domingo, 4 de julio de 2010

Testigo de un fradue

Agradezco a Federico Arreola y SDP noticias por la publicación y difusión de este artículo.

Despertar para ser testigo de una farsa, para llenar con sangre una boleta y dejar marcada una cruz que representa más, mucho más que un voto.

Veinte mil, veintidos mil, veintitres mil, la cifra sube sin tregua, como una animación, como un ranking de la tragedia que nos acerca al fondo de un abismo, el golpe certero, el que mata, llegará en segundos, eternos, pero segundos.

Despertar para ser testigo de una farsa, sangrienta.

Poco a poco el aroma de la muerte se hace familiar, una carcajada en el café se vuelve un oasis del infierno que azota el entorno, chiste de Maradona, chiste de Aguirre, apuestas por Alemania, por Holanda, por el milagro Uruguayo, ¿y cuando se acabe el mundial, en donde nos evadimos?

Un descabezado, dos, tres, cien, un infanticidio militar, un candidato muerto, un gobierno derrotado, inexistente, pusilanime, mediocre, falso, una camioneta sin placas, un cadáver más en la calle, el pánico, la que dicen paranoia, el terror, pues, me abofetea de vuelta a la mierda.

La democracia con AK47, la que nos ganamos, hacen cuestionar un voto.

Pirinola nacional: Todos se joden.

Me consuela que pronto, en segundos eternos, llegaremos al final del abismo, nadie quiere parar el golpe.