, el cual le decepciona porque nadie desea estar con ella. Una noche conoce a Arturo y logra saciar su apetito sexual mediante prácticas sadomasoquistas. A partir de ese momento su existencia gira en torno a la obtención de placer.
¿Qué sucede cuando una persona descubre tener gustos que nunca hubiera imaginado? ¿Acaso alguien puede definir qué es lo permitido y lo no permitido en torno a las prácticas sexuales? Son algunas de las preguntas planteadas por el realizador australiano-mexicano Michael Rowe en su opera prima Año bisiesto.
Galardonada con la Cámara de Oro -mejor opera prima- en la reciente edición del Festival de Cine de Cannes, Año bisiesto es una cinta que de acuerdo con Rowe “confronta a la idiosincrasia mexicana” debido a los temas que toca y a la apertura sexual que aborda.
Polémica por su planteamiento y con una mayor exhibición en Francia que en México –10 salas- , esta cinta recurre a la filmación en interiores y la exhibición de secuencias prolongadas con el fin de explorar las emociones de los actores.
Año bisiesto se exhibe en la Cineteca Nacional y cadenas de complejos cinematográficos.